México D.F. Viernes 7 de mayo de 2004
La Universidad de Pau, Francia, impuso el honoris
causa a la periodista mexicana
Rescata Elena Poniatowska la crítica política
y social en AL
Académicos de tres continentes rinden homenaje
a su obra y a la escritura universal creada por mujeres Abrió
coloquio internacional con su conferencia La literatura que surge de
la calle
SILVIA LIDIA GONZALEZ ESPECIAL PARA LA JORNADA
Pau, Francia, 6 de mayo. Una vez más el
5 de mayo ocurrió el inevitable encuentro de franceses y mexicanos;
lejos de la sierra poblana, la épica se desarrolló al pie
de los Pirineos y el nombre heroico al comando de esta batalla de letras
femeninas le da una victoria más a la historia de México,
con la certera bayoneta tras la ingenua pluma de la escritora Elena Poniatowska.
La también periodista recibió el doctorado
honoris
causa de la Universidad de Pau, en Francia, en el contexto de un coloquio
internacional en el que académicos e investigadores de América,
Europa y Asia rinden homenaje a la obra de esta francesa-mexicana y a la
escritura femenina en el mundo.
Luego de las palabras de reconocimiento de Jean Michel
Uhaldeborde, presidente de la Universite de Pau et de Pays de L'Adour,
y de Roland Forgues, director del grupo investigador Andinica, Poniatowska
intervino con su estilo desenfadado y desnudo de poses, en diversos debates
sobre su propia obra, y compartió sus reflexiones respecto del valor
de la escritura femenina, en la apertura del acto.
Medio siglo de ejercicio literario
En perfecto francés, la descendiente de la nobleza
polaca, dictó en ese ambiente galo la conferencia inaugural La
literatura que surge de la calle.
La lengua materna de Victor Hugo, de Gustave Flaubert,
de Marguerite Duras y de ella misma, sirvió a la autora para recrear
imágenes lejanas a un bello romanticismo clásico: los estudiantes
inconformes, la represión, los militares, Tlatelolco, el 68 y las
tristes memorias sepultadas bajo los escombros del edificio Nuevo León
en el terremoto de 1985; la identificación con Jesusa Palancares
y todas esas voces que desde la ficción y la real periferia social
se han asomado en sus textos.
A 50 años del comienzo de un ejercicio profesional
reconocido en 1979 con el primer Premio Nacional de Periodismo otorgado
a una mujer en México, Elena Poniatowska representa para los estudiosos
reunidos en esta institución al sur de Francia, una de las voces
más relevantes para el rescate del testimonio, la crítica
política y social en América Latina.
Bajo el protocolo de togas negras y medallas como conclusión
de un procedimiento que llegó hasta instancias nacionales de este
país europeo, autoridades académicas reconocieron la labor
de la periodista mexicana, a punto de cumplir (el miércoles 19 de
mayo) 72 años de una vida tan novelable como las que ha proyectado
tanto en su trabajo periodístico como literario.
Como una Jesusa Palancares, una Rosario Ibarra, una Tina
Modotti o una Gaby Brimmer, Elena Poniatowska contó en este foro
parte de su historia, siempre ligada a la huella indeleble de la errancia
de sus padres: el príncipe frances Jean Poniatowski, descendiente
del último rey de Polonia y la mexicana Paulette Amor.
Dos medallas a la periodista
El encuentro internacional Escritura femenina y reivindicación
de género en América Latina comenzó el pasado miércoles
y concluye este viernes con una serie de homenajes, entre los cuales Helene
Elizabeth Louise Amelie Paula Dolores Poniatowska Amor recibirá
la medalla de oro de la ciudad de Pau y la medalla de la ciudad Bagnères
de Bigorre, también al pie de los Pirineos franceses.
Otras mujeres de las artes mexicanas como Rosario Castellanos,
Tina Modotti, Margo Glantz y Frida Kahlo fueron tema de ponencias discutidas
durante las primeras sesiones de este encuentro, así como la figura
de Rosario Ibarra de Piedra en las luchas sociales de México, desde
la óptica de estudios de académicos reunidos en el acto procedentes
de países como Perú, Colombia, Venezuela, Canadá,
Suiza, Austria, Finlandia e Israel.
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