México D.F. Lunes 26 de abril de 2004
El juego se inició con retraso porque ambos equipos vestían similar
Tres tantos de Lillingston dieron el triunfo a Tecos sobre Necaxa; rompió racha perdedora
DE LA REDACCION
Zapopan, Jal., 25 de abril. Eduardo Lillingston se echó a Tecos al hombro y con tres anotaciones su equipo venció ayer 3-0 a Necaxa, en el estadio Tres de marzo, donde el cotejo se inició con retraso debido a que los dos equipos vestían uniformes con rojo y blanco.
Lillingston marcó a los minutos 13, 60 y 66, aunque su equipo apenas llegó a 14 unidades y sigue en el sótano del grupo dos. No obstante, rompió una racha de tres derrotas consecutivas. En tanto, los dirigidos por Raúl Arias se quedaron con 20 unidades en el sector cuatro.
El silbante Armando Archundia se mostró inflexible y rechazó los dos uniformes de Rayos, pues en ambos predominaban los colores blanco y rojo.
Al principio Tecos se negó a usar su playera de visitante, pero al final cedió y guardó la ajedrezada en rojo y blanco, para vestirse de amarillo y arrancar el partido con 20 minutos de demora.
Contra lo que se esperaba de un equipo con ánimos de clasificar, Necaxa se mostró desconcentrado; Tecos aprovechó esa pasividad y con un planteamiento ofensivo, teniendo como puntas de lanza a Lillingston y Sebastián Abreu, acosaron la portería defendida por Rubén Ruiz Díaz.
Al minuto 13 Miguel Acosta salió con descuido y fue desarmado por un atacante que cedió para Abreu; éste vio mejor ubicado al ariete Lillingston y le dio pase para que por el centro fusilara a Ruiz Díaz.
Rayos no atinó a reaccionar, no salió del sopor y el marcador no se movió el resto del primer tiempo, sobre todo por errores ofensivos de la UAG.
En el complemento Rayos intentó reaccionar, pero recibió la segunda anotación como balde de agua fría. Pablo Metlich participó en la jugada tejida entre Abreu y Lillingston, avanzó por la izquierda y cedió hacia Eduardo, quien definió de zurda y con tiro bajo.
La confianza inundó a los dirigidos por el peruano Julio César Uribe, quien sonriente los animó a mantener el ritmo, hasta que una llegada por el costado derecho de Andony Hernández originó el tercer tanto; éste remitió un centro hacia el inspirado Lillingston, quien se tuvo que estirar para alcanzar a puntearlo.
Los desmoralizados Rayos deambularon los últimos minutos sobre la cancha, con el sol cayéndoles a plomo y a punto estuvieron de llevarse el cuarto tanto en la agonía del juego.
Fue otro disparo de su verdugo de la tarde, que pasó rozando la base del poste derecho.
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