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México D.F. Lunes 26 de abril de 2004
Profepa impide la labor de la etnia, acusan activistas
Autorizan a cucapás pescar en reserva de la biosfera
ROSA ROJAS
La etnia cucapás ganó un amparo -58/2004- para que las autoridades ambientales les permitan pescar curvina golfina en la reserva de la biosfera Delta del Río Colorado-Alto Golfo, en Baja California, lo que les había sido sistemáticamente impedido por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) pese a que desde abril de 2002 la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) había recomendado que se les dieran permisos, ya que es parte de sus tradiciones desde hace siete mil años y ellos cuentan sólo con 32 pangas para la actividad artesanal y capturan apenas dos por ciento de la pesca total de esa especie.
Poco antes de conocerse el amparo, "extrañamente" la Profepa retiró, desde el 16 de abril, toda la vigilancia en la zona con lo que está permitiendo que "600 pescadores furtivos se harten de pescar curvina echándole la culpa a los indígenas", denunciaron Raúl Ramírez y Lorena Rosas, ex funcionarios de la Procuraduría de Derechos Humanos (PDH) de Baja California, y Ricardo Rivera de la Torre, asesor legal de la Cooperativa Cucapá de Pesca.
En declaraciones por separado, criticaron al titular de la Profepa, José Luis Luege, quien durante una entrevista en un programa de televisión "lamentó que la justicia federal haya amparado a los cucapás y equiparó la pesca de los indígenas con la matanza de focas en Canadá", aunque, en cambio, no tomó en cuenta que el 2 y 3 de mayo se celebrará en San Felipe, Baja California, el Primer Torneo de Pesca de Curvina, organizado por el Comité de Turismo y convenciones de Mexicali, (Cotuco).
Rivera de la Torre señaló: "la pesca tradicional no pone en peligro a la curvina, como lo señaló la CNDH en su recomendación (8/2002) y en cambio los pescadores furtivos sacan entre dos y tres mil toneladas de pescado; nos preguntamos si también en el torneo organizado por el Cotuco va a haber operativos de la Profepa como los que ha implementado contra los cucapás".
Ramírez Baena y Lorena Rosas mencionaron que la citada reserva de la biosfera fue declarada por Carlos Salinas de Gortari en 1993 para proteger a la vaquita marina y la totoaba, no así a la curvina que no está en peligro de extinción.
Recordaron que la CNDH solicitó un estudio a la UNAM para conocer el impacto de la pesca cucapá en la zona núcleo del Río Colorado, y posteriormente el Centro Re-gional de Investigación Pesquera del CICESE en Ensenada, realizó un estudio de impacto ambiental que coincide con el de la UNAM, que revela que los cucapás pescan el 3.7 por ciento de la captura total en la zona de la reserva de la biosfera. Aún así -denunciaron- y pese a la recomendación de la CNDH, en el último operativo de la Profepa contra los cucapás les destruyeron chinchorros y avíos de pesca, ocasionándoles daños que sobrepasan los 250 mil pesos a indígenas que viven en pobreza extrema.
Ramírez Baena y Rosas agregaron que la CNDH recomendó a la Semarnat y a la Sagarpa que se delimite la zona núcleo de la reserva y con participación de los cucapás se restructure el plan de manejo de pesca en la misma, lo que fue aceptado por las dependencias "pero no lo cumplen, al contrario, Profepa, que depende de Semarnat, realiza extrañamente, múltiples operativos con la ayuda de la Armada, incluso vienen inspectores del DF para impedir que los cucapás pesquen en la zona núcleo de la reserva, a pesar de la recomendación.
"Los cucapás reclaman su derecho ancestral a la pesca, al trabajo, a la alimentación y, por si fuera poco, a sobrevivir, ya que actualmente solo quedan poco menos de 240 auténticos cucapás. La etnia está en riesgo de extinción sin que existan apoyos ni políticas federales, menos estatales y municipales, para preservarla", afirmaron.
Subrayaron que quienes ponen en peligro a la curvina golfina son los pescadores del Golfo de California, de Sonora, y del puerto de San Felipe, ya que capturan a la curvina antes de que desove. Ellos representan 92.5 por ciento de la captura "bajo la mirada complaciente de la Profepa".
La Profepa, indicaron, instala su campamento siempre a 100 metros de los cucapás, "a los que les levantan actas administrativas, les decomisan sus rudimentarios avíos de pesca, sus embarcaciones, el producto que pescan, les aplican multas y amenazas de cárcel, cuando viven permanentemente en la pobreza. Incluso aplican multas a quienes compran a los cucapás. El señor Luege, que nunca ha visitado esta región ni ha tenido una reunión con los cucapás, está muy mal informado: quizá actúe de buena fe, pero algo muy raro está pasando" porque "no es explicable esa agresividad de la Profepa contra los cucapás", aunque, comentaron Ramírez Baena y Rosas, se ha hablado de que existe interés de extranjeros por invertir en las tierras de los cucapás.
Rivera de la Torre detalló que en el amparo 58/2004 ganado por los cucapás, les permite pescar en la zona núcleo de la reserva y sin embargo "el procurador del ambiente dijo que el juez había fallado en su favor" cuando fue entrevistado en un programa televisivo.
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