México D.F. Lunes 26 de abril de 2004
María Luisa Calles llama a rechazar maíz transgénico
Dirigente campesina hondureña advierte sobre impacto del ALCA
MATILDE PEREZ U.
Los campesino latinoamericanos "debemos tener mano fuerte y dura" para frenar el proyecto del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), pues hay evidencias de que esos modelos neoliberales están dañando profundamente nuestra economía, "pero no podremos hacer nada si no se fortalece la unidad y coordinan los movimientos de resistencia", planteó María Luisa Calles, ex dirigente del Movimiento Coordinador de Organizaciones Campesinas de Honduras (Cococh). "Si todos nos ponemos al brinco, entonces lograremos muchas cosas", expresó.
Una de las luchas a enfrentar colectivamente es el rechazo a las semillas transgénicas de maíz, ya que ponen en riesgo a los especies criollas, abundó. "Mediante la organización Vía Campesina -en la que participan campesinos de todo el mundo, que preside el hondureño Rafael Alegría- hemos emprendido una campaña de rechazo a las semillas transgénicas. Tenemos que defender nuestros granos, principalmente el maíz, ya sin éste no podríamos vivir. Estamos en la obligación de hacer una alianza para defender lo que nos pertenece", abundó.
Invitada a la séptima Asamblea Nacional de Productores Agrícolas de Maíz, que organizó la Confederación Nacional Campesina, la también secretaria general de la Unión de Mujeres Campesinas comentó que en Honduras hay un movimiento campesino para rebelarse contra el gobierno, que está firmando tratados de libre comercio "que nos llevarán a la ruina, pues nuestro mercado será inundado con maíz subsidiado y ya no podremos vender el nuestro.
"El maíz -explicó- es el producto más tradicional de los campesinos hondureños: 46 por ciento de la superficie agrícola está destinada a la siembra de ese grano, pero el precio que pagan por él es insuficiente y los convenios firmados con Maseca y otras industrias procesadoras de harina no son la solución al problema. Desde hace ya varios años los campesinos sufren lo que nosotros llamamos el precio está a año muerto, es decir, por debajo de los costos de producción".
Otra de las fuertes batallas campesinas, particularmente de las mujeres en Honduras, es la tierra, manifestó durante la entrevista. "Las mujeres no tenemos acceso a la tierra. Nunca se ha escrito que hemos sido pioneras en apoyar las iniciativas de los varones y en actuar en los procesos de reforma agraria. Tampoco nos han otorgado derechos; nos han dejado sin pena ni gloria y eso ha venido a arruinarnos."
Recordó que desde la década de los años sesenta en Honduras (donde se estima que la mitad de sus poco más de 6 millones de habitantes viven en extrema pobreza y de ellos 55 por ciento son habitantes de las zonas rurales) ha habido leyes para "distribuir tierra a los desposeídos"; incluso en los años noventa el gobierno impulsó reformas con las que presuntamente aumentaría la inversión en la agricultura y habría seguridad en la tenencia, pero el fracaso es evidente, ya que actualmente siguen contabilizándose muertos por ese conflicto.
"El proceso de reforma agraria no tuvo los resultados masivos que esperábamos; se dieron las tierras, pero no se titularon, y ahora hay serios conflictos por esa falta de legalidad. Todavía hay muertos en la lucha por la tierra", concluyó.
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