NUMEROS | 26
de abril de 2004 |
La
productividad es la clave del crecimiento económico y con
él del
aumento de los ingresos de los trabajadores y de las utilidades de las
empresas. Son muchos los factores que en una economía compleja
inciden
sobre las condiciones de la productividad y, entre ellos, destaca el
costo y la calidad de los diferentes insumos que se usan en la
producción.
La energía eléctrica es un insumo esencial para la producción y representa una parte del gasto de consumo de las familias. Su precio está fijado por la Secretaría de Hacienda y no responde directamente a los costos de producción y distribución de la Comisión Federal de Electricidad y la Compañía de Luz y Fuerza del Centro. Responde, en cambio, a consideraciones de tipo fiscal asociadas con las necesidades de mayores ingresos públicos que no se obtienen por la vía de los impuestos. Esto significa que el precio de esta fuente de energía aumenta de modo constante y eleva el costo de producción y el gasto familiar. No representa, pues, un elemento favorable en el estado general de la productividad de la economía mexicana. Cuando esto ocurre, se reduce la capacidad de competir de las empresas tanto en el mercado interno como en el externo y se afecta el ingreso disponible de las familias. Las tarifas eléctricas en México son más caras que en Estados Unidos y Canadá, además, han tenido un incremento muy grande en los últimos cinco años, lo que contrasta con la tendencia a la baja que ha registrado la inflación. El mismo
comportamiento de los precios de la electricidad se aprecia en otros
energéticos como la gasolina y el gas. Todo ello compromete la
recuperación de la economía mexicana y, sobre todo, la
posibilidad de
acrecentar su competitividad en la economía global = |
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