México D.F. Jueves 22 de abril de 2004
Es obligación ineludible del Estado proporcionar
recursos para su funcionamiento, consideró
De la Fuente: la universidad pública debe ser
insensatamente independiente
Exigió que los poderes públicos desistan
de orientar el gasto de las escuelas de educación superior
JOSE GALAN
Al defender la autonomía de la universidad pública,
el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM),
Juan Ramón de la Fuente, afirmó ayer que el Estado cumple
mejor sus funciones al respetar las decisiones internas de las instancias
educativas que al entrometerse en ellas. Sostuvo que las escuelas públicas
de educación superior debe ser "insensatamente independientes" para
no dejar de ser la conciencia crítica de la sociedad, y consideró
que el gobierno federal debe aceptar y propiciar el desarrollo de las instituciones
del país que gozan de esa autonomía.
"Cuando
el Estado no respeta escrupulosamente esa situación, viola la autonomía
universitaria", dijo, y sostuvo que es obligación del Estado, "ineludible
a mi juicio", proveer los recursos necesarios para que las universidades
públicas cumplan con su tarea, y al mismo tiempo rindan cuentas
claras y transparentes de esos recursos, sobre todo ante el Poder Legislativo,
que los provee, pero "no se trata de que los poderes públicos nos
digan en qué usarlos, se trata de que conozcan oportunamente cómo
los usamos". De otra forma, "habría una violación clara a
la autonomía universitaria".
Sostuvo que la universidad pública de México,
al estar inmersa "totalmente" en el centro de los problemas de la sociedad
que la auspicia, tampoco puede plegarse a los intereses políticos
en boga, ni menos a las leyes económicas que hoy en día ejercen
una enorme influencia sobre la vida de los países. Consideró
que las universidades públicas no deben ser instituciones militantes.
Para preservar su misión académica, la universidad
debe mantener, fundamentalmente, los elementos principales que permiten
el desarrollo de la academia: la libertad, la autonomía y la independencia,
añadió. Ante la complejidad actual "es fundamental que la
universidad sea insensatamente independiente. Si pierde esa capacidad,
dejará de ser esa conciencia crítica que las sociedades requieren
forzosamente para examinarse periódicamente y encontrar mejores
caminos de desarrollo".
Si bien la academia es lo único que da sentido
a la universidad y le permite mantenerse como una institución viva
y vigente, independientemente de los cambios sociales y políticos,
su "compañera inseparable es la autonomía, porque sin ella
simple y sencillamente no puede haber libertad académica y la academia
sin libertad no es academia".
Sostuvo que el impacto de la autonomía universitaria
alcanzada por la UNAM, la Universidad de San Luis Potosí o la Universidad
Nicolaíta de Michoacán desde hace más de 75 años,
ha impulsado a otros organismos e instituciones de reciente creación
que requerían de esa independencia para cumplir cabalmente con las
obligaciones que la sociedad les encomendó: la Comisión Nacional
de Derechos Humanos, el Instituto Federal Electoral, el Banco de México.
"La autonomía, siendo tan esencial para nuestras
tareas, se convierte por otro lado en el hilo delgado en la relación
entre la universidad y el Estado, sobre todo en aspectos relacionados con
las instituciones", añadió.
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