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México D.F. Jueves 22 de abril de 2004
Orlando Delgado Selley
Otros déficit
Transcurrida un poco más de la tercera parte del año, los resultados que se esperaban para la economía mundial han empezado a corregirse al alza. El Banco Mundial estima un crecimiento de 3.7 por ciento, impulsado por el dinamismo de los países en desarrollo que lograrán un incremento de 5.4 por ciento. Para América Latina el organismo financiero prevé 3.8 por ciento, lo cual indica que perderá participación en la economía mundial, según ha venido ocurriendo en años recientes. Estos resultados optimistas enfrentan serios riesgos: el mayor es el probable aumento de las tasas de interés en los países desarrollados.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha advertido al gobierno de Estados Unidos que de mantener su déficit fiscal en casi 4 por ciento del producto de ese país, los intereses tendrán que crecer para evitar una crisis financiera. El otro déficit importante, el comercial, también impactará los niveles de las tasas de interés. Así las cosas, para los países en desarrollo los flujos de capital podrían seguir reduciéndose. Ya en 2003 cayeron 24 por ciento y este año, con los enormes déficit fiscales de los grandes países industrializados, destacadamente Estados Unidos, Francia y Alemania, el financiamiento podría encarecerse, lo que fijaría los capitales en esos países.
Dada esta dificultad, la recomendación de los guardianes de la ortodoxia imperial, el FMI y el Banco Mundial, es mantener la prudencia fiscal. A los países en desarrollo se nos pide reducir el gasto público para adecuarnos a un mercado de capitales con crecientes tasas de interés. Se ratifica que, en consecuencia, el déficit fiscal debe tender a desaparecer y sin riesgos. Lo que no entienden esos organismos es que los países como el nuestro enfrentan otros déficit de enorme relevancia que han permanecido desatendidos, porque nos hemos concentrado en lo que le interesa al FMI y al Banco Mundial.
A ellos lo que les importa es el crecimiento del producto y sólo recientemente han aceptado que les interesa más el comportamiento del producto per cápita, pero no dicen nada respecto del gasto público per cápita. En la Unión Europea, por ejemplo, la preocupación por la calidad de vida de la mayoría de la población ha impactado el gasto público, dirigiéndolo hacia el mejoramiento de los servicios. Por ello, para estar en condiciones de disminuir el déficit fiscal se requiere necesariamente crecer. El objetivo fundamental no es la estabilidad, sino el crecimiento económico y la creación de puestos de trabajo.
El nuevo gobierno socialista español ha empezado a precisar sus prioridades y las líneas centrales de su administración. Desde la campaña, Rodríguez Zapatero propuso modificar el destino sectorial del gasto público, aumentando el social, para corregir los enormes déficit que se enfrentan. En primer lugar, el déficit en vivienda provocó un aumento en los precios que ha hecho inaccesible la venta y renta de inmuebles. El nuevo gobierno se ha comprometido construir 180 mil viviendas a precios accesibles y crear un organismo público para controlar ese mercado. Otro importante déficit está en protección social, en el que España sólo gasta 20.1 por ciento de su producto, mientras en la Unión Europea el dato es 27.3 por ciento.
En México estamos en plena guerra mediática para determinar las candidaturas viables en 2006. Sin duda lo que más interesa a los medios es lo escandaloso, pero habría que empezar a discutir los temas que pueden ir definiendo qué es lo que está en juego. Obligar a los partidos políticos a precisar sus propuestas, iría diferenciándolos. La primera experiencia de alternancia en el gobierno federal ha demostrado que el gobierno del Partido Acción Nacional vino a hacer lo que el gobierno del Revolucionario Institucional hubiera tratado de hacer. Esto no es privativo de nuestro país. En Brasil, la dirección del Movimiento de los Sin Tierra ha planteado que eligieron un obrero que está haciendo lo que habrían hacho los banqueros.
Así que los déficit sociales importan. Mantener que lo que hay que privilegiar es el equilibrio presupuestario, es olvidar la responsabilidad central de cualquier gobierno. El español PSOE ha precisado en voz de Pedro Solbes, ministro de Economía y Hacienda y vicepresidente, que el objetivo de su gobierno es "incrementar su capacidad de crecimiento, con más empleo y más productividad", lo que requerirá "una situación presupuestaria equilibrada a lo largo de los ciclos". Este propósito sólo es conseguible con "sostenibilidad social, medioambiental y financiera". Primero lo primero: sostenibilidad social y, para ello, hay que reducir el déficit, pero el social. [email protected]
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