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México D.F. Lunes 12 de abril de 2004
El público, ausente
Se multiplican ferias alrededor de la México
LUMBRERA CHICO
Para ayudar a la viuda y a los huérfanos de David Silveti, sus amigos intentaron organizar una corrida en la Monumental Plaza Muerta (antes México), pero toparon con la insolencia del secuestrador del gran coso y tuvieron que replegarse a la querencia natural del malogrado rey de los ruedos y allí precisamente, en Salamanca, Guanajuato, montaron el festejo el sábado. Los reportes disponibles aseguran que Gastón Santos, por supuesto a caballo, cortó dos orejas; Eloy Cavazos, otras dos; Jorge Gutiérrez, una a cada ejemplar de su lote y, oh sorpresa, Alejandro Amaya, el protegido de Jorge Hank Rhon, le tumbó un apéndice a su primer enemigo y los dos a su segundo. Los bichos fueron de Marcos Garfias y, según los cables, ''cumplieron''.
Si la función se hubiese dado, como era lógico esperarlo, en el embudo de Mixcoac, habría disminuido el número de trofeos otorgados a los matadores, pero la familia Silveti habría recaudado más parné. Así, mientras el añejo edificio de Insurgentes continúa como rehén de su ''empresario'', éste, en sociedad con Ocesa, arrancó su serial de tres corridas y una novillada en la plaza de trancas La Ronda, que el propio sábado reunió en su arena a los máximos triunfadores de la reciente temporada de la miseria -Eulalio López, El Zotoluco, y Rafael Ortega-, quienes atrajeron sólo a dos mil espectadores.
Los toros de Fernando de la Mora, tal como lo predijo esta plana, salieron cayéndose y mansurroneando, menos el sexto de la tarde. En la plaza Jorge El Ranchero Aguilar, de Tlaxcala, con novillos de La Soledad, entre tanto, Hilda Tenorio volvió a armar el taco para cortar dos orejas, una a cada uno de los bureles que le tocaron en suerte. A su vez, un ibérico desconocido, José Luis Miñarro, dio vuelta al ruedo en su primero y obtuvo silencio en su segundo, al tiempo que Mariano del Olmo fue sacado al tercio en su primero y escuchó palmas tras la muerte del último del encierro.
Jaime Rangel, por su parte, hizo empresa en otra plaza de trancas, llamada El Pilar, dentro de la Expo Feria de Tlalnepantla, estado de México, y anunció una encerrona de Fermín Spínola con, otra vez, seis de Marcos Garfias. Pero el público lo devolvió a la realidad, porque horas antes del paseíllo no eran 20 los espectadores que habían adquirido boletos para el desafío. Ante ello, Rangel canceló todo arguyendo que el diestro se había ''intoxicado'', cosa que Spínola desmintió mediante un comunicado de prensa.
El balance, por donde quiera que se le vea, es patético. Cerrada la México, se multiplican las ferias en los alrededores de la ciudad, pero con las mismas ganaderías que el cacicazgo de Mixcoac mantiene vivas: Garfias, De la Mora, Funtanet (véase la crónica de Leonardo Páez) y La Soledad, como si no hubiera cientos de hierros más que mueren lentamente de inanición. Y ya que la oferta era tan poco atractiva, en todos los festejos mencionados hubo un gran total de menos de 10 mil espectadores, con lo cual se confirma que vivimos en tiempos de la postauromaquia mexicana.
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