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México D.F. Lunes 12 de abril de 2004
José Cueli
El Zotoluco
Un šolé! por El Zotoluco que firmó contrato para despachar los toros de Miura en la feria madrileña de San Isidro. Como en los versos del poeta sevillano Don Salvador Fernández Alvarez: canciones y guitarras, con tiento y temple, del amor y gracia son pregoneras; aguaduchos con barcos brindan posada; el sol, como una fragua, se desmelena y un majo -Zotoluco- de catite, calzón y chupa, bailara el tango en la sombra de una peineta. šEl asistente Arjona! La gente mira con respeto y cariño (šdelicias viejas!) A su lado va Cúchares... Aquella tarde dormirán dos claveles sobre la arena.
Empezaba el renombre de una vacada que después sufriría triste leyenda: Don Antonio Miura, silla, caireles, borren, bordado y potro con cuatro rizados šDehesa de Miura, donde los toros con la marisma brava, rumiando sueñan!
Una sombra de estoques sus ojos nubla y el instinto sus cuernos afila y tensa. El Zotoluco, maestro en la lidia de los famosos toros de Miura, les plantará cara, en la catedral taurina del mundo por primera vez, con andares de pasodoble. No es toro de ''pellizco'', no es estético, pero es torero por los cuatro costados y les cantará romances ganaderos de monte, desafiando su fama asesina.
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