México D.F. Lunes 12 de abril de 2004
Desde el miércoles, exposición
alusiva de 300 obras
Los diversos muralismos del Palacio de Bellas
Artes
El recinto marmóreo celebra su 70 aniversario
con una revaloración de los frescos que decoran sus paredes
MERRY MAC MASTERS
El
Museo del Palacio de Bellas Artes (MPBA) cuenta con una colección
permanente muy particular: el amplio conjunto muralístico que anima
sus paredes, deleite de las 10 mil personas que visitan el recinto cada
semana.
Con motivo del 70 aniversario del ''nuevo Teatro Nacional'',
se ha organizado una exposición en la cual los murales son protagonistas.
Incluso, algunas obras ''transportables" han sido desplazadas a la Sala
Nacional, donde cobran otras dimensiones, a la vez que proponen nuevas
lecturas.
Se trata de tres de los cuatro paneles del políptico
El
carnaval de la vida mexicana (1936), así como el panel
Revolución
rusa o Tercera Internacional (1933), ambos de Diego Rivera;
Alegría del viento o El ángel de la paz (ca.
1928), de Roberto Montenegro, y Piedad en el desierto (1942), de
Manuel Rodríguez Lozano.
El
traslado de las obras estuvo a cargo de personal del Centro Nacional de
Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble,
del Instituto Nacional de Bellas Artes, que limpió y restauró
las que lo requirieron.
Como no sólo se trata de presentar la versión
final de los murales, el proceso de ejecución se documenta mediante
trabajos preparatorios, como bocetos, calcas, dibujos y demás papeles
alusivos.
Quimera de los murales del Palacio de Bellas Artes,
integrada por más de 300 obras, será inaugurada este miércoles
a las 20 horas. Al mismo tiempo será abierta una muestra que reúne
trabajo realizado por los artistas que participaron en la exposición
Pintura
moderna, con la que se inauguró en 1934 el Palacio de Bellas
Artes junto con las galerías de arte contemporáneo del segundo
piso. El par de exhibiciones se distribuye en siete salas del inmueble.
Hubo murales que fueron hechos ex profeso para las instalaciones
arquitectónicas del Palacio de Bellas Artes, como Katharsis,
de José Clemente Orozco; El hombre contralor del universo,
de Diego Rivera, obra que recrea el desaparecido El hombre en el cruce
de caminos, del Rockefeller Center de Nueva York; el tríptico
Nueva
democracia, Víctimas de la guerra y Víctimas
del fascismo, así como Homenaje a Cuauhtémoc,
de David Alfaro Siqueiros.
En el mismo caso se hallan Nacimiento de nuestra nacionalidad
y México de hoy, de Rufino Tamayo, y Liberación
o La humanidad se libera de la miseria, de Jorge González
Camarena.
Las
ya mencionadas obras ''transportables'', hechas para otros escenarios,
fueron traídas con posterioridad por diferentes razones. Incluso,
como parte de los nuevos planteamientos que hace Quimera..., Mercedes
Iturbe, directora del MPBA, cuestiona que se siga llamando "murales" a
las obras que fueron separadas de los muros, como es el caso de las piezas
de Montenegro y de Rodríguez Lozano.
El
guión de Quimera... se divide en cinco núcleos temáticos.
El objetivo es abordar los murales como conjunto y no en forma individual.
O, como señala Karen Cordero, curadora de la muestra, mostrar ''los
diferentes muralismos que están presentes en el palacio'', así
como de ''un proceso que se da dentro de un contexto histórico y
social''.
También ''las diferentes formas de abordar el cuerpo,
de relacionar el ser humano con aspectos trascendentes, espirituales, universales,
con aspectos históricos de una precisión descriptiva, como
se hace en las obras que conforman el núcleo del cuerpo político''.
Y "el uso también del cuerpo como un elementos
expresivo de la fuerza muscular, de alguna manera como una metáfora
de las posibilidades del ser humano frente a una serie de circunstancias
de represión y autoritarismo que se vivieron en México, como
en otras partes del mundo, en varias de las épocas en las que fueron
realizados los murales''.
Los cinco apartados son: Los murales de Bellas Artes,
una construcción espacio-temporal, Un muralismo espiritual, El cuerpo
político, El cuerpo dinámico-expresivo y Construcción
de una nación.
Más allá de la muestra, se pretende que
haya un espacio permanente dedicado a la documentación en torno
a los murales.
Asimismo se prepara un catálogo con ensayos de
Carlos Monsiváis, Néstor García Canclini, Cordero
e Iturbe.
David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco y
Diego Rivera, los tres grandes del muralismo mexicano FOTO CORTESIA
DEL INBA
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