México D.F. Lunes 12 de abril de 2004
Desde la tarde del domingo un millón de turistas dejan las playas
La ola chilanga comenzó a retirarse de Veracruz
ANDRES T. MORALES CORRESPONSAL
Veracruz, Ver., 11 de abril. La población jarocha califica de ola chilanga a los miles de vacacionistas que provenientes de la capital del país, Puebla, Tlaxcala y México, suelen abarrotar esta ciudad y las playas locales durante la Semana Santa.
En estos días, el puerto de Veracruz se confirmó como un destino de asueto barato, donde con un gasto mínimo se disfrutan jornadas de sol costero, licor y mar.
En el puerto prevalece el llamado "turismo de jícama y horchata", que con el afán de pasear a bajo costo, arriba en vehículos propios -algunos hasta con 15 personas en una sola unidad- y por la noche se instala en hotel camarena (cama de arena) a lo largo del litoral costero, en casas de campaña, y cargados con enseres domésticos habilitan cocinas provisionales para no acudir a restaurantes.
Lejos siguen las expectativas de autoridades y empresarios locales para hacer de Veracruz un destino de primer mundo.
La derrama económica por el turismo es mínima debido a que la mayoría de los visitantes no consumen en restaurantes ni se hospedan en hoteles, menos van a las plazas comerciales.
Según el reporte oficial, llegaron a la zona conurbada Veracruz-Boca del Río durante Semana Santa entre 800 mil y un millón de turistas.
Las direcciones municipales de Tránsito y Vialidad estimaron que, en promedio, ingresaron 5 mil vehículos a ambas localidades durante las llamadas horas pico.
La mayor parte provino del Distrito Federal, Puebla, Tlaxcala y el estado de México. Durante el fin de semana, las calles y playas jarochas se convirtieron en el hábitat de miles de personas que prácticamente huían del estrés en sus respectivas ciudades.
"Unos días sin peseras, sin metro, sin robos, sin smog, sin Hoy no circula, sin videos ni Bejaranos", aseguraron viajeros sonrientes en referencia a los escándalos políticos que estallaron en marzo pasado.
Los más numerosos y entusiastas fueron los capitalinos y mexiquenses, vanguardia de lo que localmente se identifica como la ola chilanga . "Subimos a todos los chamacos, los abuelos y a mis hermanos a una combi y nos venimos desde Ciudad Neza hasta acá; somos 14 y con mil pesos pagamos el viaje", aseguró el comerciante Alberto Romero.
Al tour de Semana Santa tampoco faltaron mascotas, principalmente perros y pericos. "ƑCómo íbamos a dejar solita a Tofy?", preguntó una niña mientras acariciaba un perro que pretendía correr en la arena.
Algunos trajeron casas de campaña, otros las levantaron con palos y sábanas, unos más tendieron un cobertor en la arena. Todos huéspedes del famoso hotel camarena, sobre el litoral y sin costo, en donde cupo hasta el último miembro de la familia.
La playa y el mar veracruzanos se transformaron en habitación, sitio de esparcimiento, cocina, comedor y hasta en baño público.
La tarde del domingo la mayor parte de los visitantes del hotel camarena comenzaron a desalojar sus "habitaciones" y abarrotaron calles, carreteras y puentes de peaje rumbo al altiplano mexicano.
La ola chilanga comenzó a retirarse, dijeron entusiasmados los porteños.
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