México D.F. Martes 6 de abril de 2004
Grandes consorcios, los ganadores con ese modelo
Campesinos pierden independencia al cultivar por encargo: investigadora
KARINA AVILES
La agroindustria y la agricultura desarrolladas por los grandes consorcios han provocado que los campesinos y sus familias asuman por completo los riesgos de la producción, pero pierdan independencia sobre su trabajo, debido al control que los primeros ejercen al regular de antemano los precios, la calidad de los productos e incluso los créditos, advirtió Flavia Echánove Huacuja, especialista en abasto alimentario e investigadora del Instituto de Geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Explicó que la agroindustria y la agricultura "por contrato" -mediante la que los grandes consorcios vinculan a los productores locales con los mercados globales- son una forma de "apropiación industrial" en el proceso de explotación agrícola, que permite a las poderosas empresas tener un abasto continuo y transferir a los productores los riesgos de esta actividad tanto en términos climáticos como laborales.
El mecanismo "por contrato", añadió, también representa una de las modalidades por las cuales se ha dado una creciente subordinación de la agricultura a los agronegocios, además de que desempeña un papel central en la restructuración rural de varios países.
En México, explicó, se trata de un régimen al amparo del cual se produce principalmente caña de azúcar y tabaco; también, en menor medidad, se utiliza en los sectores avícola, porcícola, de frutas y hortalizas, así como de semillas y granos.
La pérdida de rentabilidad de la producción de granos básicos ha llevado a muchos agricultores nacionales a aventurarse en el cultivo de hortalizas por encargo. Otros factores que han contribuido al magro panorama son los bajos salarios, la liberación comercial, el régimen de tenencia de la tierra y la laxa reglamentación en el cuidado al medio ambiente, indicó.
Así, agregó, mediante el régimen de agricultura por contrato, las empresas ejercen también control sobre todo el procedimiento, para lo cual cuentan con personal técnico especializado.
La investigadora enfatizó que los principales compradores de los productos que se desarrollan mediante este régimen son las tiendas de autoservicio y los restaurantes de origen estadunidense, cuyos pedidos responden a los gustos y las preferencias de los clientes.
Añadió que en los países subdesarrollados la difusión del cultivo por encargo ha estado vinculada al dinamismo de las exportaciones de mercancías no tradicionales, entre las que figuran las frutas y las hortalizas.
De hecho, añadió, los envíos se han incrementado a partir de los años 80, con la creación de programas de ajuste estructural implantados por los gobiernos.
La especialista indicó que, no obstante las desventajas para los productores de hortalizas, el trabajo por contrato, la mediería, la renta de tierras y la emigración son estrategias para enfrentarse a políticas públicas, cada vez más adversas para el sector rural.
Ante dicha situación, subrayó la necesidad de un cambio institucional respecto de la valoración de los espacios rurales y sus actores sociales, que se refleje en un papel distinto del gobierno, en el que éste cumpla sus funciones obligatorias de apoyo y fomento al sector agrícola.
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