México D.F. Martes 6 de abril de 2004
Alicia Castellanos Guerrero coordina el libro
Imágenes del racismo en México
El racismo contra los indígenas, un tabú
oculto tras el mestizaje
El paternalismo que permea las políticas hacia
los pueblos indígenas, otro síntoma racista
Resultado de tres años de investigación
analiza siete zonas del país en seis apartados
ERICKA MONTAÑO GARFIAS
El racismo contra los pueblos indígenas no deja
de ser un tema tabú que se esconde bajo el concepto de mestizaje,
pero que se manifiesta en ámbitos que van del doméstico a
los discursos y políticas de Estado, expresa la investigadora Alicia
Castellanos Guerrero, coordinadora de Imágenes del racismo en
México.
El libro, coeditado por Universidad Autónoma Metropolitana
(UAM) y Plaza y Valdés, se divide en seis apartados que analizan
siete zonas del país: "Punto de partida", "Imágenes racistas
en ciudades del sureste", "Discriminación laboral y segregación
espacial en ciudades del sureste mexicano", "Visiones y discursos sobre
los rarámuri en la ciudad de Chihuahua", "La representación
indígena". "Formaciones imaginarias del racismo en la prensa" y
"Relaciones interétnicas en la ciudad de México".
En la obra también colaboraron los investigadores
Francisco Pineda, Dolores París Pombo, Loreley Servín, Aída
Isela González y Cristina Oemichen.
Imágenes
del racismo en México es el primer resultado de tres años
de investigaciones realizadas en colaboración con la UAM y el Conacyt,
señala la coordinadora. Seguirán otros trabajos, ya que la
información obtenida ofrece nuevos niveles de análisis como
son, por ejemplo, los discursos parlamentarios de seis congresos estatales.
"No agoto para nada el tema, pero creo que puede ser una
base etnográfica relevante para la reflexión teórica
de un fenómeno que ha sido tabú durante mucho tiempo en el
país, en el discurso social, el del Estado y en la academia".
Más que hablar de etnocentrismo, agrega, se trata
el tema del racismo: "siempre se ha negado la existencia del racismo hacia
los pueblos indígenas. Indudablemente también hay otros sujetos
racializados en la historia de México, pero los indígenas
son la población particularmente sujeta a distintas formas de exclusión
de carácter etnocéntrico".
Las raíces históricas del racismo provienen
de la época colonial y de manera especial del siglo XIX. Esas raíces
decimonónicas "son fundamentales para comprender las formas y expresiones
del racismo contemporáneo de los pueblos indígenas".
El racismo en México, añade la investigadora,
tiene una matriz cultural, biológica y discursiva; esta última
se advierte no sólo en los medios de comunicación, del Estado
o las elites, sino en el de los congresos estatales, "que son espacios
en los que se produce y reproduce un discurso que incide en políticas,
por ello son el espacio ideal de investigación".
Este aspecto de la vida social mexicana ha tratado de
ocultarse bajo el concepto de mestizaje; sin embargo, "sabemos muy bien
que ha sido un proceso que impuso a los pueblos indígenas una cultura,
una lengua, un sistema de valores y de relaciones; un sistema que ha buscado
disolver y destruir a partir de diversos mecanismos. No sólo es
el racismo al que estamos acostumbrados: el que separa y segrega.
"Asimismo, los discursos tienden a inferiorizar al indígena
al considerarlo atrasado, poco evolucionado; ahí están, por
ejemplo, las políticas que impulsó el Instituto Nacional
Indigenista. En los ideólogos del indigenismo encontramos un discurso
que promueve la disolución de diferencias, de valores, de la forma
de organización: la estigmatización en sentido más
amplio".
Esta situación se mantiene en el gobierno actual;
una de sus expresiones más claras "es la negación a reconocer
los acuerdos de San Andrés". El paternalismo que permea las políticas
hacia los pueblos indígenas también es síntoma de
racismo. Las prácticas racistas, subraya, han impedido la construcción
de una nación a partir de reconocer que somos pluriculturales y
pluriétnicos, no permite el reconocimiento de los derechos de los
pueblos indígenas, aunque el discurso del Estado cambió a
partir del levantamiento zapatista.
El racismo impide una convivencia democrática en
la construcción de un país que se beneficie del patrimonio
cultural de todos sus componentes, y los riesgos inmediatos "son no potenciar
la diversidad cultural. Con la reforma al artículo cuarto constitucional
se reconoce que somos una nación pluricultural, pluriétnica,
pero sólo reconoce derechos culturales y no ha transformado la política
del Estado hacia los pueblos indígenas".
Imágenes del racismo en México abre
puertas no sólo al análisis del fenómeno, sino a pensar
en mecanismos de combate al racismo como en cambios necesarios en el sistema
educativo, aunque, aclara: "no se trata de programas específicos
para los pueblos indígenas, sino de cambiar mentalidades, introducir
el conocimiento de la diversidad en los procesos tempranos de socialización
en todo el sistema educativo, aprender de todas las tradiciones y culturas".
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