Marco Rascón

Teorema mexicano

Tuvieron la oportunidad de la uni-dad y la tiraron. Tuvieron la po-sibilidad de mantenerse dentro del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y decidieron tomar un rumbo sin destino a merced de las perversiones priístas, el naufragio panista y los restos del sistema de partidos que flotan gracias a las prerrogativas y dádivas de la oligarquía.

Tuvieron la posibilidad de hacer de su congreso espurio un punto de referencia para enfrentarse al espejo y corregir los daños profundos que ellos mismos le infligieron y, sin embargo, con la soberbia infinita de las burocracias partidarias, decidieron que todo eso era suyo y que preferían sus intereses al precipicio del partido.

Efectivamente, el congreso de las corrientes, por su ilegalidad y la falta de ética, estaba entre la espada y la pared: prefirieron la pared, pues la espada significaba el valor para enfrentarse al sectarismo, la corrupción, los fraudes internos, la descomposición y el abandono de los compromisos con el pueblo de México. Renunciar para abrir, era lo mínimo, lo prudente, lo elegante, lo racional.

Los gritos de šunidad!, šunidad! no los hicieron hombres de convicciones, sino fieros y delirantes beneficiarios de la nómina y la nomenklatura, en pos de los supuestos votos que esperan para 2006 y que pretenden convertir en prerrogativas y ganancias. No obstante, lo único que hoy pueden ofrecer al aspirante es desprestigio y una referencia para restar votos.

Como han quedado las cosas, la lucha por la Presidencia ni ellos se la creen y se ha puesto en grave riesgo la continuidad del gobierno en el Distrito Federal ante la pésima estrategia para enfrentar los vicios que condujeron a la trampa. Lo que costó largas luchas por la democratización del Distrito Federal ha quedado en imágenes y minutos de odio recogido del montón de vicios que fueron acumulando las llamadas corrientes del PRD.

Ahí estaban las consecuencias del clientelismo, del pragmatismo, de los giros hacia la derecha, del pactismo y el fomento a la desmovilización social. Ahí estaba el resultado del aislamiento de los sectores que integraron desde el origen al PRD; de los sectores de izquierda, de la intelectualidad, de los trabajadores del campo, el mar y la ciudad; de los maestros y estudiantes; de los artistas y de los jóvenes. En los videos está el resultado de las alianzas, Ƒqué piensa un ciudadano de Oaxaca o Chihuahua cuando se llama a votar por el PRD y al mismo tiempo se acusa al PAN de "complot"? ƑDeben votar los ciudadanos por un partido sin rostro propio?

Solos, frente a su propia obra, los grupos facciosos pretendieron cerrar filas en torno a una nueva simulación y se han alejado definitivamente del PRD y sus principios.

El octavo congreso democrático, al deslindar -una semana antes y con base en los estatutos desconocer- al Comité Ejecutivo, al Consejo Nacional y a la Comisión Nacional de Garantías y Vigilancia, estableció las condiciones para reconstruir al partido desde abajo y entre todos, estableciendo formas de elección efectivas contra la formación estructurada de grupos y corrientes con el derecho pleno al faccionalismo y la división.

El congreso espurio, sin delegados electos y sin quórum legal, pretendió la gran mascarada de una supuesta autocrítica, pero no aceptó dejar en libertad al PRD para reorganizar la vida interna y nombrar una dirección con la legitimidad necesaria para convocar a la unidad con base en los principios y el programa originales del partido.

Los grupos y sectas en crisis demostraron al país que Leonel Godoy era de ellos y que los intereses se imponen sobre las convicciones. El presidente interino, pese a tener ante sí las condiciones para unificar al partido, decidió inclinar su posición en favor de los intereses de Jesús Ortega y Zambrano, de Amalia García y Raymundo Cárdenas, y de los restos de los otros grupos que no aceptaron ni siquiera discutir la propuesta de Cuauhtémoc Cárdenas.

Por segunda vez, Leonel Godoy se subordinó a las tribus que decidieron acabar con el "caudillismo" inventando otro que les deje prerrogativas, pues las corrientes perredistas tienen la cualidad del oportunismo extremo.

El PRD, paradójicamente, no son ellos y por tanto se ha tocado fondo, también para bien, pues hoy es fácil determinar que uno es el partido creado con un ideario vigente y otro son los grupos facciosos que no tuvieron ni siquiera el instinto para renovarse y decidieron acabar con su propia farsa.

Como en la película de Teorema, de Passolini, un desconocido llegó hasta el seno de una familia que se consideraba defensora de altos valores y cohabitó con la hija, la hermana, el hermano, la madre, el padre y la mucama. Luego desapareció dejando la parábola de que la virtud sólo existe cuando pasa la prueba de la tentación.

Carlos Ahumada fue el ángel-demonio de esta cuaresma, donde igualó en el pecado a las corrientes perredistas, a toda la clase política, futbolistas, empresarios y periodistas.

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