Lucido inicio de la Feria Taurina de Tlalnepantla con toros de Barralva

Tres orejas a Israel Téllez, premios por dos completas faenas; la última, en penumbra

También triunfaron El Zapata y Spínola Plaza con problemas para la lidia

LEONARDO PAEZ

Ojalá el autorregulado de la México mantuviera cerrada para funciones de toros la plazota que hace 11 años dice promover, por lo menos en lo que queda de este carnavalesco sexenio, y la destinara a festivales gruperos, tongos boxísticos y misas pontificales.

Sería una manera involuntaria pero eficaz de estimular a empresarios taurinos, modestos pero más imaginativos, a dar corridas y novilladas en los municipios conurbados del Distrito Federal, y volver a los tiempos de la sexta prohibición de estas funciones en la capital, del 11 de julio de 1917 al 16 de mayo de 1920, ordenada por el presidente Venustiano Carranza.

Así, el día que ciudadanos y autoridades de la entidad mexiquense se decidan a recuperar el rico taurinismo de la entidad, combinado con circuitos turísticos imaginativos y una auténtica filosofía de servicio, estado y municipios verán muy pronto los resultados.

En este sentido, el día de ayer dio comienzo la parte taurina de la Primer Expo Feria Metropolitana Tlalnepantla 2004, en el estado de México, entre la zona arqueológica de Tenayuca, el convento franciscano del siglo XVI y un importante desarrollo industrial y comercial.

Con una pobre publicidad y una deficiente información sobre el lugar y la hora de los festejos, hicieron el paseíllo Uriel Moreno El Zapata, Fermín Spínola e Is-rael Téllez, para estoquear un bien presentado encierro de la ganadería queretana de Barralva.

Seis ejemplares no sólo con presencia sino con tauridad, es decir, con bravura y estilo para dar espectáculo táurico, emocionante. Todos recargaron en el caballo y varios recibieron castigo de más.

La plaza portátil, cómoda para los espectadores, resulta demasiado incómoda para los lidiadores por lo estrecho de las troneras o entradas a las barreras, así como por los refuerzos de fierro que afianzan el callejón, por lo que varias veces los toreros se vieron en apuros. Otra sugerencia: que los festejos comiencen a las 16 horas para que la noche no agarre al tercer espada con su segundo toro.

Cuando el autorregulado de la México reitera que en nuestro país no hay toreros, es porque con su óptica y criterio taurinos no los quiere ver, pues legiones de figuras en ciernes lo desmienten cada tarde en ruedos de los estados.

Con el que abrió plaza, El Zapata realizó una lidia completa en los tres tercios, si bien el de Barralva, discreto de cabeza pero con claridad y recorrido, exigía más acoplamiento. Se retiró en silencio mientras los restos del astado eran aplaudidos en el arrastre.

Con su segundo, el tlaxcalteca se empleó a fondo, y más cuando sus alternantes ya traían sendas orejas en la espuerta. Luego de estar bien con capote y banderillas, toreó Uriel por erguidos y templados derechazos en tablas, culminando su faena con un estoconazo hasta las cintas, por lo que el público demandó las dos orejas, que fueron otorgadas.

Fermín Spínola, se enfrentó primero a un burel muy avanto, al que logró meter en la muleta a base de suaves e inteligentes muletazos, hasta conseguir una meritoria faena derechista. Se atracó de toro en el certero volapié y recibió la primera oreja. Con el quinto, cuando la tarde empezaba a pardear, quitó por lucidas caleserinas y cubrió con aseo el segundo tercio. Engolosinado, el de Atizapán alargó la faena a otro toro claro y con transmisión, malogrando su labor.

Israel Téllez quiere y puede, se gusta y gusta, desplegando una afición que contagia de inmediato a los tendidos. Cadenciosas verónicas, navarras y una larga cordobesa, banderillas alegres y una faena de enjundia y gozo por ambos lados, disfrutando cada suerte, para dejar una estocada en lo alto y cortar muy merecida oreja de su primero.

Y con el que cerró plaza, prácticamente a oscuras, más buen toreo de capa a un codicioso cárdeno. Luego Israel ofreció banderillas a sus alternantes y ejecutó derechazos luminosos muy bien rematados. Cobró un estoconazo fulminante y salió con las dos orejas, en triunfal vuelta en hombros con uno de los ganaderos. ƑQué no hay toros bravos y toreros buenos en México? Sólo si no los quieren contratar.