México D.F. Domingo 28 de marzo de 2004
El espectáculo evoca la dualidad del
espíritu humano
Caótico estreno de Rebis, el acto del andrógino
El Teatro Lírico, reabierto con ese montaje de
Circo Raus
ANGEL VARGAS
Entre caótico y accidentado fue el estreno del
espectáculo Rebis, el acto del andrógino, con el cual
el viernes se reinauguró el Teatro Lírico, en el contexto
del 20 Festival de México en el Centro Histórico.
Profunda
era la expectación por este nuevo montaje de la compañía
Circo Raus, encabezada por Israel Cortés. Desde casi una hora antes
del comienzo de la función el público se arremolinaba ya
a las afueras del céntrico recinto.
Sin embargo, varios fueron los contratiempos que se presentaron
en el transcurso de la velada, la mayoría imputables a la falta
de organización o comunicación entre el personal del teatro
y el de la compañía.
De entrada, los espectadores debieron esperar media hora
más del horario anunciado para poder ingresar en la sala. Problemas
técnicos, así, sin precisar, fue la justificación
que se dio para el retraso.
Una vez dentro, el santo siguió de espaldas para
el grupo mexicano y su puesta en escena. Un sinfín de problemas
técnicos se presentaron desde principio a fin de los más
de 90 minutos de duración de la obra.
Los más evidentes fueron los relacionados con el
sonido, al suscitarse recurrentes tronidos en las bocinas y altibajos en
el volumen, incidentes que resultaron molestos, distrajeron la atención
e impidieron apreciar del todo la música compuesta ex profeso
para el espectáculo, tocada en vivo por su autora, Renata Wimer.
La iluminación en varias ocasiones no coincidió
o no se sincronizó con las actuaciones. Y trascendió que
de último momento y sin mayores explicaciones decidió suprimirse
una escena que requiere el uso de un trapecio.
Ya sobre el escenario, los actores Magdalena Stulgis y
Bruno Castillo encarnaron a un par de seres, Serafita y Serafitus, para
evocar lo mismo la tragedia del amor imposible y la dualidad espiritual
de los seres humanos que "la monstruosidad de un ser hermafrodita, andrógino".
Las acciones son situadas en atmósferas místicas
de tipo oriental, tanto por la música, el maquillaje y ciertos aspectos
del vestuario, como por el manejo del tiempo y el espacio que permite la
danza butoh.
Conforme avanzó la obra, varios espectadores dieron
muestras de fastidio, ya fuera moviéndose a cada momento sobre su
lugar, re-
soplando o acomodándose lo mejor posible para tratar
de echarse una pestañita.
Algunos de plano ya no aguantaron y, faltando 20 minutos
para el final, decidieron salir de la sala, dejándola casi vacía.
Entre los que decidieron claudicar, no pocos se quejaron
de la lentitud de la obra, de las malas condiciones del sonido y del poco
volumen de voz utilizado por la actriz. También criticaron las condiciones
del inmueble y cuestionaron su reapertura: "aún hay muchas cosas
sin arreglar, muchas secciones no tienen luz y las butacas, además
de sucias, han de tener alguna alimaña, porque hasta ronchas me
sacaron".
Este domingo, a las 18 horas, será la última
función de Rebis, el acto del androgino como parte del mencionado
festival. De manera extraoficial, se dijo que en fechas próximas
será repuesta en un teatro del Instituto Nacional de Bellas Artes.
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