México D.F. Sábado 27 de marzo de 2004
Simultáneamente representan una obra
y cocinan para la audiencia
Chefs, las nuevas estrellas de Broadway
Es una variante de teatro de la realidad y se presenta
hasta en casas particulares de NY
REUTERS
Nueva York, 26 de marzo. Es posible que el concepto
de café teatro no vuelva a ser el mismo para los que están
sedientos de un tipo de entretenimiento excéntrico.
En clubes nocturnos, teatros en las afueras de Broadway
e incluso en casas particulares de Nueva York, actores y chefs cocinan
delante del público. Y la audiencia se está comiendo lo que
cocinan.
Entre los espectáculos estrenados recientemente
se encuentra Chef's Theater, en donde los actores cantan y cocineros
famosos preparan sus platillos en el escenario.
Asimismo, se estrenó un espectáculo de percusión,
llamado Cookin -con cocineros coreanos que recrean una tormenta
mientras preparan una parrillada para una boda- y una obra en una casa
particular, llamada Mamas Knishes, en la que se ve a un hombre joven
vestido como una señora madura que enseña a preparar un platillo
judío, conocido como knishes de papas.
Los amantes del teatro asistieron el año pasado
a la puesta en escena de Dinner with demons, trabajo autobiográfico
del columnista culinario Jonathan Reynolds, quien acostumbraba freír
un pavo en el escenario durante su monólogo.
Esta forma de teatro de la realidad dista mucho de los
espectáculos musicales, las comedias de enredos o las historias
de misterio que suelen presentarse en café-teatros suburbanos.
Entre la religión y los platillos voladores
The last supper (La última cena)
-espectáculo combinado con servicios religiosos, en el que se sirve
a la audiencia un guisado de cordero- está llegando a su fin después
de dos años en el escenario de una gran nave con bancos de iglesia
y una cocina central.
Tal
vez el título más adecuado para la obra de Ed Schmidt sería
The lost supper (La cena que no fue), porque Schmidt se da
cuenta de que alguien puso equivocadamente en el congelador la carpa que
compró para la cena y, por lo tanto, el pescado está duro
como una roca.
El público ríe con ganas cuando Schmidt
golpea el mostrador de la cocina con el pescado congelado y exclama: "¡Ay,
no!"
A la audiencia, que se espera ponga entre 50 y 70 dólares
en un sobre como "donación" por la cena y el espectáculo,
se le hace creer que la comida se ha arruinado.
Schmidt ordena unas pizzas, pero su teléfono suena
posteriormente y le comunican que el hombre que hace el reparto fue a la
calle 27 del este de Nueva York y no a la calle 27 del oeste, donde se
encuentra la nave teatral.
"Hay algunas noches donde todos caen en la trampa. Y algunas
otras en las que nadie parece creer el cuento", dijo Schmidt.
Al final del espectáculo, cae una cortina que deja
ver mesas con candelabros y un guisado de cordero, ensalada, pan de romero,
postre y abundante vino.
En el teatro Minnetta Lane, en el bohemio barrio de Greenwich
Village, los mismos productores del espectáculo Stomp, que
lleva 10 años en cartelera, presentan Cookin.
Cocineros coreanos cortan verduras con cuchillos, se pelean
con alimentos y lanzan platos al aire en una forma que, según un
crítico de teatro, demuestra un "extraordinario virtuosismo". El
show, importado de Corea del Sur, integra la comedia, los bailes,
las acrobacias y la percusión.
"Da miedo, porque las manos se mueven muy rápido
mientras cortan cebollas, zanahorias, repollos y pepinos", dijo el productor
Marc Routh. "La comida va volando y los ritmos son muy excitantes. Llega
un momento en que se convierte en un gran alboroto", agregó.
En The supper club, ubicado en el distrito teatral de
Manhattan, una audiencia de 300 personas pueden ver Chef's Theatre,
donde actores de Broadway cantan y cocineros famosos preparan sus platos
en una lujosa cocina sobre el escenario. La propia cocina del club hace
el mismo menú para la audiencia.
Nuevas estrellas de rock
Entre los cocineros anunciados figura Michael Lomonaco,
ex jefe de cocina de Windows on the World, que estaba en el World Trade
Center -las Torres Gemelas destruidas por los ataques del 11 de septiembre
de 2001-, quien ahora dirige un espectáculo en el restaurante latinoamericano
Noche.
"Creo que Julia Child nos mostró a todos que no
debemos tomarnos muy en serio a nosotros mismos", expresó Lomonaco.
Sin embargo, los productores dijeron que esperan que los
asistentes paguen unos 125 dólares por una noche de comida y canciones,
ya que los grandes cocineros se han convertido en las "nuevas estrellas
de rock".
David Wise cobra 800 dólares por presentar su show
en casas particulares durante los fines de semana (600 dólares entre
semana). Este actor de 26 años se viste como una mujer y realiza
su acto de 90 minutos en las cocinas y salas de los hogares, fingiendo
que está en 1938 y que la reunión transcurre en Brooklyn.
A los participantes se les enseña a preparar knishes
de papa, mientras Wise narra anécdotas familiares con un acento
judío.
"¡Vayan a lavar sus manos!", indica a un grupo de
personas de mediana edad en una sala en Manhattan.
Después Wise comienza el proceso de hacer una bola
con un pedazo de masa, en cuyo interior coloca un poco de papa para darle
forma de tronco a los pequeños knishes rellenos.
Hacia el final de la noche, el aroma de los knishes
en el horno invade la sala. Cuando están listos, Wise los trae bien
calientes en una bandeja, que la audiencia recibe con una exclamación
colectiva.
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