México D.F. Sábado 27 de marzo de 2004
Giróscopo muestra mi evolución
musical, asegura el compositor y arreglista
Tras 22 años de ''trabajar para otros'', Omar
Guzmán presenta su primer disco
Lamenta que no se fomente desde el jardín de
niños la sensibilización hacia las artes
MARIANA NORANDI ESPECIAL
Hace el trabajo que no se ve, pero el que exige ser escuchado.
Su obra es amplia y versátil, resultado de un oído nutrido
de infinidad de ritmos que ha ido recolectando por todos aquellos países
a los que ha llevado su música. Compositor, director musical, arreglista
y productor, Omar Guzmán (México, 1955) es de esos artistas
fructíferos, incansable en ideas, que vive el proceso de composición
como un acto amoroso. Durante 15 años (1982-97) fue director musical
de la cantante Eugenia León, a la que le produjo varios discos y
compuso arreglos que permanecerán imborrables en nuestra memoria
musical, como el que realizó a Un mundo raro y del que Lola
Beltrán expresó: "con ese arreglo, esta canción ganó
100 años más de vida".
Pero si la mancuerna León-Guzmán funcionó
como un sólido eslabón creativo, este compositor encontró
a alguien con el que establecería otra fértil relación
artística: Jaime Humberto Hermosillo. A este director cinematográfico
le musicalizó gran parte de su obra, obteniendo dos Arieles por
sus composiciones para las películas Escrito en el cuerpo de
la noche (2000) y Exxxorcismos (2002).
En su faceta de productor discográfico, Guzmán
ha trabajado con intérpretes como Lluvia Rey, Georgina Meneses,
Armando Rosas y Susana Harp. Desde hace cinco años se encarga de
la dirección musical de la cantante Rocío Dúrcal y
es asesor de la obra de Francisco Gabilondo Soler Cri Cri. Ahora,
después de haber trabajado durante tantos años "para terceros",
decide sacar un disco instrumental de su propia autoría, en el cual
desempolva diferentes piezas de su trayectoria musical y nos pasea por
casi dos décadas de su composición.
El
disco, titulado Giróscopo, es un convergir de influencias
musicales y experiencias personales que invitan a dejarse llevar por distintas
sensaciones. Con un evidente cimiento clásico y academicista, predomina
el sonido de los sintetizadores que amalgaman con naturalidad instrumentos
tan diversos como el oboe, la marimba o la zampoña. Por la música
de este compositor transitan imágenes, casi cinematográficas,
que transportan por diferentes geografías musicales, apeándose
inevitablemente en los ritmos tradicionales mexicanos, vistos por Guzmán
como un filón creativo todavía poco explorado por nuestros
músicos.
Omar Guzmán es un hombre sencillo, amable y tremendamente
inquieto. Interesado no sólo por la música, sino por su entorno
social e histórico, nos habla acerca de sus vivencias musicales.
Su expresión coloquial, por momentos, es contaminada por un elevado
grado de tecnicismos, ininteligibles para los que no entendemos de síncopas
y compases. Pero su plática, sin lugar a dudas, refleja una vida
entregada a la música.
-Después de haber producido tantos discos para
otros, ¿por qué esperar 20 años para sacar un trabajo
personal?
-Empecé a componer en 1977, de hecho la primera
pieza del disco es de 1978, pero luego me metí en miles de cosas
y no movía mis composiciones. Más tarde conocí a Eugenia
León y guardé en el cajón lo que había grabado
porque ese proyecto con ella empezó a caminar muy fuerte, me gustaba
y me absorbía todo el tiempo. En 1992 empecé a componer para
cine y a trabajar mucho como arreglista, eso pospuso el disco.
-¿Qué representa ahora este disco?
-Es parte de lo que he hecho en 20 años. He evolucionado
y, musicalmente, ya no pienso así, pero creo que son composiciones
frescas y vigentes.
-En este disco predomina un sonido electrónico,
¿qué relación ve entre la actual música electrónica
y lo que usted presenta en este trabajo?
-No veo relación. En aquel entonces era muy difícil
tener acceso a grupos de cámara, entonces decidí empezar
con piezas electrónicas pero con un sentido orquestal y de composición.
Lo de ahora está metido en un ritmo computarizado muy cuadrado y
no tiene partitura para que pueda ser tocado por cualquier músico.
-Giróscopo es un disco complejo de definir,
¿cómo lo define usted?
-La música es tan abierta y abstracta que es imposible
definir. Yo tengo influencias rítmicas de la música mexicana,
del jazz, del rock de los 70, del tango, del barroco y de toda la música
que escucho.
-Su trabajo como director musical y productor se ha enfocado
mayormente en voces femeninas, ¿es una opción o una casualidad?
-Lo que ocurre es que en México, a pesar de tantos
millones de gente, no hay muchos cantantes hombres que se dediquen a interpretar
canción. Después de lo importante que fueron el bolero, el
danzón y el mambo mexicano, al llegar el rock, en los años
60, se da un parteaguas y se empiezan a hacer versiones en español
de cantantes como Elvis Presley. Ese vacío no se ha recuperado.
-¿Qué le ha dejado la canción?
-La canción es muy fuerte, sobre todo por la catarsis
que puede llegar a desatar con el público. A diferencia de la música
instrumental, que requiere de otra actitud para escucharla y de más
esfuerzo para entender su lenguaje, la canción es muy directa porque
el texto atrapa.
-¿Qué cantantes actuales le gustan?
-Estrella Morente me hizo llorar en Madrid. También
me gusta mucho la brasileña Leila Pinheriro. De México, es
una pena, pero hay muy pocos.
''La música puede echar a perder una película''
-¿Cómo vive el proceso de composición
cinematográfica?
-En el cine la música es lo último que se
hace y, por lo general, a las carreras. A mí me dan la película
en video y me concentro en los diálogos. La música en cine
tiene que ver con el contexto histórico de la película, con
las locaciones, la temática, el género y tienes que meter
la música como un personaje más. Para mí la música
en el cine es un personaje que camina entre los otros personajes, entre
sus silencios y espacios.
-Casi toda su obra musical cinematográfica ha sido
para películas de Jaime Humberto Hermosillo, ¿qué
le parece ese director?
-Un tipo atrevido, audaz y muy valiente. Respeto profundamente
su trabajo y me identifico con lo directo y fuerte que dice las cosas.
A veces su cine es difícil y me ha puesto en situaciones complicadas
porque tienes que ser muy autocrítico si quieres imaginar música
para algunas de sus escenas.
-¿La música en el cine tiene que asumir
la visión crítica del director o se puede mantener como un
elemento neutral?
-Tiene que estar a la par de lo que está proponiendo
el director porque, si no, puede echar a perder la película.
-Usted ha compuesto música para concierto, danza,
teatro y cine. Es arreglista y productor discográfico. Tras tantos
años de contacto con diversas expresiones culturales, ¿cree
que existe un proyecto cultural en México?
-No, porque las cosas se hacen de una manera desbalagada.
Debería haber un proyecto profundo que empezara desde el jardín
de niños y que fomentara la sensibilización del infante hacia
las artes. Que se les pagara más a los maestros para elevar el nivel
que tienen. Que en las primarias no pongan a Tatiana en las fiestas de
fin de año porque tenemos artistas como Cri Cri, que son
importantísimos dentro de nuestra tradición. La cultura hay
que replantearla de una manera distinta. De parte de las instituciones
culturales hay poco apoyo y mal repartido. Por ignorancia, sus directivos
tienen mucha falta de visión para valorar y difundir nuestro pasado
artístico. Los libros de texto de las primarias deberían
incluir a músicos como Silvestre Revueltas, Carlos Chávez
o Pablo Moncayo, porque no se conocen. Nuestro pasado artístico
se debe difundir para que prevalezca, nos enriquezca y genere nuevas propuestas.
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