Niega que vaya a modificar su programa antidelincuencia; ''no hay otro''

Desestima Ebrard críticas de ombudsman

Alvarez Icaza apremia a combatir abusos contra ciudadanos, tal y como se hace con la corrupción

MIRNA SERVIN

Ante las críticas externadas por la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), el titular de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), Marcelo Ebrard, sostuvo que no va a cambiar la orientación de su política en materia de seguridad, "simple y llanamente porque no hay otro método para reducir el índice delictivo".

El jefe de la policía capitalina minimizó el número de quejas reportadas en el informe de Emilio Alvarez Icaza, titular de la CDHDF, ante legisladores, el jueves, ya que, dijo, se incrementaron en 72 por ciento los arrestos por robo y en cambio el número de quejas sólo aumentó 6 por ciento.

''Quiere decir que no hay ninguna proporción entre el número de quejas y el aumento de la actividad de la policía", aseguró Ebrard.

No obstante, Alvarez Icaza, en entrevista posterior, respondió que la forma de enfrentar el problema no es minimizar o negar las violaciones, ya que esta posición no contribuye a solucionar la situación.

El ombudsman capitalino detalló que en el caso de las detenciones arbitrarias se ha reportado una tendencia a la alza. Argumentó que en 2001 se registraron casi 200 quejas; en 2002, 399, y en 2003, 447.

Alvarez Icaza aceptó que la rendición de cuentas que marca que estas prácticas se repiten ocasiona cierta incomodidad, pero que es labor de la comisión señalarla y que la actitud deseada es que las autoridades capitalinas encabecen una cruzada contra la violación de los derechos humanos.

''Lo que estamos esperando del jefe de Gobierno, del secretario de Seguridad Pública, del procurador capitalino, y de todos los funcionarios, es que encabecen la indignación contra la violación de los derechos humanos y le den lucha, tal como lo han hecho contra la corrupción", enfatizó.

Dimes y diretes

Por la mañana, durante el inicio de un programa contra los grafiti en una secundaria de Azcapotzalco, Marcelo Ebrard dijo que la próxima semana daría a conocer una respuesta detallada a la comisión sobre las presuntas quejas que la dependencia tiene en su contra.

Dijo que estudiarían las cifras que revelan la existencia de 651 quejas en su contra y que analizarían con qué evidencia se sustentan, ya que en muchas ocasiones, sostuvo, son quejas que no cuentan con suficientes bases.

''Yo entiendo desde luego que él (Alvarez Icaza) puede tener sus opiniones, por supuesto; pero de eso a señalar que se está actuando por encima de la ley, en contra, o violando derechos humanos en programas, me parece que se está extralimitando."

Sin embargo, el presidente de la CDHDF reiteró que se siguen investigaciones, que por derecho todavía no puede dar a conocer en detalle, contra varios agrupamientos especiales de la SSP.

Alvarez Icaza insistió en que más que entrar "en dimes y diretes" respecto a las quejas, el asunto sustantivo es sumar esfuerzos para evitar que en la ciudad haya violaciones a los derechos humanos.

El fenómeno de la lucha contra la violación de los derechos humanos, subrayó, debe ser muy similar al de la lucha contra la corrupción.

"Cuando se detecta un acto de este tipo, no se dice: 'todo el gobierno es corrupto'; la respuesta de la autoridad, generalmente, es sancionar al culpable, iniciar el procedimiento correspondiente y tomar medidas para que no se repita. Eso es lo que nosotros estamos esperando de la autoridad."

Coincidió con el jefe de la policía capitalina en que los delincuentes deben ser presentados ante el Ministerio Público. No obstante, señaló que aunque la ciudadanía espera actos contra la delincuencia, la mejor manera de hacerlo es respetando la ley.

"No se puede cometer delitos para combatir el delito, porque si no es un sinsentido. Lo que se requiere es respetar el ámbito de competencia de otras instancias porque la ley prevé un equilibrio de funciones", puntualizó.

Alvarez Icaza especificó que, en el caso de la ciudad de México, las violaciones a los derechos humanos no se inscriben en una operación de Estado. ''No es como en el pasado, cuando hubo una guerra sucia y la tortura era una forma de contener a la disidencia".

Sin embargo, enfatizó, se encuentran agentes que practican la tortura con fines de corrupción, extorsión y fabricación de culpables, prácticas contra las que todas las autoridades deben emprender una cruzada para combatirlas.