Cozumel: magnate evade responsabilidad en homicidio

El dueño de Comercial Mexicana, involucrado en la muerte de una inglesa; sentenciaron a su mozo

BLANCHE PETRICH

Jean MacColl, una dama inglesa que perdió a su hija Kirsty el 18 de diciembre de 2000 cuando fue arrollada por una lancha rápida, en Cozumel, estuvo las últimas dos semanas en México buscando claves que le permitan cerrar el duelo por el deceso de la cantautora.

Rastreó el irregular expediente de la investigación que hizo el Ministerio Público Federal de Cozumel, encontró indicios para demandar la atracción federal del caso y buscó alivio con una emotiva ceremonia en el mar, cerca de los arrecifes donde ocurrió el accidente. Pero no obtuvo una mínima satisfacción que consideraba elemental: ver y hablar personalmente con Guillermo González Nova, dueño de la cadena de tiendas Comercial Mexicana, quien iba a bordo de la lancha -Percalito, de su propiedad- en el momento de la tragedia.

Ese 18 de diciembre marcó la vida de Louis y Jaimie (entonces de 14 y 15 años), los hijos de la cantante, que buceaban con su madre en ese momento en el parque nacional de Chancanaab. Lanchas rápidas como la de González Nova -testigos aseguran que viajaba a 20 nudos; los dueños aseguran que apenas a uno- están prohibidas en el área de los arrecifes, que son aguas federales destinadas al buceo turístico.

Ante los hijos de Kirsty, impactados por la escena de su madre destrozada y el agua ensangrentada, y uno de ellos herido, González Nova prometió hacerse cargo de la situación y asumir plena responsabilidad por los hechos. Pero su promesa no se sostuvo ni 24 horas. Al día siguiente, cuando la autoridad portuaria y el Ministerio Público Federal de Cozumel iniciaron la investigación del caso, el adinerado empresario no dio la cara. En su lugar compareció un joven maya encargado del mantenimiento de la lancha, Juan José Cen Yam, quien ni siquiera tenía licencia para manejar una nave de esa potencia y nunca había tomado el timón.

"Me han dicho que es un hombre tan poderoso que por ningún motivo iría a la cárcel. Pero en el caso de la muerte de Kirsty, su honor está en duda, algo que no creo que sea particularmente conveniente para un caballero mexicano", señala Jean MacColl en entrevista.

La familia de la artista británica, quien al morir tenía 41 años, está convencida de que los González Nova dispusieron de su empleado, Cen Yam, como chivo expiatorio. De hecho, el juez de primera instancia de lo penal, en Cozumel, emitió un fallo en abril del año pasado declarando al mozo homicida culposo y ordenando un pago de 26 mil pesos por reparación del daño y una pena de prisión de dos años, conmutada por el pago de mil 200 pesos de fianza. Cen Yam apeló ante el tribunal de justicia pero extrañamente en agosto retiró la inconformidad. A la fecha nadie, ni los patrones del joven cozumeleño, han desembolsado un quinto.

El 12 de marzo, Jean MacColl y su abogado Demetrio Guerra acudieron al MP de Cozumel para analizar el expediente. Descubrieron, entre otros detalles, que Cen Yam, quien se identifica como marinero, reconoció no haber recibido entrenamiento para conducir lanchas de la envergadura de Percalito, la nave que mató a la compositora.

"He sabido -dice la madre de la víctima- que el supuesto conductor, al ser examinado, no supo distinguir derecha e izquierda, desconocía el término nudo para medir la velocidad de navegación, nunca había tenido en sus manos el timón de una lancha como esa y aseguró que no vio a los buzos que empezaban a emerger a la superficie porque 'alguien' en la popa le tapaba la visión. Supe también que además de González Nova y su mozo viajaban en la lancha sus dos hijos, Guillermo y Gonzalo, una nuera y varios nietos. ƑIba a dejar el señor en manos de alguien sin experiencia manejar un bote de alta velocidad, arriesgando la seguridad de su familia? No lo creo. El responsable debe ser otro".

Afirma que no es afán de venganza lo que la impulsa a conocer la verdad sobre el accidente. "Pero no puedo dejar las cosas así, oscuras. Veo que aquí hay encubrimiento, corrupción de la justicia, lo cual es una ofensa para mi pequeña familia y un gran entredicho que compromete al presidente Vicente Fox".

Narra su viaje al arrecife la primera quincena de marzo; una ceremonia que fue filmada por la BBS, que prepara un reportaje sobre el caso de esta turista muerta en México. "Una hilera de botes de buceo nos acompañó. Llevé una corona de flores tropicales con una cinta que decía: 'Adiós para un ángel'. La tiré al mar, en el sitio donde la arrollaron. Algunos amigos también arrojaron flores, citaron versos de sus canciones y los botes hicieron sonar sus sirenas como despedida. Ese fue mi adiós para mi querida Kirsty. Pero no es suficiente. Yo no puedo cerrar el ciclo mientras no se haga justicia."

No acusa, insiste. "Esta muerte fue producto de la imprudencia, la estupidez, la negligencia... casi un asesinato, no premeditado, desde luego. Pero sólo el señor González, respondiendo a la palabra de honor empeñada en un primer momento, puede lograr cerrar el círculo de la justicia. Estoy segura de que en el fondo eso es lo que desea. Si uno de sus hijos hubiera resultado muerto en un accidente así, no descansaría hasta ver la luz de la justicia, como lo hago yo".

A Jean MacColl la persiguió durante años la ofensa, encima del dolor por su pérdida. "De las autoridades mexicanas nunca recibí ni la mínima expresión de condolencia." El colmo fue cuando conoció el monto de la fianza fijada al supuesto responsable: mil 200 pesos. "š70 libras por una vida! šQué escándalo!", expresa. A tres años de distancia, algo empieza a cambiar. Fue recibida -"muy cálidamente", precisa- en la Secretaría de Relaciones Exteriores, en Gobernación, en la embajada británica y en la de la Unión Europea. En todos lados le ofrecieron apoyo.

Su objetivo, explica Guerra, el abogado, es que se abra una averiguación por un delito federal, cometido en aguas federales. El hecho de que las primeras declaraciones hayan sido hechas ante la autoridad del puerto refuerza la posibilidad. Si este nuevo proceso concluye que el culpable es alguien distinto a Cen Yam, aunque éste no lo pida, el MP tendrá que tramitar su declaración de inocencia, y buscar al verdadero responsable. En la lancha sólo quedan Guillermo González Nova y sus hijos Guillermo y Gonzalo y un bebé.

Hasta el último momento antes de abordar el lunes el avión a Londres, Jean insistió en ver personalmente a González Nova. Sus abogados le aseguraron que no estaba en México. Ella no descarta, entonces, que el adinerado empresario acepte el reto y viaje a Inglaterra a verla. "Pero aun este ofrecimiento tiene un tiempo límite. No esperaré indefinidamente. Un mes me parece un plazo razonable".

Aún hoy, la madre de Kirsty MacColl está dispuesta a darle crédito a la palabra de honor del dueño de la cadena de tiendas de la Comercial Mexicana. "Creo que sus abogados lo asesoraron mal. El es responsable del accidente, tanto si estaba al timón como si no. Pero aquí veo algo que no me gusta: a un hombre que cree que por el poder del dinero no es igual a los demás ante la ley".

En Londres, dos jóvenes de 17 y 18 años también esperan justicia de México. Para ellos, Jaimie y Louis, el viaje de buceo a Cozumel era su regalo de Navidad. Ese día se sumergieron al mundo multicolor submarino con su madre. Jaimie salió primero y se alejó. Louis y Kirsty salieron casi al mismo tiempo. El muchacho le dijo a su madre: "šWow!" Ella alcanzó a contestarle, con una gran sonrisa: "Bien". Luego vino el golpe, el agua enrojecida, un cuerpo de mujer desmembrado. Y la promesa de González Nova de asumir toda la responsabilidad.