México D.F. Miércoles 24 de marzo de 2004
Mendoza Barajas no ha presentado denuncia por
"temor"; su esposa murió en la emboscada
Ex edil atacado en Michoacán niega tener nexos
con el narcotráfico
Señala que una avioneta de la PGR sobrevoló
su rancho una semana antes del ataque
ERNESTO MARTINEZ ELORRIAGA CORRESPONSAL
Aguililla, Mich., 22 de marzo. El ex alcalde perredista
de Aguililla, Salomón Mendoza Barajas, quien el pasado 14 de marzo
fue víctima de un atentado en el que falleció su esposa negó
estar vinculado con el narcotráfico, y señaló que
no ha presentado una denuncia penal por la agresión de que fue objeto,
pues tiene "temor".
Convaleciente aún de las heridas que le causaron
los fragmentos de una bala expansiva que recibió en el oído
y parte de la cabeza, y de otro balazo que recibió unos 10 centímetros
arriba de un tobillo, dijo ignorar quiénes fueron los autores materiales
y los motivos del ataque.
Entrevistado
en su domicilio particular, dijo no tener enemigos, y que lo único
extraño que percibió una semana antes del atentado fue que
una avioneta de la Procuraduría General de la República (PGR)
sobrevoló la región donde se ubica su rancho, a unos 30 minutos
de la cabecera municipal de Aguililla, "por lo que alguien se pudo ofender"
y pensar que él había denunciado alguna situación
irregular en la zona. "Pero no fue así, pues los fines de semana,
junto con mis seis hijos y mi esposa (María del Carmen Contreras
Cervantes) íbamos a realizar algunas labores del campo, sólo
eso."
Sentado al borde de su cama, dentro de una habitación
en cuyas paredes hay imágenes religiosas, Mendoza Barajas, de 53
años, comentó que nunca se involucró en actividades
ilícitas por estar consciente del daño que propicia el cultivo
de enervantes.
Recordó que a principios de mayo de 1990 la administración
federal que encabezó Carlos Salinas de Gortari pretendió
involucrarlo en narcotráfico, y le imputó cargos por los
cuales pasó siete meses en la cárcel hasta que la autoridad
se desistió de sus acusaciones.
Indicó que las denuncias en su contra tenían
"fondo político; el ex presidente tenía como regla perseguir
a los que no estaban de acuerdo con él. En ese entonces efectivos
de la PGR, con el pretexto de buscar narcotraficantes, allanaban los derechos
constitucionales de todo tipo de personas, hasta de niños. Cometieron
muchos abusos y asesinatos. Ellos decían que yo era jefe de narcotraficantes".
Apuntó que después de que algunos medios
informativos investigaron y pusieron en evidencia a la PGR, las autoridades
decidieron dejarlo libre, por lo que volvió a ocuparse del ayuntamiento
de Aguililla hasta diciembre de 1992.
Explicó que una vez que dejó la alcaldía,
se dedicó a la agricultura y ganadería en pequeño,
hasta que fue electo diputado federal suplente de 1994 a 1997. Fue su última
participación política dentro del PRD. Aclaró que
nunca se desligó del partido, aunque ya no buscó más
cargos o candidaturas.
Mendoza Barajas, quien desde hace dos años funge
como juez del Registro Civil en Aguililla, recordó lo acontecido
el 14 de marzo pasado: "Ese fin de semana únicamente fui al rancho
con mi esposa y mi hijo Trinidad. El domingo, después de recolectar
algunas verduras y recoger un poco de huevo, salimos del rancho en una
camioneta, y en la brecha, cinco kilómetros antes de llegar a la
carretera Apatzingán-Aguililla, se escuchó un ráfaga".
Dijo que en total escuchó tres ráfagas durante
la emboscada, en la cual participaron alrededor de seis sujetos. Añadió
que al principio pensó que la agresión no iba contra él,
pero más adelante descubrió que había otras personas
esperándolo.
El ex edil dijo que una bala expansiva atinó en
la cerradura de la portezuela del lado del vehículo en que viajaba,
y de los fragmentos de la ojiva "unos me pegaron en el oído y otros
un poco más arriba. Seguí acelerando porque no perdí
el sentido. Fue entonces cuando mi esposa me dijo que le habían
dado arriba de la cintura. El motor de la camioneta dejó de funcionar,
por lo que me metí a una curva. Dejaron de tirar. Le dije a mi hijo
que fuera a buscar ayuda".
Por momentos, el llanto cortó el relato de Mendoza
Barajas. Señaló que una vez concluido el ataque se aproximaron
dos jóvenes en una motocicleta, a quienes pidió ir por auxilio.
"Los agresores estaban cerca, los escuché, por eso les dije a los
muchachos que fueran por personas que se encontraban ahí adelante,
aunque sabía perfectamente que no había tales", señaló.
Poco después pasó una camioneta propiedad
de un ex policía municipal, quien ayudó a trasladar a María
del Carmen Contreras a una clínica, donde murió.
El perredista insistió en que no se explica la
razón de la agresión, pues no tiene enemigos ni le interesa
saber a qué se dedican sus vecinos. Destacó que no está
involucrado en problemas por límites de tierra ni por uso de agua.
"Esas personas que no producen nada y lo que siembran
es para hacer daño a los humanos, ¿por qué tienen
que destruirnos a quienes no nos dedicamos al narco? Lo único
que vi sospechoso fue la revisión que hizo una avioneta una semana
antes, tal vez se prestó a malos entendidos, porque en esa región
la única oveja negra soy yo porque no me dedico a ningún
ilícito, pero nunca hice alguna denuncia; es más, ni siquiera
he visto alguna planta de mariguana cerca de mi rancho", finalizó.
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