México D.F. Miércoles 24 de marzo de 2004
Son más de 2.5 millones los menores de edad en el mercado laboral de la región
En Centroamérica, por cada niño que trabaja hay un adulto desempleado: OIT
Ser viejo en América Latina es casi sinónimo de pobre, revela un estudio de la Cepal
AFP
Tegucigalpa, 23 de marzo. Más de 2 millones y medio de menores trabajan en América Central, cifra que coincide con el número de adultos desempleados, quienes bien podrían remplazarlos para que los niños asistan a la escuela, informó un experto de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en Honduras.
En tanto, un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) señala que la mitad de las personas mayores de 60 años que viven en América Latina carecen de ingresos suficientes, lo que implica que en la región ser "viejo es casi sinónimo de ser pobre".
"Para la OIT, el tema de trabajo infantil es fundamental y un grave problema en todos los países de la región. Estamos hablando de que hay 2.5 millones de niños y niñas que están económicamente activos en Centroamérica", denunció el italiano Guillermo Dema, coordinador subrregional para la erradicación del trabajo infantil de la OIT.
La cifra de menores que trabajan "coincide con el número de adultos desempleados, por lo que es una paradoja: por una parte, adultos buscan empleo y no tienen; por otra, hay niños y niñas que deberían estar en la escuela y están trabajando", lamentó el representante de la OIT.
El experto admitió que "la erradicación (del trabajo infantil), desde luego, debe ser de manera progresiva pero estamos hablando de que todo el trabajo de niños y niñas en menores de 14 años deberá ser eliminado".
Dema señaló que "entre los 14 y 18 años la propuesta no es acabar con el trabajo infantil, sino garantizar que sea de acuerdo con su edad y que les dé seguridad, salud y acceso a la educación".
A su vez, la Cepal señala en un documento que en América Latina "la vejez se da en un contexto de mucha pobreza, persistente desigualdad social y baja cobertura de la previsión social".
Sólo dos de cada cinco adultos mayores reciben ingresos provenientes de la seguridad social en el área urbana y uno de cada cinco en zonas rurales, según el estudio.
La falta de ingresos, advierte el informe, "obliga a muchos adultos mayores a seguir trabajando, al contrario de lo que acontece en los países desarrollados".
Las principales ocupaciones de los mayores de 60 años son los empleos informales de baja calidad, en los que perciben ingresos menores a los que logra el grupo de 50 a 59 años por el mismo trabajo.
Las tasas de ocupación de los mayores de 60 aumentaron en la década de los 90 "debido al monto modesto de las pensiones, al no tener acceso a una pensión por no haber aportado cotizaciones o por la necesidad de compensar los ingresos familiares durante la crisis" que vivió la región, señala la Cepal.
La falta de ingresos les impide mantener una adecuada calidad de vida en la vejez y optar por sistemáticos controles de salud, una alimentación adecuada y un entorno propicio a su edad, de acuerdo con el estudio.
La obtención de recursos económicos mejoraría además la autoestima de las personas mayores, al permitir el desempeño de roles significativos y la participación en la vida cotidiana como ciudadanos de pleno derecho.
La situación, según estos antecedentes, se incrementa en el caso de las mujeres, en su mayoría postergadas en su vida laboral por dedicarse al cuidado de sus hogares.
La Cepal llamó la atención sobre la situación de los adultos mayores "alarmada" por el rápido envejecimiento de la población latinoamericana. La proporción de personas mayores de 60 años se triplicaría en los próximos 50 años, según informes anteriores de la organización.
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