México D.F. Lunes 22 de marzo de 2004
Armando Labra M.
Encrucijada
Encontrar culpables debe dejar de ser el deporte de moda en la vida nacional. Es imperativo sancionar todo delito, esclarecer cualquier duda, pero ésa debe ser la tarea de las autoridades competentes. Es necesario desembarazarnos del pasmo en que nos tiene inmerso el cúmulo de sucesos asociados al descrédito y corrupción de personalidades, que de paso abaten y paralizan la moral pública.
Es verdad que las personas no son las instituciones, pero resulta difícil convencer a la ciudadanía que las acciones individuales son ajenas a los partidos políticos donde militan. Y es que cuando con leche te quemas, hasta al jocoque le soplas. Abundan demasiados antecedentes e impunidades que explican la decepción y la desesperanza respecto a la política y los partidos, aunque los actos de escándalo sean estrictamente obra de individuos.
Nada en política es casual o coincidencia. Los acontecimientos que se han dejado venir en cascada, todos curiosamente relacionados con la corrupción partidaria, no pueden ser espontáneos. Implican una meticulosa y no menos siniestra preparación previa, que quizás haya tomado años. Hay mentes tortuosas capaces de eso y más, y todos los conocemos. Pero bueno Ƒcon qué fin? Seguramente habrá varios.
Uno podría ser rencauzar el proyecto bipartidista que animó el Banco Mundial para México desde los años ochenta del siglo pasado y que resultó atemperado por el surgimiento inesperado de lo que hoy es el PRD y otros partidos de connotación diversa. De paso, la eliminación o deterioro del PRD arrastraría a sus candidatos fuera o lejos del poder, de cara al calendario electoral estatal y federal de aquí a 2006, en beneficio de sus adversarios, pero también de opciones que aún no hemos imaginado siquiera.
Pero ahora lo importante consiste en despojarnos del velo de los escándalos que nos nubla la vista y aplicarnos sin más distracciones a resolver problemas de mucho mayor envergadura y que se complican día con día mientras nos entretenemos con banalidades mediáticas. ƑNo sería más productivo que los partidos políticos intentaran represtigiarse asumiendo a plenitud su responsabilidad ante la sociedad? ƑCuál? Pues para la que originalmente existen y que ninguno cumple: ofrecer a la sociedad propuestas y proyectos de nación; ofrecer una ideología diferenciada; ofrecer liderazgos coherentes; ofrecer militancias disciplinadas; ofrecer hechos decentes de gobierno, donde gobiernen.
No de ahora, desde hace ya demasiado tiempo los partidos políticos flotan respecto a los grandes problemas nacionales. Con sus silencios y sus miopías avalan los desastres públicos que después critican, una vez ahogado el niño en el pozo... Ƒpetrolero?
Ciertamente existen problemas nacionales de mayor jerarquía y urgencia que las corruptelas y traspiés de grillos y políticos. A pesar de que nuestro entorno económico mejora, nosotros no. La economía mexicana sigue estructuralmente estancada y mientras no haya inversiones productivas en territorio nacional, nada habrá que resuelva el desempleo y subempleo, el decaimiento comercial y la proliferación de economías subterráneas, negras e ilegales, como el narco, el ambulantaje, el contrabando y demás rasgos deformantes de una economía que bien pudiera crecer, incluso sanamente.
Sin crecer, la economía no puede alojar a tantos mexicanos ni alimentarlos ni asegurarles salud ni vivienda ni expectativas. No es un riesgo. Ya estamos ahí. Por eso cada año expulsamos a cientos de miles de jóvenes al norte. Sin una nueva economía basada en crecer, producir para distribuir y exportar, es imposible evitar la miseria de la mayoría de la población y la ruptura de los evidentemente dañados tejidos de la seguridad pública.
La desconfianza ha tomado las calles a golpe de delitos impunes o abrumadores. Atentados, crímenes de género incesantes, asesinatos impunes, asaltos cotidianos, la lista es larga, todos tienen una raíz económica y aumentará mientras persista la economía de la avestruz que pretende ignorar, oculta o que de plano desconoce las amargas realidades del mal mayor que lacera a los mexicanos, la desigualdad. Sin entender lo que pasa, lógico es que las soluciones, si las hay, fracasen, como podemos constatar día con día. Los partidos políticos harían bien en tratar de ser partidos políticos a plenitud y nosotros, la sociedad, más nos vale enfrentar la crítica encrucijada optando por dedicarnos a superar los grandes problemas nacionales y abandonar la ruta de la autocomplacencia mediática que nada resuelve y todo enturbia.
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