México D.F. Lunes 22 de marzo de 2004
Miles de indígenas censuran ceguera
oficial; las autoridades, mudas ante los ricos
El gobierno, sordo a reclamos populares
HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO
Simojovel de Allende, Chis. 21 de marzo. Unos 3
mil indígenas y campesinos, pertenecientes a decenas de organizaciones
y municipios del estado, desfilaron esta mañana al centro de la
populosa cabecera municipal de Simojovel para demandar al gobierno que
no los "mire como enemigos".
La declaración final del tercer Encuentro Chiapaneco
contra el Neoliberalismo, que concluyó anoche en el vecino municipio
de Huitiupán, condensa las demandas que animaron esta movilización
de protesta en las tierras del ámbar: "Exigimos a los gobiernos
federal y estatales que no se pongan sordos ante los reclamos del pueblo,
ciegos ante las necesidades del pueblo, mudos ante los intereses de los
ricos y las empresas neoliberales".
Fue
una jornada de protesta pacífica por la paz: "Exigimos la desmilitarización
y desparamilitarización de las comunidades indígenas, tomando
en cuenta que para resolver el conflicto armado es necesario dar solución
a las causas que lo generaron. Asimismo, afecta a las mujeres sistemáticamente
porque usa la agresión sexual y tiene a las violaciones como un
patrón y estrategia contrainsurgente". También demandaron
el cumplimiento "en su totalidad" de los acuerdos de San Andrés.
Los pobladores de esta región anunciaron además
su decisión de "cancelar de manera definitiva el proyecto de construcción
de la presa Itzantún".
Aparte de los 569 participantes de la reunión contra
el neoliberalismo, representantes de 113 agrupaciones (según recuento
final de los organizadores del encuentro en Huitiupán), más
de 2 mil indígenas se concentraron desde temprano en las afueras
de Simojovel, provenientes de El Bosque, Huitiupán, Jitotol, Amatán,
Chalchuhuitán, Simojovel, Chamula, Zinacantán, Chenalhó,
Pantelhó, Magdalenas, San Cristóbal de las Casas y Trinitaria.
Hacia el mediodía, acompañada por un centenar de miembros
de organismos no gubernamentales y observadores internacionales, la marcha
campesina recorrió la avenida Ignacio Allende hasta la plaza central
de esta pequeña ciudad mestiza e indígena, donde todavía
detentan el poder local caciques priístas, ganaderos y comerciantes.
En relación con el anuncio publicitado hace un
par de días de que el gobierno del estado suspendía el proyecto
de Itzantún, pobladores de los seis municipios que inundaría
dicha obra declararon: "Queremos ver asentadas en una firma las declaraciones
gubernamentales. Nuestra decisión (de cancelar la represa) es tomada
ante las promesas no cumplidas".
Llevando mantas alusivas a la lucha de los pueblos de
Chiapas ("ya basta"; "mandar obedeciendo", "nunca más un México
sin nosotros"; "por un mundo donde quepan muchos mundos"), una larga fila
de manifestantes entró a Simojovel coreando no al Plan Puebla-Panamá
y a la Organización Mundial de Comercio. Un orador indígena
diría durante el mitin: "Estamos contra el Tratado de Libre Comercio
porque no toma en cuenta nuestros productos; nos piden tantos requisitos
que lo hacen imposible, y por otro lado nos meten los transgénicos
que acaban con nuestros cultivos".
La globalización neoliberal significa para estos
pueblos simplemente su destrucción y demuestra que muchas cosas
"son" la guerra, abierta o encubierta, económica o militar. Por
eso la marcha se inició con un llamado "a los gobiernos internacional,
nacional y estatal", como voceó un indígena en el altavoz.
Los contingentes de mujeres indígenas determinaron
el talante de la marcha: "de Chiapas a Chihuahua, ni una muerta más";
"si Digna viviera, con nosotras estuviera", y otras consignas en castellano
y tzotzil.
Como parte de la declaración de Huitiupán,
el Movimiento Independiente de Mujeres se pronunció "por el reconocimiento
del derecho de las mujeres a la copropiedad y tenencia de la tierra, como
estrategia contra el Procede" (programa gubernamental de titulación
de parcelas que, según han denunciado ya muchas organizaciones del
país, abre las puertas a la privatización y trasnacionalización
de la tierra).
Por otro lado, los organizadores denunciaron presiones
y vigilancia constante de individuos "de aspecto militar", quienes los
"acompañaron" desde San Cristóbal de las Casas. Al exigírseles
identificación dijeron confusamente provenir de Tuxtla Gutiérrez
y pertenecer a la "radio clandestina" (sic), si bien tomaban fotos y video.
En particular, el investigador Onésimo Hidalgo fue seguido constantemente
durante el encuentro en Huitiupán; en algún momento le fueron
sustraídos documentos y agenda. Del mismo modo, indígenas
denunciaron la "desaparición" de algunas mantas que se usarían
durante la marcha.
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