México D.F. Lunes 22 de marzo de 2004
REPORTAJE /A 10 AÑOS
DE LA MUERTE DE LUIS DONALDO COLOSIO
Mario Aburto soñaba con llegar a ser el "orgullo"
de su familia
Cazaba pollos y rompía tejados a pedradas, pero
desde joven manejaba armas
La PGR lo considera egocéntrico y narcisista; la
FBI afirma que cometió el crimen para lograr superar el hecho de
que era "un obrero insignificante"; según el mismo Aburto, está
pagando por un crimen que no cometió. La investigación sobre
el asesino material de Colosio revela una persona con más de una
cara
GUSTAVO CASTILLO Y JUAN MANUEL VENEGAS/II
Sus diversiones infantiles en las calles de su natal Zamora,
Michoacán, fueron romper los techos de lámina con piedras
lanzadas con su resortera, acompañado por sus hermanos, aunque también
cazaba pollos, derribaba panales y tenía, desde entonces, afición
por el manejo de rifles y pistolas. En su juventud deseó ser el
"orgullo" familiar e imaginó lograr un doctorado en economía.
En 1994, a los 23 años, cuando laboraba en una maquiladora, su vida
en libertad se acercaba a su fin. Mario Aburto Martínez selló
los siguientes 40 años de su existencia al asesinar de dos tiros
a Luis Donaldo Colosio Murrieta, candidato presidencial priísta,
en un paraje de Lomas Taurinas, hace una década.
Aquel 23 de marzo de 1994 Mario Aburto era un obrero más
en la empresa Audiomatic, establecida en Tijuana, Baja California.
Sin embargo, ese mismo día las autoridades iniciarían
la búsqueda de todos sus antecedentes familiares y personales. Comenzaría
también el análisis de su personalidad.
Según sus amigos era un tipo solitario, sencillo,
callado, educado, tranquilo, bromista y labioso a la hora de conquistar
mujeres. Le gustaba estar siempre peinado y perfumado.
Inestabilidad laboral
Sólo
estudió secundaria, por las precarias condiciones económicas
de su familia, lo que le obligó a trabajar desde temprana edad.
Pero su inestabilidad lo llevó, tan sólo en Tijuana, a trabajar
en 11 empresas distintas.
Su vida afectiva se centró en su núcleo
familiar y apenas se le conocieron dos amigos. En el aspecto sentimental
se relacionaba con mujeres mucho menores que él, jovencitas de 13
o 14 años, pues pensaba que podían admirarlo, desearlo, valorarlo
y ofrecerle reconocimiento.
Algunas de sus fantasías pasaron por el deseo de
ser un buen peleador. Desde su infancia, Aburto presentó alteraciones
de conducta, "destacando las agresiones físicas sin mostrar arrepentimiento
o pena".
Para las autoridades del penal de máxima seguridad
de La Palma, en el municipio de Almoloya de Juárez, donde está
recluido desde el 29 de marzo de 1994, Aburto posee un "pensamiento lógico,
capacidad de síntesis y análisis. Se percibe a un individuo
con bajo control de impulsos y una pobre tolerancia a la frustración,
con dificultad para aceptar las críticas y con un estado de angustia,
depresión, hipocondria, rasgos narcisistas, histriónico,
paranoico, obsesivo-compulsivo, con actitudes pasivo-agresivas, inseguridad
y aislamiento".
Los pleitos familiares y el resentimiento provocaron que
su autoimagen se devaluara, "obligándolo a compensarla con ideas
de grandeza y reivindicación. En ciertas ocasiones, denota envidia
y celos de quienes tienen posiciones de poder".
El 23 de marzo de 1994, mientras Luis Donaldo Colosio
por primera vez en semanas tenía un semblante relajado y se preparaba
para el mitin de Lomas Taurinas, una polvorienta colonia marginal beneficiaria
del Programa Nacional de Solidaridad (Pronasol), Mario Aburto salió
un minuto antes de las dos de la tarde de su empleo, abordó un autobús
rumbo al centro de Tijuana y luego de comer una torta, se encaminó
a encontrarse con Colosio.
A las 5:12 de la tarde sólo la cámara de
video en manos del agente de la Policía Judicial Federal, Gerardo
Millán Leal, captó a Mario Aburto en el momento en que se
convirtió en el asesino de Luis Donaldo Colosio.
Distintas versiones
Luego de haber sido capturado, Aburto dio distintas versiones
de por qué mató a Colosio. La primera de ellas fue: "sólo
quería herir al candidato para que la prensa me filmara. No tenía
ninguna intención de hacerle daño al candidato, grave no,
sólo herirlo, pero cuando alcé el arma alguna persona me
aventó o me movió".
Una segunda versión, dada al Ministerio Público
Federal ese mismo día, fue que "tenía tiempo de venirme preparando
en un campo de tiro de esta ciudad para herir al candidato a la Presidencia
de la República, para eso compré una pistola. La intención
era herir al candidato para lograr la atención de la prensa y exponer
ideas pacifistas".
Pero de sus supuestos propósitos pasó a
declarar que disparó contra el candidato priísta ante lo
que consideró una injusticia de su parte, al término del
mitin en Lomas Taurinas. "Una señora le quiso entregar unas hojas
de papel a manera de rollo, y el licenciado Colosio le empujó la
mano con los papeles haciéndola a un lado y esto me hizo sentir
mucho coraje y pensé 'si esto hace ahora que es candidato, qué
no hará cuando sea Presidente'". Supuestamente sólo pensó
en "darle un susto".
No paró ahí e inventó otra versión.
La pistola marca Taurus, calibre 38, y que supuestamente no pudo vender
a uno de sus compañeros de trabajo, le había causado molestias,
ya que la traía "clavada" en la cintura. Por ello, decidió
sacarla y colocarla en la bolsa de su chamarra, pero, según su versión,
en ese momento alguien le dio un puntapié en la pantorrilla. El
dolor lo doblaba e intentó detenerse en alguien sin recordar que
tenía la pistola en la mano y se le fue un tiro.
Fue la primer bala, la que impactó en la cabeza
a Luis Donaldo Colosio. Luego, Vicente Mayoral Valenzuela (quien también
fue acusado por la agresión y salió en libertad por falta
de pruebas), sujetó a Aburto por la muñeca. En el forcejeo,
Mario volvió a disparar y la bala impactó en el cuerpo del
candidato, esta vez en el estómago.
Durante los interrogatorios Aburto, declaró:
"A mí me buscaron porque siempre conocieron que
era capaz de hacer cualquier cosa para mantener la estabilidad política
del país. En el momento en que me buscaron sabían que estaba
preparado mentalmente, sentimentalmente, todo.
"La persona que me buscó sólo me buscó
y yo no podía creer para qué me quería. Yo pienso
que era alguien que estuvo estudiándome varios años, desde
que estaba en la primaria."
Ya en Almoloya, Aburto declaró en 1994 a un sicólogo:
"en este lugar recuerdo más de lo que sucedió e incluso mis
sueños han aumentado al ver los videos y cuando ya no me aguanto
me pongo a llorar".
No estoy loco
En
1995 reconoció que "se ha hecho el loco para que no le sigan preguntando
acerca de los motivos por los que está recluido".
Aunque, afirma: "no estoy loco y casi siempre digo lo
que sé porque lo digo y no hablo al tanteo".
Para 1999, ante su terapeuta descalificó las investigaciones
de la fiscalía especial, y aseguró ser el "chivo expiatorio
de un sistema político".
En el penal de La Palma, Aburto obtuvo el certificado
de secundaria y hasta el año 2000 había solicitado a la biblioteca
del penal 356 libros, la mayoría de ellos en los géneros
de novela, cuento, poesía, ciencias aplicadas y sociales, filosofía,
economía e historia. También había leído 169
revistas.
Su clasificación criminológica es la de
un "reincidente genérico", con capacidad criminal alta, baja adaptabilidad
social y un alto índice de peligrosidad.
A su familia le ha escrito que está pagando por
un crimen que no cometió y les ha pedido que recen "a Dios para
que pronto pueda estar de nuevo con ustedes y ya no separarnos jamás
(...) permítanme decirles, que extraño los frijoles con piedritas
que en mi plato salían".
Inclusive, aseguró en una de sus misivas que "después
de un examen y concienzuda investigación en la medida de mis posibilidades,
se concluye que el caso Colosio está lleno de mentiras, controversias,
inexactitudes y alteraciones (...) fui sentenciado por un crimen que no
cometí, y quien mató a Colosio fue el mismo gobierno, coludido
con funcionarios del PRI, y fue una pelea entre grupos de poder del mismo
partido".
Según la PGR "la aproximación criminodiagnóstica
de Mario Aburto Martínez es: alta peligrosidad, alta capacidad criminal,
alto egocentrismo, alta labilidad afectiva, alta nocivilidad delictiva,
alta agresividad.
"En conclusión, Mario Aburto es un sujeto paranoide,
suspicaz y fantasioso, narcisista, cometió el delito para obtener
fama y notoriedad, queda asociado a la personalidad de la víctima
logrando estatus, relevancia negativa y así superó ser un
obrero insignificante. Deseaba ser tan relevante como el candidato a la
Presidencia", indica un estudio realizado por la FBI.
Igualmente, otro estudio considera que "la probabilidad
de que Mario Aburto actuara solo es mayor que si hubiera sido una conspiración,
aunque desde luego solamente la investigación y las pruebas que
de ella deriven podrían dar una respuesta concluyente en este sentido",
según se lee en el último informe del caso Colosio, elaborado
por el ex fiscal Luis Raúl González Pérez.
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