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México D.F. Sábado 20 de marzo de 2004
Contiene canciones de Serrat, Buarque, Lérner
y Marcial Alejandro, entre otros
Con Tatuajes, Eugenia León celebró
30 años de actividad artística
Este disco es como un remanso pleno de sensualidad,
destacó la cantante
ARTURO CRUZ BARCENAS
La Voz, así se le llama hoy a Eugenia León.
Como a Frank Sinatra. La noche del pasado jueves, la cantante mexicana
presentó su nuevo disco, titulado Tatuajes, con el que conmemora
sus primeros 30 años de actividad artística y que es una
especie de escritura sobre el cuerpo. "Hay tatuajes en la piel; de esos
sí tengo, y en el alma, también", dijo.
En
conferencia de prensa, en la Casa Lamm de la nostálgica Alvaro Obregón,
en día de clima voluble y lluvia ácida, Eugenia se presentó
elegante, enfundada en vestido negro que marcó su talle. Tal elegancia
para presentar el disco 21 de su trayectoria, de la que los recuerdos podrían
llenar veladas de plática.
Desde antes de Sanampay, al lado de Caíto, Guadalupe
Pineda y otros de sus amigos, cuando entonaba Yo te nombro, pieza
poética en torno a la libertad y sus diferentes formas de limitación.
Más tarde, en los años 80, caminando en solitario sin soledad.
Si algo ha marcado la carrera de Eugenia es el cambio.
No se quedó en la interpretación del nuevo canto, ni en la
onda ceceachera. Ha pasado a otras formas de expresión musical y
hoy es, simplemente, La Voz, por considerársele la mejor
en México.
Grabado en Argentina y México, Tatuajes
contiene composiciones de Joan Manuel Serrat, Alejandro Lérner,
David Haro, Chico Buarque, Marcial Alejandro, Reily Barba, Víctor
Merino, Héctor Infanzón, Lucho González, Gabriella
Martinelli y Ruy Guerra.
Es un cd mestizo en lo cultural. Hay sonidos, influencias,
si cabe, de España, Brasil, Argentina, Cuba, Puerto Rico y Perú.
Eugenia cantó en el patio de la Lamm cuatro piezas luego de la plática
con los reporteros, como la tradicional veracruzana La bruja, en
una versión única, sabrosona y coquetona, sensual. "¡Chúpame,
bruja!", le dijeron a León.
La más aplaudida fue Ven, de Marcial Alejandro,
que entró al palomazo y, espalda con espalda, unió
su voz a la de Eugenia, en un dueto donde la letra es un ruego para que
alguien ya no finja demencia. "¡Ven, méndiga!", exclamó
Marcial, en uno de los clímax de su sentimiento hecho canción.
Para Eugenia, "este disco es como un remanso. Tiene mucha
sensualidad". Consideró que los músicos del país han
logrado que su trabajo sea considerado "mexicano sin necesidad de lo folclórico.
Si en Europa, por ejemplo, se sale con mariachi lo importante es cantar
con dignidad y calidad".
Rehusó definirse musicalmente, "pues tendría
pesadillas". Anunció que próximamente hará giras por
la República y Europa. Sin queja, dijo que si no se oye en la radio
no es, necesariamente, culpa de los programadores. "Eso corresponde a otro
tipo de intereses".
Es una cantante representativa de nuestro tiempo: Infanzón
Por su calidad interpretativa, Eugenia ha eliminado la
línea divisoria entre los llamados cantos popular y culto. Héctor
Infanzón, quien fungió como director musical del disco, expuso
que entre ambas expresiones "ha habido un acercamiento. Justamente, Eugenia
es un parteaguas y todos sabemos de su capacidad vocal, para pasar de un
género a otro.
"Las fronteras están rotas y todos los géneros
se juntan. Eso es lo que está sucediendo con toda la música
en la actualidad. Eugenia es una cantante representativa de nuestro tiempo".
Afuera, esperaban a León sus amigos y el público.
Rebeca de Alba, su amiga "desde hace muchos años", quien fungió
como maestra de ceremonias, dijo que "es única la manera de cantar
de Eugenia. Es original y rompe con esquemas. Con su voz nos transporta
a todo, a nuestra cultura y a otras culturas, con diferentes fusiones.
Es divertida, melancólica.
"Es una mujer muy completa. Somos cómplices y aunque
nos vemos poco nos entendemos bastante. Su disco no es necesario reflexionarlo
tanto, sino que se requiere sentirlo. Una vez que lo abres se convierte
en una caja de sorpresas".
Eugenia le dedicó un "¡gracias, madrina!"
a Rebeca, quien consideró que el tema La vida no es otra cosa
equivale a "¡el bien del animal!" Así, con la chacota,
las dos hablaron como si fueran comadres de muchos años.
Varios asistentes, copa en mano, aún tarareaban
Tatuaje, de Chico Buarque, que para Eugenia "marca, en muchos sentidos,
el disco''. La letra está cañona. Aquí, un
fragmento de poesía derramada en tinta: "Quiero ser tu paz, dolor,
sirenas y serpientes, que te lastimen todo, todo, todo, mas no sientes".
Héctor Bonilla expresó tajante: "Está
cantando de maravilla, está en plena madurez".
El arte del disco es excelente y las fotos captan el momento
vital de Eugenia. Estuvieron a cargo de Adolfo Pérez Buitrón.
Eugenia es la productora del cd.
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