México D.F. Miércoles 17 de marzo de 2004
Antes de hablar con Rodríguez Prampolini
ya existía el proyecto de "restauración"
El CNCA sí pretendía retirar de Catedral
los vitrales de Goeritz
Se trata de "una especie de amenaza de muerte sobre
una obra artística", afirma el investigador Reyes Palma Según
las autoridades, 71% de las obras ha perdido la mayor parte de piezas originales
MERRY MAC MASTERS
Un proyecto en el cual se consideraba "restituir todas
las ventanas (vitrales) de la nave central y de las naves procesionales
(de la Catedral Metropolitana) con nuevas ventanas", ya existía
por parte de la Dirección General de Sitios y Monumentos del Patrimonio
Cultural del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA), cuando
su titular, Xavier Cortés Rocha, acudió al puerto de Veracruz
el 14 de febrero para entrevistarse con Ida Rodríguez Prampolini,
viuda del artista afectado, Mathias Goeritz.
En
el mismo documento (del cual La Jornada tiene una copia) también
se consideraba "dejar testimonio" de la obra de Goeritz en "una zona importante"
del templo, para lo cual "se propone restaurar en la parte correspondiente
a la zona del transepto de la Catedral, las ventanas originales del artista,
así como reponer los vidrios de colores faltantes". Más que
un proyecto de conservación, parece uno de demolición.
Luego, "las ventanas restantes serían restauradas
por el Instituto Nacional de Bellas Artes y se propondría la reubicación
de algunas de ellas en la exposición permanente de la obra de Goeritz
en el Instituto Cultural Cabañas en Guadalajara, Jalisco". Esta
propuesta ya fue descartada, según dijo el arquitecto Cortés
Rocha.
Hace 10 días, Sari Bermúdez, presidenta
del CNCA, se comunicó vía telefónica con Rodríguez
Prampolini (La Jornada, 10-III-04) para decirle que "siempre y cuando
existan todos los diseños hechos por Mathias los volverán
a repetir. De otra manera los vitrales se quitarán".
Para el investigador Francisco Reyes Palma, más
que un punto de vista "desinformado en relación con lo que significa
la conservación del patrimonio", se trata de "una especie de amenaza
de muerte sobre una obra artística que no debería venir de
las autoridades".
De acuerdo con el documento del CNCA, de los 134 vitrales
realizados por Goeritz, sólo 8.5 por ciento conserva al menos 51
por ciento de los vidrios originales, mientras que 71 por ciento conserva
menos de 10 por ciento de sus partes originales.
Reyes Palma invierte la problemática y pregunta
por qué la obra está así: "Si los vitrales se encuentran
tan destruidos es porque las instituciones no han mantenido un proceso
de seguimiento, de cuidado, de protección al momento". Señala
que es "la misma lógica del casateniente que deja destruirse una
joya colonial para después decir, 'es que se cayó', cuando
en realidad es un proceso de abandono para deshacerse de él".
Eso,
aparte de las pérdidas que hubo por incendio y, como también
indica el documento, por los sismos, los hundimientos diferenciales y "las
obras de correción geométrica y rehabilitación estructural
del inmueble emprendidas entre 1989 y 2000".
En segundo término, Reyes Palma llama una "arbitrariedad
total" decir: "o aparecen los proyectos originales o se quitan todos los
vitrales", porque eso significa "la destrucción de la obra de Mathias".
Explica: "No es una obra-objeto como una pintura, sino
una atmósfera de iluminación. Si se cambia la propuesta,
se destruye la obra". Recuerda que las autoridades religiosas de entonces
(1960-63), como parte de una reforma litúrgica, y "de una historia
de ese momento de la Iglesia, solicitaron la obra a un artista".
A Reyes Palma le "inquieta" mucho la "visión" manifestada
por las autoridades del CNCA en relación con el patrimonio, porque
"con el criterio de que si no están los proyectos originales, podrían
quitar 98 por ciento del patrimonio del país. Porque todo está
hecho a partir de huellas, testimonios, no necesariamente tiene que conservarse
completa una obra. Me parece que es prefotográfica la visión
de estas autoridades que sólo conciben el apunte de mano original".
Para el miembro de Curare, Espacio Crítico para
las Artes, igual que en los años 20, cuando los jóvenes preparatorianos
protestaban por los murales que llamaban "monotes", el caso de los vitrales
"marca una desatención al arte contemporáneo, contradice
todos los discursos de apertura hacia las nuevas expresiones, porque no
pueden ni siquiera con el arte del siglo XX".
El documento del CNCA concluye que la Catedral requiere
de un sistema de ventanería que permita, entre otras cosas, "recuperar
la luminosidad natural en las zonas donde exista obra artística
profusa". Lo que quieren, apunta Reyes Palma, es "una especie de iluminación
para museo", cuando "ningún tipo de ventanal va a permitir que se
aprecian las pinturas".
Quitar los vitrales de Mathias Goeritz, afirma el entrevistado,
equivale a "borrar un testimonio de una Iglesia que quiso vivir su presente.
Son la única huella del siglo pasado que hay en Catedral, que está
hecha de arte de todos los tiempos. (Prescindir) de esa presencia sería
borrar parte de la historia de la Iglesia, que es una postura, además,
muy conservadora y sin sustento. Unos pelean la luz renacentista, otros
se quejan porque la luz de Mathias los remite a lo medieval, otros quieren
una atmósfera neoclásica, unos se quejan por las líneas
fulanas y menganas. Uno no puede pelear un espacio así, porque se
sabe que cada intervención que ha habido en la Catedral la ha cambiado
de alguna manera. Pero, no admiten la huella del presente, quieren vivir
en el pasado, cuando allí hay un testimonio de una Iglesia que quiso
vivir su presente, darle cara a la gente, hacerla ceremonia frente a los
feligreses".
Reyes Palma dice que el arte contemporáneo planea
toda una nueva manera de enfocar los conceptos de restauración y
conservación. De manera que "no se puede aplicar ninguna concepción
vieja así nada más, sino, en términos de relacionarse
con el nuevo arte, van a tener que desplegar una nueva conceptualización,
además de nuevas tecnologías. Lo de Mathias ya está
exigiendo elementos de este tipo".
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