México D.F. Miércoles 17 de marzo de 2004
Pactan no comprometer el crecimiento y garantizar
la sustentabilidad de la deuda
Acuerdan Brasil y Argentina frente común ante
organismos financieros
Establecen no contar como gasto público el social
y la inversión en infraestructura
STELLA CALLONI CORRESPONSAL
Buenos Aires, 16 de marzo. Los presidentes de Argentina,
Néstor Kirchner, y de Brasil, Luis Inacio Lula Da Silva, firmaron
este martes en Río de Janeiro el Consenso de Río, en el cual
definen una posición común ante el tema de la deuda externa
y asumen el compromiso de actuar en conjunto ante los organismos internacionales.
La
declaración final está redactada en seis puntos, donde al
comienzo se explica que está diseñada para "conducir las
negociaciones con organismos multilaterales de crédito asegurando
un superávit primario y otras medidas de política económica
que no comprometan el crecimiento y garanticen la sustentabilidad de la
deuda para preservar inclusive la inversión en infraestructura".
El acuerdo intenta marcar rumbos a los países en
integración, agobiados por las exigencias de ajustes y los pagos
de abultados intereses que se llevan el presupuesto nacional, incrementando
la imposibilidad de crecimiento genuinos y de dar una respuesta a la dramática
situación social.
La declaración exige que las inversiones destinadas
al crecimiento de infraestructura o gasto sociales no sean computadas como
gasto público, lo que produce distorsiones al calcular el superávit
fiscal.
En otro de los puntos, se promueve la construcción
de una conexión ferroviaria que uniría el norte argentino
y el sur brasileño, permitiendo aumentar sutantivamente los flujos
comerciales y también profundizar la integración.
En 60 días se reunirán los equipos económicos
de ambas cancillerías para avanzar en la estrategia común
en la que se comprometieron hace tiempo ambos mandatarios que a su vez
llaman a todos los integrantes y socios del Mercosur a sumarse.
Todos los funcionarios calificaron de histórico
este nuevo acuerdo que reafirma la alianza de los dos países más
grandes del Mercosur, y que además cumplió puntualmente con
los compromisos conjuntos asumidos en el llamado Consenso de Buenos Aires,
firmado en octubre pasado durante la visita de Lula a Buenos Aires. Ese
documento fue considerado la respuesta latinoamericana al Consenso de Washington
de los años 90.
El jefe de gabinete del gobierno argentino, Alberto Fernández,
dijo que el paso dado ahora por ambos gobiernos es un ejemplo para el mundo
y que el Fondo Monetario Internacional (FMI) debe escuchar estas voces.
La reunión de octubre de 2003 había sido
un paso definido, que luego tomó vuelo durante el encuentro de los
presidentes en Caracas, Venezuela, en el contexto de la reunión
del G-15 (Grupo de los 15), donde hubo una reunión de ambos con
el presidente Hugo Chávez.
Kirchner y Lula habían fijado para el 10 de marzo
el encuentro de hoy, pero no pudo ser por las fuertes dificultades en las
negociaciones de Argentina con el FMI, en el forcejeo en que el gobierno
argentino se negaba a pagar el vencimiento de los 3 mil 100 millones de
dólares si no había un compromiso previo de ese organismo.
Lula, por su parte, demandó el apoyo del presidente
George W. Bush para Argentina y planteó a jefes de Estado de Europa
la necesidad de un cambio en las negociaciones con nuestros países
y otros temas que son claves para la región.
Desde Washington y en entrevista con el periódico
Clarín, la directora gerente interina del FMI, Anne Krueger,
volvió a insistir en que Argentina debe tener mayor superávit
fiscal (pactado en 3 por ciento) para aumentar los pagos de la deuda, criticó
la "retórica" del presidente Kirchner y coincidió con los
que dicen que el gobierno argentino hizo chantaje al amenazar con no pagar
la semana pasada el vencimiento.
Kirchner, en respuesta, afirmó hoy que es imposible
continuar "condenados a las situaciones sociales que tenemos hoy", ratificando
que el gobierno argentino no está dispuesto a pactar un superávit
mayor de 3 por ciento para los próximos años.
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