Marco Rascón

Octavo congreso de la primavera

Luego del largo invierno de cañonazos obregonistas, unidad callista, ineptitud al estilo el Nopalito Ortiz Rubio, enriquecimiento alemanista, descomposición y demagogia, el PRD y la izquierda tienen ante sí la posibilidad de vivir una primavera ideológica, política y organizativa.

La reivindicación de izquierda debe dejar de ser un mero sentimiento y reiniciar la acción, luego de la dura lección originada en la autocomplacencia frente a lo incorrecto.

El PRD fue ocupado casi por entero por sus adversarios. La crítica inicial a la decadencia del viejo sistema político se revirtió, pues los grupos que coparon la dirección y la política del partido cayeron en las mismas prácticas que la izquierda combatió durante décadas en las calles, las fábricas, las escuelas y que denunció mediante volantes, periódicos y a voz en cuello en las plazas del país.

ƑCómo ganar un partido la Presidencia si sus dirigentes han sido empleados de los adversarios que públicamente criticaban? ƑCómo reclamar cuentas del Fobaproa o el IPAB si por dentro la burocracia del PRD era igualmente inepta y corrupta?

Por eso la primavera del PRD significa deslindarse de las acciones y los personajes que se pusieron fuera de los principios, el programa y los compromisos del partido.

Esta acción de deslinde no debe llevar a la paralización, sino a la reorganización del partido desde abajo, desde la integración nueva de los comités de base, los municipales, estatales y regionales bajo el llamado del octavo congreso de la primavera, a celebrarse el 20 y 21 de marzo en el Centro Reforma de la Canaco, en Morelos 67 casi esquina con Bucareli.

Es claro que la cúpula burocrática que le abrió el partido a la derecha oligárquica no es el PRD; que ellos rompieron con la legalidad interna desde las elecciones fraudulentas del 14 de marzo de 1999 y lo siguieron haciendo sistemáticamente desde entonces y las siguientes elecciones; rompieron con el PRD desde el comportamiento entreguista en las elecciones de 2000 y por la deliberada desaparición del partido en más de 21 estados y la entrega del PRD al salinismo y al zedillismo.

El octavo congreso democrático será una asamblea abierta, indignada, inteligente, demandante frente a la traición, sin concesiones a los responsables de haber entregado el PRD a las peores prácticas, con las cuales se utilizaban recursos para combatir, no al Estado, sino para luchar contra otros perredistas, pues los recursos de Carlos Ahumada no eran contra el PRI o el PAN, sino para financiar las elecciones šinternas!, bajo la complacencia de la presidencia, el Comité Ejecutivo y el Consejo Nacional.

En esta primavera debe hacerse valer que el actual CEN y el Consejo Nacional son ilegítimos y, por tanto, deberá reclamarse al IFE la suspensión de la entrega de prerrogativas al PRD, pues desde la Convención convocada el 5 de mayo de 2003 existe el reclamo por el registro histórico del PRD, el cual viene desde las luchas más amplias y profundas de la izquierda en México, que unos cuantos en nombre de varias generaciones utilizaron para la corrupción.

El octavo congreso del 20 y 21 de marzo no es un camino de paralelismo ni un espejo frente a la burocracia. Su propósito es restituir la legalidad interna, pero ya no por medio de las instancias ilegales y corrompidas, sino de una forma fundacional, pues el PRD son la convicción de sus integrantes y sus compromisos frente al pueblo y la sociedad y no las formalidades que se derivan de esto.

No obstante, el patrimonio y el registro del PRD no es de la burocracia usurpadora, sino del compromiso colectivo surgido públicamente como llamado a la nación.

El octavo congreso de primavera deberá integrar un Consejo Nacional y un Comité Ejecutivo Provisional que reorganicen el partido en los municipios, los estados y restablezca su participación en los movimientos que luchan y resisten en el país. El octavo congreso es un compromiso ineludible de responsabilidad generacional y no habrá concesión, titubeo o vacilación frente a la traición.

Frente al maniqueísmo de una supuesta reforma "desde dentro", el octavo congreso deberá actuar con determinación y asumir que en él estarán despositados los valores y principios del partido. Por ello deberá hacer un llamado general contra el congreso espurio convocado por las instancias ilegales.

Hoy el deslinde tajante es condición necesaria para recuperar el PRD, pues tenemos que decirlo claro y fuerte, que la corrupción se hizo "no en nuestro nombre" y que es el momento de liberar los principios y las convicciones que hicieron al PRD.

Hemos tocado fondo, y por eso éste es el momento, éste es el justo lugar de la primavera.

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