México D.F. Martes 16 de marzo de 2004
"A mí las suspicacias me hacen cosquillas",
desestima el senador litigante
Acres críticas de propios y extraños
contra el contradictorio jefe Diego
Al contrario de lo que sostuvo el viernes pasado,
ahora dice que no tiene una relación profesional con Ahumada, pero
advierte que nada lo detendrá para defenderlo Tampoco acusará
a López Obrador
ANDREA BECERRIL, VICTOR BALLINAS, ENRIQUE MENDEZ Y
JOSE A. ROMAN
Envuelto en el escándalo por la asesoría
al empresario prófugo Carlos Ahumada Kurtz y su participación
en la difusión de los videos donde éste entrega dinero a
perredistas, el senador Diego Fernández de Cevallos enfrentó
ayer no sólo las críticas de los panistas, sino también,
al ingresar al salón de sesiones de la Cámara de Diputados,
desde la bancada priísta un legislador le soltó: "¡Ahí
viene el ave de las tempestades! ¡Adiós, señor de los
videos!"
Fernández de Cevallos eludió primero a la
prensa con el argumento de que no da entrevistas en recintos parlamentarios,
y más tarde, ante la insistencia, ofreció una conferencia
en la que, siempre retador, advirtió que nada lo detendrá
en defender al empresario prófugo Carlos Ahumada Kurtz, si éste
se lo pide, como hizo en febrero pasado.
"Lo
habré de ayudar en lo que la ley me permite para que no sea víctima
de un atropello", afirmó.
-Por esta "ayuda" ¿usted está cobrando algo?
-se le preguntó dentro de un largo intercambio en el que aderezó
sus respuestas con gracejadas.
-¡Por supuesto que no! ¡Pero es evidente que
no y creo que cualquiera puede suponer que no!
-¿A cambio de qué, senador?
-A cambio de qué, ¿qué? Hágame
la pregunta bien.
-¿A cambio de qué lo ayuda?
-¡De que no lo atropellen, por supuesto! Y de que
enfrente la ley ante las autoridades federales y del Distrito Federal,
pero que de ninguna manera sea atropellado. Y si yo puedo evitar un atropello
contra él o contra ti, lo haré siempre a cambio de nada.
-Y persistirá la suspicacia de que nada se da a
cambio de nada...
-Sí, claro, en un país de suspicacias nadie
puede acabar con las suspicacias. Aquí no me importa si hay o no
una suspicacia. Comprendan que un político serio y un hombre cabal
no se detiene ante suspicacias.
"Estoy dispuesto a enfrentar lo que venga y como venga,
calcúlale las cosquillas que a mí me puedan hacer las suspicacias."
Ya en la Cámara de Senadores, y menos envalentonado
de como se había mostrado en días recientes, Fernández
de Cevallos insistió en que el gobierno capitalino está obligado
a presentar pruebas de su presunta relación con narcos, aunque,
dijo, la Procuraduría General de la República ya aclaró
que no hay tal.
Aseguró que no ha vuelto a ver al empresario prófugo
Carlos Ahumada y cambió la versión que expresó públicamente
el jueves pasado en Veracruz, donde amenazó con que se harían
públicos más videos en los que supuestamente se involucra
a otros perredistas del gobierno de la ciudad en presuntos actos de corrupción.
Que sí, pero no
"Yo les puedo asegurar que es verdad que nunca he tenido
en mi vista otro video. He recibido noticias de que hay otros, el propio
jefe de Gobierno dijo que él sabía de la existencia de esos
videos, y de otros, días antes de su presentación", dijo
ayer.
El senador litigante rechazó que tenga una relación
profesional con el empresario que aparece en las filmaciones divulgadas
entregando dinero a René Bejarano y Carlos Imaz. "Yo he dicho con
toda claridad que no he sido, no soy ni seré abogado del señor
Ahumada", respondió ayer Diego Fernández, lo que se contrapone
al reconocimiento que hizo el viernes por la noche durante El Noticiero
de Joaquín López Dóriga en Televisa.
Tampoco, dijo, acusará a Andrés Manuel López
Obrador de ser el jefe de una mafia que opera en el Gobierno del Distrito
Federal. "Yo he hecho un razonamiento jurídico político,
que si el jefe del Ejecutivo local, con motivo de esos videos y de esas
pruebas, hubiera ofrecido disculpas, pedido perdón, quedaría
perfectamente claro que no encubre a personas que se conducen de esa manera."
Explicó su teoría: si López Obrador
arma una defensa aludiendo a un complot del que se siente víctima,
entonces él (Diego) tiene derecho "para comprender que el jefe de
Gobierno está involucrado en una administración rodeada de
delincuentes, porque no cabe en mí la hipótesis de que sea
un mesías rodeado de judas".
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