México D.F. Domingo 14 de marzo de 2004
Las entregaron en 1994 a comuneros de San Miguel y Santa María Chimalapas, aseguran
Exigen labriegos chiapanecos devolución de 40 mil 900 hectáreas colindantes con Oaxaca
Católicos tradicionalistas expulsan a seis indígenas evangélicos del municipio de Huixtán
ANGELES MARISCAL Y ELIO HENRIQUEZ CORRESPONSALES
Tuxtla Gutierrez, Chis., 13 de marzo. Unos 350 campesinos exigieron hoy a los gobiernos estatal y federal la devolución de unas 40 mil 900 hectáreas de tierras ubicadas en los límites de Chiapas y Oaxaca que, según ellos, les fueron "despojadas" en 1994 y entregadas a los comuneros de San Miguel y Santa María Chimalapas.
Rafael Romero Aguilar, Alvaro Velásquez Coronel, Elías Velásquez Roblero y Clemente Becerra explicaron que en ese año los gobiernos federal y estatal indemnizaron a 350 campesinos de esa zona "con cantidades ridículas de dinero, que fue interpretada como una burla", para que les dejaran las tierras a los comuneros de San Miguel y Santa María Chimalapas, específicamente a los indígenas zoques de la comunidad San Francisco La Paz.
Recordaron que en ese momento las autoridades les dijeron que el objetivo de la desocupación de tierras que debían realizar, "era para que se creara una reserva ecológica campesina, pero de esa promesa han pasado 10 años y las tierras siguen abandonadas, ociosas, y no existe ningún programa de manejo integral como lo tiene cualquier reserva ecológica".
Pidieron la restitución de sus tierras, pues advirtieron que invadirán el lugar en conflicto aunque haya enfrentamientos.
Las tierras que exigen los campesinos chiapanecos son reclamadas también como suyas por los comuneros zoques, tras una resolución presidencial que los favoreció en 1967.
El conflicto de Chempil
Por otro lado, seis indígenas que profesan la religión evangélica fueron expulsados por católicos tradicionalistas de la comunidad de Chempil, municipio de Huixtán, informó el pastor Abdías Tovilla Jaime, presidente del Consejo Interreligioso de los Altos de Chiapas.
Recordó que el pasado 4 de marzo, los tradicionalistas de Chempil destruyeron tres viviendas propiedad de Alonso Vázquez Pérez, una de las cuales era utilizada como templo, y ahora él y su familia han sido expulsados de la comunidad.
Agregó que para evitar el destierro otras familias de las iglesias adventista y presbiteriana -Alonso es pentecostal- aceptaron pedir perdón y pagar un día de trabajo por haberse negado a participar en la destrucción de las viviendas de su compañero.
El religioso señaló que para tratar de encontrar una solución al conflicto entre ambos grupos, la comisión interinstitucional programó una reunión para el pasado jueves en la cabecera municipal de Huixtán, pero los tradicionalistas de Chempil no asistieron porque exigían que el encuentro se realizara en la comunidad, lo cual no fue aceptado por las autoridades estatales, que argumentaron que debía ser en un sitio neutral.
Añadió que ese mismo día los tradicionalistas notificaron al alcalde Javier Vargas que Alonso Vázquez y los otros cinco integrantes de la familia quedaban expulsados definitivamente, aparte de que "pierden el predio y las tres viviendas que ya les fueron destruidas".
Tovilla Jaime dijo que los evangélicos esperan que el gobierno del estado tome cartas en el asunto, pues la expulsión de Vázquez Pérez "es un claro ejemplo de intolerancia religiosa" en los Altos de Chiapas.
Por separado, el obispo de la diócesis local, Felipe Arizmendi Esquivel, hizo un llamado a las partes en conflicto a resolver sus diferencias y a respetar el derecho a la libertad religiosa.
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