México D.F. Domingo 14 de marzo de 2004
Fue creada en 2001 ante accidentes y muertes
causados por conductores de Autobuses Alamo
Gobierno y camioneros de Veracruz obstaculizan a cooperativa
indígena
Les retienen 20 vehículos y niegan concesiones
ante sospecha de que las unidades "son robadas"; dos líderes del
movimiento presos, acusados de secuestro y motín; enfrentan otras
23 órdenes de captura
GUADALUPE LOPEZ CORRESPONSAL
Ixhuatlan De Madero, Ver., 13 de marzo. Cansados
del maltrato a los usuarios, de los accidentes y las muertes provocados
por la negligencia de los conductores que prestan el servicio en la región,
un grupo de indígenas formó en 2001 una cooperativa de autotransporte,
sin prever que esto los enfrentaría con el gobierno del estado y
con los caciques encabezados por la familia Mejía, propietaria de
Autobuses Alamo.
Tras la conformación de la cooperativa, el gobierno
de Miguel Alemán Velasco les recogió 20 vehículos,
porque sospecha que "son robados", y se niega a otorgar la concesión;
dos líderes cooperativistas fueron hechos prisioneros, acusados
de secuestro y motín, y de acuerdo con los abogados, existen otras
23 órdenes de aprehensión contra dirigentes del citado movimiento.
Por
su parte, el secretario de Gobierno, Flavino Ríos, ha manifestado
su disposición de regresar las unidades a los transportistas indígenas,
pero acota que "una cosa es entregarles los autobuses y otra darles la
concesión" para que los trabajen, sólo les ofrece el servicio
de transporte mixto rural, por medio de camionetas que entrarían
a las comunidades.
De su lado, el presidente del consejo de administración
de Autobuses Alamo, Manuel Mejía del Angel, expone que este conflicto
se ha politizado y ha afectado tanto a la empresa como a la vida económica
de la región. Asegura que la compañía ya indemnizó
a los familiares de los cinco muertos en el accidente que provocó
el conflicto, y afirma tener copia de los recibos por las cantidades pagadas,
que van de 50 mil a 125 mil pesos a cada familia.
Todo empezó en octubre de 2000, cuando indígenas
de Tzocohuite secuestraron vehículos de Autobuses Alamo y cerraron
la carretera varios días para obligar a sus dueños a indemnizar
a los deudos de las cinco personas, y para obligar al gobierno del estado
a intervenir en su favor.
Lejos de esto, el 19 de octubre agentes de Seguridad Pública
del estado rescataron las unidades retenidas y desalojaron a los manifestantes
de la carretera. Al repique de campana de la iglesia del pueblo cientos
de indígenas se reunieron y se enfrentaron con la policía
con piedras y palos, secuestraron a 97 policías y los mantuvieron
como rehenes hasta que el gobierno entregó a los detenidos por parte
del movimiento.
El saldo fue de un muerto -Bernardino Antonio Nicolás-
y varios lesionados por arma de fuego del lado de los inconformes. También
hubo algunos heridos por machete o golpes del lado de la policía.
En negociaciones, el 2 de febrero de 2001, el gobierno
del estado acordó que Autobuses Alamo ya no prestaría el
servicio en la ruta Alamo-Ixhuatlán de Madero-Benito Juárez-Chicontepec,
y en su lugar entraría otra empresa designada por la Dirección
General de Tránsito y Transporte.
Asimismo, otorgaría concesiones para que las comunidades
indígenas se convirtieran en cooperativa de transporte que prestara
el servicio público en esa zona.
También dejaría sin efecto las denuncias
presentadas contra varios líderes de la Organización Regional
de la Zona Norte del Estado (ORZNE), a raíz del secuestro de los
policías, y pagaría los gastos médicos de los lesionados;
daría apoyo a Lázaro Juárez Antonio y Delfino de la
Cruz Hernández, quienes resultaron lisiados, e indemnizaría
a los familiares de Antonio Nicolás, muerto durante el desalojo.
Autobuses usados
Al inicio del conflicto y para desplazar a Autobuses Alamo,
la ORZNE constituyó la Sociedad Cooperativa Tzocohuite y puso a
trabajar más de 20 unidades que adquirió con la cooperación
de las comunidades. Todas eran usadas. En octubre de 2001 el gobierno estatal
recogió las unidades con el argumento de que eran robadas y carecían
de concesión.
La organización, que constituye el Movimiento Indígena
de Tzocohuite, acusa a la empresa camionera, propiedad de la familia Mejía,
de agravios que van desde el maltrato a los indígenas de las comunidades
adonde presta servicio, hasta de muertes y atropellos por negligencia de
los conductores, de lo cual no se ha hecho responsable, según sostiene.
A finales de octubre de 2003, después de algún
tiempo de no operar, Autobuses Alamo volvió a entrar a las comunidades.
Esta vez escoltadas sus unidades por policías de Seguridad Pública
y de Tránsito del estado.
Antes fueron encarcelados los líderes del movimiento
e integrantes de la cooperativa Tzocohuite: Lauro Cruz Cruz e Hilario de
la Cruz Concepción, quienes -acusan sus compañeros y la abogada
del movimiento, Marlene Mar Santamaría- fueron torturados. La acusación:
secuestro y motín; están presos en el reclusorio de Jalacingo.
Desconfiados, los líderes del movimiento Tzocohuite
aceptaron la entrevista. Exigen la devolución de sus autobuses y
la liberación de Lauro e Hilario, porque los consideran luchadores
sociales "y hasta donde sabemos los han torturado y no es justo".
Aseguran que cuando Seguridad Pública y Tránsito
del estado recogió los camiones de la cooperativa Tzocohuite, taxistas
y trabajadores de la empresa Autobuses Alamo, integrantes de la familia
Mejía, apoyados por el entonces diputado federal Francisco Ríos
Alarcón, y el local Balfrén González Montalvo, les
causaron destrozos y golpearon a los choferes.
Mar Santamaría, abogada de la cooperativa, señala
que aún hay 23 órdenes de captura contra líderes del
movimiento, todas relacionadas con el secuestro de los policías
hace tres años.
Asegura que varias personas han sido "secuestradas" por
Seguridad Pública, como Juan Solís quien, asegura, fue torturado
el 15 de junio de 2003, a partir de lo cual y debido a los efectos de los
gases lacrimógenos perdió el ojo derecho y presentó
quemaduras en el estómago.
Refirió el caso de un menor que cuando tenía
12 años sufrió un accidente mientras viajaba en un autobús
Alamo, perdió un brazo y la empresa nunca lo quiso indemnizar y
no le compró ningún medicamento. Ahora tiene 17 años.
Es hijo de Mateo de la Cruz, uno de los dirigentes del movimiento Tzocohuite.
Problema resuelto: Flavino Ríos
El secretario de Gobierno, Flavino Ríos, señala
que el conflicto está en vías de solución. Ya se pidió
a los líderes del movimiento Tzocohuite acudir al corralón
donde están los autobuses para que puedan ser cotejados los números
de serie del motor con las facturas y que acrediten su legítima
procedencia para que puedan ser devueltas, "porque en el informe que nos
dio Policía Ministerial no coinciden los números de motores
con los de la carrocería ni con las facturas, "entonces se presume
que son robados".
Hasta ahora, indicó, no se han presentado los propietarios
con la documentación. No obstante, esos autobuses pudieron ser adquiridos
de buena fe, dice.
Aclara que una cosa es entregar los autobuses y otra darles
la concesión, pues "ya se les dijo que esto no es posible, porque
la ruta (que los cooperativistas quieren) la tiene Autobuses Alamo y, además,
no van a poder competir y van a quebrar".
A cambio, el gobierno les ofrece 11 concesiones para servicio
de transporte mixto rural que, mediante camionetas, prestaría el
servicio a las comunidades rurales para trasladar personas y carga, cubriría
seis rutas. El movimiento Tzocohuite no lo acepta porque quiere operar
el servicio público de pasajeros con autobuses, ya que éstos
cubren rutas más amplias.
Exigen la concesión para trabajar en los tramos
Alamo-Ixhuatlán de Madero-Benito Juárez-Chicontepec y la
oferta del gobierno se circunscribe al área rural.
Recientemente se reanudaron las pláticas porque
Alemán Velasco pretende dejar resuelto este conflicto antes de que
concluya su administración, el próximo fin de año,
señala Flavino Ríos.
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