México D.F. Domingo 14 de marzo de 2004
Gustavo Iruegas
Duro de matar
A principios de año, en Washington, en la mismísima Casa Blanca, hubo una reunión de funcionarios estadunidenses con responsabilidades en el espinoso tema cubano. Por lo que de esa reunión se sabe, no pasó en ella nada extraordinario: se decidió no celebrar una nueva ronda de conversaciones sobre el tema migratorio, y al final se hicieron acusaciones a Cuba de ser responsable de minar la democracia en países latinoamericanos. En fin, lo de siempre. Más interesante habrá sido la conversación que debieron sostener los participantes sobre la situación mundial y el papel que le quisieran atribuir a Cuba en la circunstancia de la política interior actual de Estados Unidos. No está fuera de proporción imaginar una minuta como esta que, si bien es ficción, no incurre en falsedades:
"La decisión de invadir Irak antes de que la opinión pública estadunidense comprendiera que la captura o muerte de Osama Bin Laden y el desmantelamiento de su organización Al Qaeda no era cuestión de días ni de semanas fue correcta. Se evitó así la caída en los índices de popularidad presidencial y se mantuvo la expectativa de la relección. Sin embargo, la tenaz resistencia popular se traduce en continuas bajas estadunidenses y eso reduce la popularidad más que ninguna otra cosa.
"La captura de Saddam fue un respiro, pero ya no está dando resultados. Se olvidó más pronto que el nombre del segundo astronauta en la Luna. A nadie le interesa. Hacen más ruido por los presos en Guantánamo que por él. Además, resultó un cobarde... si se hubiera defendido, habría cuando menos controversia.
"Se hace necesario un nuevo movimiento en el escenario internacional para rencauzar la opinión pública a favor de la relección del presidente actual. Quizá invadiendo otro Estado perverso con un líder malvado. Pero Khadafi está sometido, Corea del Norte está negociando. Siria o Irán significarían nuevos conflictos interminables: la opinión pública ya no aguanta otra guerra con una lista sin fin de bajas estadunidenses. Dicen los expertos que la sensibilidad del pueblo de Estados Unidos por la muerte de sus jóvenes soldados está a flor de piel. Quieren un triunfo como el de Yugoslavia: rápido, total y sin bajas de su lado. No se ven opciones viables.
"El episodio de Haití no cuenta mucho y no durará en la prensa más de dos semanas. Los latinoamericanos no harán del asunto ni siquiera un caso de conciencia.
"La solución sigue estando en el Caribe. Claro que no es fácil. No lo ha sido para ninguno de los últimos 10 presidentes: Eisenhower, Kennedy, Johnson, Nixon, Ford, Carter, Reagan, Bush Sr., Clinton y el actual. Seis republicanos y cuatro demócratas. Aunque desde que perdió el respaldo ruso ya no se le puede considerar en el mismo nivel de peligrosidad, el insolente dictador sigue ahí. Está viejo y pronto morirá, pero sigue siendo un peligro. šEs un peligro político! šSi muere de viejo habrá derrotado a los 10!
"Se sabe que los Migs no tienen refacciones desde hace 10 años, que no vuelan por falta de combustible, que los pilotos no practican ni el mínimo necesario para mantenerse en forma y que se van haciendo viejos al igual que sus aviones. Con el potencial militar actual, Estados Unidos no necesita ni los barcos de guerra ni la fuerza aérea para reducir a escombros la isla de Cuba. Pero con destruir no es suficiente, se necesita invadir, ocupar. Sabemos también que han seguido preparando la 'guerra de todo el pueblo', igual a la que practicaron los vietnamitas. Nuestras fuerzas siempre han estado en condiciones de aplastar a Cuba, pero el precio ha sido siempre demasiado alto. Hablamos de decenas de miles de soldados estadunidenses muertos. Y no es posible dejar de considerar que tengan preparada una respuesta en nuestro propio territorio. Aunque nuestros servicios de inteligencia dicen que es imposible, su confiabilidad se ha visto reducida últimamente.
"Por otra parte, sabemos que aunque algunos protestarían, la mayoría de los gobiernos latinoamericanos terminarían por aceptar los hechos consumados, como fue en Irak y ha sido siempre en América Latina. El problema está en la gente; se incrementaría la inconformidad de los que ven en la Revolución cubana el último reducto de la dignidad latinoamericana, y eso no es pasajero. Se vinculará esa causa con los problemas propios de cada país y se pueden reproducir situaciones que creímos superadas. Habría que movilizar nuevamente a los ejércitos contra sus pueblos. Nuestra doctrina militar prevé que debemos estar en condiciones de librar dos guerras simultáneas. Eso es diferente que estar en guerra con dos regiones del mundo.
"Se han hecho docenas de intentos directos en el nivel de atentado personal, pero hasta ahora todos han fallado. Lo que aún no se ha ensayado es el golpe quirúrgico. Un misil disparado desde territorio continental requiere menos de 15 segundos para alcanzar su objetivo en Cuba. Aun así es riesgoso. Podría fallar y, peor aún, dar en un blanco no deseado. Cuba tiene más escuelas que fábricas de aspirinas. Ni siquiera se podría alegar la retorsión.
"De cualquier manera, para conseguir el efecto que se busca, aun con todos los riesgos de error y de fracaso, se deberá tomar una decisión que considere la oportunidad con antelación suficiente para que el golpe surta efectos en la decisión de voto del estadunidense medio y para que las consecuencias políticas internacionales se perciban después de las elecciones.
"Hay que hacer una buena propuesta. šDe ello depende nuestro empleo los próximos cuatro años!"
Quizá alguno de esos buenos cineastas estadunidenses encuentre oportuno hacer una cinta que reproduzca el escenario descrito. Una combinación de Wag the dog y Die hard sería taquillera.
Lo que resulta impensable es el efecto que tendría la estupidez que están fraguando.
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