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México D.F. Sábado 13 de marzo de 2004
"No podemos permitir su desmantelamiento", señala
Importante patrimonio, la instrucción pública,
afirma Carlos Montemayor
Ante el embate de un proyecto de nación que busca
el desmantelamiento de la educación pública, "no podemos
darnos el lujo de perder un patrimonio educativo, social y ético
que representa una alternativa de crecimiento para el país", afirmó
el escritor Carlos Montemayor, quien agregó que la universidad pública
es el único espacio académico "que ha mantenido un concepto
cultural que no está enfocado al enriquecimiento de su población,
sino que impulsa la cohesión e integración estatal, regional
y nacional".
Desde
hace varios años, alertó el articulista de esta casa editorial,
la educación superior pública ha comenzado a sufrir un deterioro,
"no sólo porque el Estado mexicano asumió que no tenía
un compromiso directo con su desarrollo, sino por el impulso a la intervención
del sector privado", pues en la medida en que el crecimiento de la universidad
privada privilegia el acceso al conocimiento sólo a aquellos que
cuentan con recursos económicos elevados, la educación se
reduce a un pequeño sector de la sociedad nacional.
Si además, agregó, se suma la aplicación
de una concepción de mercado en el desarrollo de los egresados,
"la dinámica social del país se verá alterada de una
forma elemental, haciendo que la universidad, como un vector de movilidad
social, se convierta en un vector de estancamiento social o de asentamiento
de desigualdades sociales".
Tras dictar la conferencia Educación y cultura
en la universidad pública, ante estudiantes de la Universidad Autónoma
Metropolitana, plantel Xochimilco, aseguró que ser integrante de
la universidad pública como alumno, profesor o investigador "implica
defender este espacio como parte de un patrimonio nacional que ha jugado
un papel detonante en el desarrollo de nuestro campo cultural, artístico
y científico".
La universidad pública, reiteró, es la "única
que se ha comprometido con la investigación que atañe al
desarrollo integral del país", encarando un proyecto de desmantelamiento
no sólo de presupuesto e infraestructura, "sino de destrucción
del papel que juegan las instituciones de educación superior públicas
en la formación de cuadros académicos que generan el conocimiento".
Al respecto, aseguró que de acuerdo con cifras
del Banco Mundial, si bien existen cerca de 7 mil universidades a escala
mundial, para una población de 560 millones de jóvenes, "sólo
están inscritos 88 millones, es decir, 15.7 por ciento del total".
A ello, agregó, se suma que en los países ricos uno de cada
dos jóvenes llega a la universidad, mientras que en regiones en
desarrollo sólo uno de cada 10 jóvenes lo logra.
En términos de riqueza, destacó, el ingreso
de países ricos es 42 veces mayor que el de naciones pobres, pero
el gasto de los estados del norte en investigación científica
es 218 veces mayor que el de los países en desarrollo, con lo que
es fácil predecir que los ricos seguirán creando nuevos conocimientos,
que se materializarán en nuevas patentes y desarrollo tecnológico.
Por ello, consideró, la universidad pública
no puede verse "como un fenómeno de mercado" sino como una obligación
del Estado en la construcción de un proceso de cohesión y
consolidación nacionales, que busque alternativas a un proyecto
económico "que avanza rápidamente y que se basa sólo
en la dinámica del mercado".
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