México D.F. Sábado 13 de marzo de 2004
Una bebé de 7 meses y otros seis de los
heridos por las explosiones perecieron ayer
Tenían 35 años o menos la mayoría
de los 199 muertos por los estallidos
Aún sin identificar, 41 cadáveres; antropólogos
forenses trabajan sin interrupción
ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL
Madrid, 12 de marzo. La cifra de víctimas
provocadas por el estallido, el jueves, de 12 bombas colocadas en cuatro
trenes de pasajeros aumentó a 199, al fallecer hoy siete de los
heridos, entre ellos una bebé de siete meses. De los mil 400 heridos,
permanecen hospitalizados más de 400, entre las que hay 38 en estado
de extrema gravedad y 21 en estado crítico.
Cientos de antropólogos forenses han trabajado
de forma ininterrumpida en la identificación de los cadáveres,
pero aún quedan 41 cuerpos sin identificar.
Los informes forenses confirmaron que la mayoría
de las víctimas eran trabajadores, estudiantes universitarios y
de bachillerato, así como migrantes de diversos países.
Un primer balance ofrece además un dato terrible:
la mayoría de los muertos nació entre 1970 y 1983, es decir,
no pasaba de los 35 años.
Desde
ayer se improvisó un depósito de cadáverez en el parque
ferial Juan Carlos I, donde se instaló un inmenso centro de identificación
de cuerpos, del que parten intermitentemente carruajes funerarios.
Esta noche se anunció que en las próximas
horas quedaría cerrado ese depósito improvisado, tras finalizar
la primera etapa de identificación de las víctimas, indicó
la Secretaría de Justicia.
De los 193 cadáveres trasladados a la sala 6 del
recinto ferial, 153 fueron identificados y entregados a sus deudos, mientras
que los restantes 40 cuerpos serán trasladados al depósito
del cementerio de Almudena, en Madrid.
Los restos mortales no identificados por la ausencia de
signos distintivos como huellas digitales serán sometidos a una
prueba de ADN.
En un pabellón contiguo, cientos de personas intentan
localizar a algún familar. Ellos serán quienes probablemente
tendrán que esperar a que se realicen pruebas de ADN para el reconocimiento
de los cuerpos. En el recinto se encuentran numerosos sicólogos,
médicos y sacerdotes que voluntariamente dan apoyo a familiares
de las víctimas.
Es este personal el que pregunta a los familiares por
la apariencia del desaparecido, la ropa que llevaba, si tenía lunares,
anillos, tatuajes o aretes. Ese tipo de señas y pertenencias ya
se tiene clasificado en listas, por lo que es común que personas
rompan en llanto cuando se les confirma que uno de los cuerpos tiene la
característica distintiva de su ser querido.
Las funerarias madrileñas se ven, como nunca, atestadas;
mientras en los hospitales se trabaja sin descanso para intentar salvar
al menos una vida más y recomponer los cuerpos mutilados.
Todos los gastos funerarios fueron asumidos por la Comunidad
de Madrid, mientras que el gobierno español autorizó hoy
una partida de 140 millones de euros para indemnizar a las víctimas.
También se autorizó la naturalización inmediata de
los extranjeros afectados para también poder gozar de ese derecho.
Si bien la mayoría de las víctimas mortales
y de los heridos son españoles, entre ellos también hay personas
de 11 países: Chile, Cuba, Perú, Ecuador, Honduras, Polonia,
Marruecos, Guinea Ecuatorial, República Dominicada, Colombia y Rumania,
que son a su vez las naciones de las que son originarios la mayoría
de los migrantes que viven en España, muchos de ellos con trabajos
precarios y sin documentos.
Un marroquí que se identificó como Hamed,
que vive indocumentado en España, llamó a una emisora de
televisión diciendo que no se atrevía a ir al depósito
de cadáveres. "Varios de mis colegas han muerto y quiero identificarlos,
pero temo que me detengan y me expulsen del país porque no tengo
permiso de trabajo."
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