México D.F. Miércoles 10 de marzo de 2004
REPORTAJE /INVASION A ZONAS ECOLOGICAS
Sólo en Ecatepec existen 220 asentamientos irregulares
Con mallas y muros buscan frenar la invasión
de la sierra de Guadalupe
El Banco Interamericano de Desarrollo y los gobiernos
estatal y federal han destinado 137 millones de pesos para rescatar esa
área que rodea los límites del estado de México con
el norte del Distrito Federal
SILVIA CHAVEZ GONZALEZ CORRESPONSAL
Tultitlan, Mex., 10 de marzo. Doña Juana
Mejía Martínez, por "necesidad", se sumó a la cadena
de asentamientos humanos irregulares, invasores de la sierra de Guadalupe.
A sus 73 años, la fuerza de voluntad y la salud la han abandonado.
Hace 20 años, con pico y pala participó en las faenas para
retirar matorrales, árboles y abrir brecha en algún punto
del suelo semidesértico de la reserva natural que rodea los límites
del estado de México con el norte del Distrito Federal, donde actualmente
una malla ciclónica y muros perimetrales intentan frenar la presión
de la mancha urbana del valle de México.
Decretado
en 1976 Parque Estatal Sierra de Guadalupe, este macizo montañoso
forma parte del proyecto de Conservación Ecológica de la
Zona Metropolitana del Valle de México, en el que en los últimos
10 años el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y los gobiernos
estatal y federal han invertido 137 millones de pesos.
Hace 28 años la superficie original del lugar era
de 6 mil 322 hectáreas, pero ahora con las invasiones urbanas se
redujo a 5 mil 306; es decir, se han perdido más de mil hectáreas
de la zona.
Datos de los gobiernos municipales de Ecatepec, Coacalco,
Tultitlán y Tlalnepantla señalan que en las faldas de la
sierra de Guadalupe cohabitan al menos 2 millones de personas, las cuales
ejercen algún tipo de presión a lo largo de los 80 kilómetros
de longitud de la reserva ecológica. En su mayoría esas personas
están en asentamientos irregulares que están en proceso de
consolidación, que pertenecen a alguno de los cuatro municipios
referidos.
Con insuficiencia venosa, sentada en un peñasco
que aún queda frente a su casa, doña Juana Mejía habita
en cerrada de Donato Guerra, manzana 48, lote 2, de la colonia irregular
Almacigo Sur, del municipio de Ecatepec. Recuerda que hace 20 años
su vivienda de cartón y madera se perdía en medio de la sierra
de Guadalupe, y bastaba caminar unos pasos para ir a cortar nopales, tunas
y observar a los animales silvestres.
Comenta que cuando llegaron no tenían ningún
servicios ni dinero para hacerse de ellos. Relata que pagó con dos
puercos la apertura de su calle, que aún está sin pavimentar.
En la actualidad sólo algunas colonias, como Almácigo Sur,
cuentan con agua potable, energía eléctrica, pavimentación
y drenaje, "pero ésa es una de las pocas colonias afortunadas o
con mucha suerte", señala.
En esta zona mexiquense los contrastes son radicales:
"algunas" avenidas principales tienen carpeta de cemento, pero en su mayoría,
como son de terracería, ocasionan fuertes tolvaneras. En época
de lluvias los lodazales son "insoportables". Desde lo alto de la sierra
se observan casas hechas de ladrillo y lámina, y otras hasta de
tres pisos con dos antenas parabólicas en el techo.
En estos lugares se dan vivencias que ya son comunes entre
los vecinos, como la inseguridad. En colonias de esta zona diariamente
ocurren asaltos que, en su mayoría, no son reportados a la autoridad,
pues los habitantes comentan que nunca les hacen caso cuando van a interponer
una denuncia penal, "es el pan de cada día".
Doña Juana relata que el correr de jóvenes
anuncia que ya hubo algún robo.
Mauricio Mendoza, otro vecino, asegura que vivir en colonias
altas de Ecatepec no es fácil.
Aunque
no cuentan con escrituras de sus predios, porque las leyes municipales
prohíben dotar de servicios básicos a asentamientos irregulares,
gobiernos municipales emanados del PRI, PAN y PRD, en busca de allegarse
votos, han promovido obra comunitaria en la zona.
Jaime Ramírez Rivas, delegado de la Coordinación
de Conservación Ecológica de la Secretaría de Ecología
mexiquense, informó que de 1976 a 2003 la sierra de Guadalupe perdió
una franja de poco más de mil hectáreas, consecuencia de
continuas invasiones. Indicó que además de los incendios
forestales que ocurren cada temporada de calor en la zona ecológica
enfrenta nuevos intentos de invasión.
En enero pasado 200 familias fueron disuadidas en su intento
de fraccionar una franja del paraje Cola de Caballo, ubicado en la zona
limítrofe de la sierra con el municipio de Tlalnepantla. En esa
acción, Heliodora Aguilar Miranda fue detenida porque intentó
vender predios del paraje Las Arboledas, colindante con el municipio de
Ecatepec.
El funcionario delegacional señaló que actualmente
en la zona ecológica se ubican 250 asentamientos irregulares. Diez
corresponden a Coacalco, 20 de Tlalnepantla y 220 de Ecatepec.
Ramírez Rivas informó que el gobierno del
estado de México impulsa la construcción de un cerco perimetral,
con el propósito de encerrar la sierra de Guadalupe y así
evitar el paso de nuevos invasores.
En la franja de 80 kilómetros que divide la zona
urbana de la reserva ecológica se han levantado nueve kilómetros
de muro perimetral y 20 kilómetros con malla ciclónica. Asimismo,
como parte de los trabajos de rescate de la zona se han plantado 25 mil
500 árboles y 7 mil plantas propias de la región.
Dentro de la sierra de Guadalupe hay zonas para visitantes,
y en los seis arcos de accesos se controla que las personas no saquen flora
y fauna del lugar. Hay 30 kilómetros de vialidades y se impulsan
proyectos ecoturísticos, como la siembra de nopal, tuna y algunas
verduras.
Por las zonas de Coacalco y Tultitlán se puede
ingresar a los espacios destinados como áreas de recreo para visitantes,
quienes pueden caminar, andar en bicicleta y pasear bajo amplios encinares.
Desde colonias irregulares de Ecatepec -ubicadas en lo
que fueron cerros de la sierra de Guadalupe- se contempla el panorama.
Al oriente la planicie baldía del ex lago de Texcoco,
al sur el centro del Distrito Federal, y al poniente un cerco que protege
los cerros vírgenes de la reserva natural.
Los trabajos de conservación de flora y fauna han
aumentado la población de algunos animales, como conejos, tlacuaches,
armadillos, gatos monteses, así como la reproducción de gran
variedad de aves canoras.
La malla ciclónica separa distintas formas de vida.
Adentro quedaron matorrales, nopaleras y animales silvestres.
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