México D.F. Martes 9 de marzo de 2004
Autora de una de las 19 esculturas monumentales
emplazadas a lo largo de 17 km
Helen Escobedo sugiere ''tupir'' de grafiti la Ruta
de la Amistad
Ni conservan el color original ni los grafiteros acaban
su obra, deplora la artista
El miércoles 17 presentarán su pieza Puerta
al viento, restaurada por tercera ocasión
MERRY MAC MASTERS
Que las pinten todas de rojo, manifestó alguna
vez Mathias Goeritz (1915-1990), artista y creador del concepto la Ruta
de la Amistad México 68, al referirse a las 19 esculturas monumentales
emplazadas a lo largo de 17 kilómetros sobre el Anillo Periférico.
Helen Escobedo, autora de Puerta al viento -en
la estación número 18- tiene otra idea igual de radical:
tupirlas de grafiti.
Ante la crítica situación que vive la ruta
olímpica, la escultora dice tener desde hace un par de años
la intención de fotografiar en transparencias los grafitis más
tupidos y luego tomar las fotos y sobreponerles el grafiti y retomar la
foto para ver cómo se verían las esculturas de la ruta este
año o en 2005 todas cubiertas de grafiti.
''Claro, no se va a hacer -señala Escobedo-. Pero
ha sido una propuesta mía, porque estoy desesperada: no son ni fu
ni fa. Ni es el color original, ni los grafiteros acaban su obra."
Significado del arte urbano
Respecto
de la propuesta de Goeritz, que tenía su lógica al pretender
unir las obras en una especie de ''cordón umbilical", Escobedo de
hecho asumió la responsibilidad de contactar a los autores y tratar
de escoger un color común. El proyecto no se logró por la
falta de decisión de los familiares de los artistas ya fallecidos.
Puerta al viento, sin embargo, ha corrido con más
suerte que la mayoría de las esculturas. Por tercera vez, está
en el proceso de ser restaurada y conservada gracias al apoyo de la Fundación
BBVA Bancomer, que se ha sumado a la labor de preservar el corredor escultórico
emprendida por el Patronato Ruta de la Amistad.
La obra será presentada el 17 de marzo. La restauración
consistirá en reponer las partes de concreto dañadas, la
reparación de las grietas, el reordenamiento del entorno, además
de ser pintada.
La relación de Escobedo con Bancomer no es nueva.
En 1966 el entonces Banco de Comercio de México le comisionó
la escultura Mercurio, su primera obra de gran tamaño, para
un espacio semipúblico en su viejo edificio de Bolívar 38,
Centro Histórico.
En la actualidad, el bronce de cuatro metros de altura
está en proceso de ser restaurado y reubicado en las oficinas de
ese banco en avenida Universidad.
El concepto original de la Ruta de la Amistad era más
grande: ''Era de frontera norte a frontera sur. Las esculturas de tal escala
servirían como punto de descanso con tal vez una gasolinera, un
restaurante, pero eso no se logró. Luego Mathias (Goeritz) quería
que la ruta fuera de un punto de la ciudad a otro y terminara con el Periférico,
que se construía.
Goeritz ya había visto la obra de Helen en la Galería
de Arte Mexicano. Cuando se organizó allí su tercera exposición,
Inés Amor, la dueña, lo llamó y lo invitó a
ver ''lo que está haciendo la joven Escobedo".
El artista le dejó la siguiente nota en el libro
de visitas: ''Helen, ahora sí eres escultora".
Ya con la aprobación del Comité Olímpico,
un día Goeritz la llamó y dijo: ''Vamos a ver si lo que te
dejé en el libro de visitas es cierto. Quiero que hagas una propuesta
de qué harías para la ruta olímpica a más de
15 metros de altura".
Cuando vio la monumental estructura a la que le iban a
colocar el concreto, le impactó esa escultura ''transparente" que
dejaba asomar la parte anterior.
''Fue un momento vital -explica Escobedo- porque me abrió
los ojos a lo que sería el significado del arte urbano: que podía
existir esta obra siempre y cuando no invadiera, no ofendiera, no acaparara,
lo que ahí estaba antes."
Falta de mantenimiento
A las obras no se les dio mantenimientoe y la Ruta de
la Amistad se descuidó, deplora Helen Escobedo: ''Entonces no se
usaba tanto el arte del grafiti, pero palidecieron los colores, se ensució
el entorno, crecieron los árboles.
''Empezaron a agregarle cosas al Periférico (puentes
o la bomba aledaña a la escultura de Israel). No pasaron ni dos
semanas cuando fue robada toda la iluminación de las esculturas."
La primera vez que se restauró Puerta al viento
fue por medio de Luis Ortiz Macedo, quien de casualidad encontró
un ''recado" que Helen había ''grafiteado" en su escultura: ''Si
la vuelven a pintar, los colores originales son verde y azul".
El mensaje incluía su teléfono. De hecho,
restauraron todas las esculturas. ''Si no mal recuerdo, fue Luis quien
vio lo que necesitaban; por ejemplo, perforaciones para que saliera la
humedad que se acumula con la lluvia. Había áreas salitrosas,
casi."
Una segunda reparación, que más bien fue
una repintada, se hizo en 1999.
Los gobiernos vienen, se van, pero sigue sin definirse
cómo conservar la Ruta de la Amistad.
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