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México D.F. Lunes 8 de marzo de 2004
Hoy se presentan investigación y muestra
preparadas por Ofelia Márquez Huitzil
En México también hubo sirenas
MERRY MAC MASTERS
''En el alcázar contaba/ una niña encantadora/
y el verso que encadenaba.../ y decía con voz sonora/ yo soy la
Diosa del Agua.../ La Sirena se embarcó/ en un buque de madera,/
como el viento le faltó,/ no pudo salir a tierra/ y a media mar
se quedó,/ cantando la Petenera.../ La Petenera, señores,/
no hay quien la pueda cantar,/ sólo los marineritos/ ay, la, la,
la.../ sólo los marineritos/ que navegan en la mar/ han oído
a la Sirena,/ la Petenera cantar.''
Su
gusto por las máscaras de Guerrero, cancione de la costa del golfo
de Veracruz y los relatos indígenas de la sierra norte de Puebla
llevó a la pintora Ofelia Márquez Huitzil a estudiar el mito
de la sirena tanto en la cultura occidental como en la mexicana.
Márquez Huitzil presentó los resultados
de esas investigaciones en su tesis para obtener la maestría en
artes plásticas, en la Escuela Nacional de Artes Plásticas,
trabajo que después fue publicada bajo el título de Iconografía
de la sirena mexicana (Dirección General de Culturas Populares,
1991). Por anchas o por mangas, el libro nunca se presentó. Con
motivo del Día Internacional de la Mujer, el volumen se dará
a conocer hoy a las 17:30 horas en la Casa de la Cultura de Ciudad Lago
(avenidas Aeropuerto y Lago Musters, Nezahualcóyotl), donde también
se podrá apreciar la muestra La mujer y la sirena, con obra
de Márquez Huitzil, hasta el 22 de este mes.
Al
hablar de "las sirenas mexicanas", la artista visual señala: ''La
concepción de un ser mítico con torso o cabeza humana y cuerpo
de animal ha existido siempre en todas partes del mundo, si bien en México
no se conocía con la denominación de sirena, sino como ese
ser extraño que coincide con las imágenes que el inconsciente
conforma a partir de los mismos fenómenos de la naturaleza y de
las actitudes que éstos provocan en el ser humano''.
Apunta que la particularidad formal que adquiere la sirena
en México parte, por un lado, de las concepciones antiguas que la
cultura nahua tenía acerca del agua, y por otro, de las atribuciones
que a éstas se daban.
En las máscaras de Guerrero, continúa la
pintora, se fusionan los atributos del pez y la mujer, al lado de otros
seres, ya que la metamorfosis caracteriza esta producción. La sirena,
no obstante, es también buena y mala, es la creación o la
destrucción, es mar de vida o de muerte, como representante de las
aguas propicias o destructoras. Para los nahuas de Guerrero su compañero
es el cocodrilo, otro animal que dentro de esta cultura representa el origen,
en este caso, de la tierra.
La sirena mexicana, indica Márquez Huitzil, se
relaciona con la oscuridad, la soledad, la noche y el ciclo lunar; con
lospozos y con el terror a lo desconocido, pues proviniendo del mar, la
sirena representa lo salado, las fuerzas de la naturaleza que no se pueden
controlar.
Por
su parte, las sirenas indígenas de la sierra norte de Puebla tienen
mucho en común con la universalidad del agua, pues son siempre jóvenes
que dan privilegios a quienes se les aparecen; con ello se relacionan con
la renovación, con el agua que revitaliza. Son muchachas del agua
y dueñas de ella. Por eso son tan poderosas como el agua y, como
las sirenas de todas partes, tienen tabúes o secretos de poder.
Cuando son descubiertas, como en otras partes del mundo, ellas vuelven
a las aguas y nunca más regresan a convivir con los seres humanos.
Como propiciadoras de la buena pesca y como "madres" buenas,
podría suponerse, aventura la autora, que las máscaras y
las tallas en madera de Guerrero tratan de "encarnarlas" y de hacerlas
bailar a través de éstas para propiciar beneficios al hombre,
por medio del control de la naturaleza.
A diferencia de esas sirenas, indica, las veracruzanas
son quizá las más "indefensas", debido en parte a su mestizaje.
Con el descubrimiento de América y el consecuente hallazgo de nuevos
territorios marinos y sus particulares especies -el desconocimiento de
los mares hacía a estos seres míticos poderosos, dueños
de los lugares ocultos- fueron consideradas simples manatíes.
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