México D.F. Domingo 7 de marzo de 2004
Se trata de la segunda parte de la tetralogía
wagneriana El anillo del Nibelungo
Sergio Vela estrena en el FCH La valquiria
Canal 22 trasmite hoy El oro del Rhin, primera
entrega de la saga; se presentó en 2003
ANGEL VARGAS
Grandes expectativas ha provocado entre el público
operómano y la crítica especializada mexicanos la puesta
en escena de La valquiria, segundo título de la tetralogía
wagneriana El anillo del Nibelungo, cuya primera de cuatro funciones
se llevará a cabo el jueves próximo en el Palacio de Bellas
Artes, en el contexto del Festival de México en el Centro Histórico
(FCH).
En conjunto, se trata de un proyecto inédito en
el país, y el interés volcado ahora en el segundo capítulo
de la saga se debe a los grandes alcances logrados hace un año por
la entrega precedente: El oro del Rhin.
El director escénico Sergio Vela, el director orquestal
Guido Maria Guida y un elenco de altos vuelos consumaron en aquella ocasión
un montaje que fue calificado de alucinante, memorable, en plena concordancia
con la esencia de la obra misma.
El
crítico musical Juan Arturo Brennan, con motivo de la puesta, escribió
en La Jornada: "resultó en general escénicamente deslumbrante
y musicalmente coherente, más allá de las inevitables aristas
por pulir y los momentos perfectibles".
La propuesta en términos escénicos, abundó,
"responde a la idea de que un mundo habitado por dioses, sirenas, enanos
y gigantes no puede ser sino teatro, y con mucha fantasía".
Para quienes no pudieron asistir el año pasado
a las presentaciones de la ópera, o para quienes deseen volver a
apreciarla, Canal 22 transmitirá una de esas funciones este domingo,
a las 15 horas.
El reparto estuvo integrado por Stephen West (Wotah),
Jesús Suaste (Donner), Jünger Linn (Alberich) y Barbara Dever
(Frika), entre otros, quienes dieron vida a una propuesta escénica
atemporal, apegada a las formas clásicas de la tragedia griega,
y que se desarrolló en un contundente despliegue técnico
y artístico.
Este primer capítulo es una fantasía épica,
poblada de criaturas sorprendentes y maravillosas. Comienza con el robo
de un fragmento de oro con cualidades mágicas que yace en el fondo
del río Rhin y es custodiado por tres ninfas. Se dice que quien
renuncie al amor y fabrique un anillo con ese mineral se convertirá
en el amo del mundo.
La televisora cultural es la responsable de hacer el registro
documental de cada uno de los cuatro capítulos de la saga mítica
escrita por Richard Wagner, y al igual que lo hizo en 2003 con El oro
del Rhin, este año grabará las función de La
valquiria correspondiente al 11 de marzo, para su posterior transmisión.
Lo anterior da idea de la envergadura de este proyecto
emprendido por el FCH en colaboración con instituciones públicas;
el Instituto Nacional de Bellas Artes y la Universidad Nacional Autónoma
de México, entre ellas. También se ha involucrado la iniciativa
privada, cuya participación es esencial.
Ambiciosa empresa
No sólo se trata de presentar de manera integral
El anillo de Nibelungo, a razón de un título por año,
para culminar en 2006. Los planes trascienden los aspectos meramente escénicos
y está concebido como una empresa más ambiciosa.
Prueba de ello es la intención de llevar los montajes
completos a escenarios extranjeros, una vez concluido el ciclo en México,
así como la serie de conferencias que especialistas han impartido
en torno a esa monumental obra y su autor.
A decir de Sergio Vela, ''El anillo del Nibelungo es
de las poquísimas obras que pretenden ser reflejo de la realidad
entera, de la existencia; es una metáfora del ser.
''Comienza con la creación del mundo, el origen
de la vida, y termina con la destrucción del orden universal, ofreciendo
una opción: el mundo destruido por el poder se redime mediante el
amor.''
Cuando anunció el proyecto, en abril de 2002, el
director escénico explicó que, en la tetralogía, Wagner
sigue el modelo del teatro griego de presentar obras ligadas dramáticamente
para sintetizar una cosmovisión.
El compositor alemán ''abrevó y se nutrió
en fuentes mitológicas, leyendas, sagas y épicas ancestrales.
Es una obra simbólica, arquetípica, que reclama ser reinterpretada
cada vez que se pone en escena, porque es precisamente una metáfora
de la existencia humana, una visión entera del mundo''.
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