Las circunstancias las pone la
vida
Mario Reyes
Braulio tiene 27 años
de edad. Es abogado y está soltero por decisión propia, aunque
no descarta tener un hijo. En el 2000 fue diagnosticado VIH positivo, tres
años después de haber sido atacado sexualmente por varios
individuos, suceso que a nadie comentó. En el lapso que media entre
la agresión y el diagnóstico se practicó en seis ocasiones
la prueba de detección de anticuerpos al VIH, siempre en laboratorios
particulares y con resultado negativo.
"La primera vez que acudí a solicitar ayuda médica
fue a los 20 días de haber sido atacado. El doctor me dijo que se
trataba de una gonorrea. Inicié un tratamiento y las molestias desaparecieron
temporalmente. En 1998 comencé a alejarme de mi novia, pues no sabía
lo que me pasaba y no quería preocuparla ni compartirle mis angustias.
Hoy en día seguimos en contacto, pero no sabe de mi condición
serológica. En los primeros meses del 2000 padecí fiebres
constantes, trastornos estomacales y una extrema pérdida de peso,
por lo que decidí, una vez más, realizarme los exámenes
del VIH. Esta vez fue en la Clínica Especializada Condesa. El resultado
salió positivo. Mi reacción fue el aislamiento. La idea de
la muerte no se separó de mí y la consecuencia de ello fue
la negativa a atenderme. Además, temí que se me catalogara
como gay o marica.
"Tardé dos años en aceptar mi condición.
Sólo el dolor de mi madre y el profundo amor que siempre me demostró
mi familia lograron modificar mi actitud y en 2002 comencé un tratamiento
en un hospital privado. Este proceso de aceptación fue largo. Renuncié
a reconciliarme con mi novia, a formar un núcleo familiar. Fue la
parte más difícil y dolorosa de mi vida personal, pues anhelo
ser padre. Algunos en mi familia pensaron que me había infectado
por ser homosexual. Convencerlos de que la infección por VIH no
está relacionada con la orientación sexual no fue fácil,
pero finalmente lo entendieron. Muchas veces no se trata de cuestiones
personales internas, sino de las circunstancias que te pone la vida. Como
heterosexual es importante hablar abiertamente sobre el VIH/sida, porque
la sociedad debe entender que ser seropositivo no es exclusivo de la gente
gay.
"Desde hace poco más de un año me atiendo
nuevamente en la clínica Condesa. La idea de la muerte la he superado.
Ahora veo que tengo una nueva oportunidad para ser no el mismo, sino mejor,
vuelvo a creer que puedo retomar muchas cosas que había dejado pendientes,
es decir, recuperé la confianza en mí mismo. La etapa de
depresión quedó atrás, aunque por momentos creo que
siempre estará conmigo. Con respecto a tener hijos, a veces llego
a decir que adoptaré uno. Creo que eso le daría luz y brillo
a mis ojos otra vez."