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En el limbo,
becas de la SEP para adolescentes embarazadas
La voz de alerta la dieron ex diputadas y organizaciones
de mujeres: existe un programa federal, con recursos aprobados, para evitar
o reducir la deserción escolar a causa del embarazo de estudiantes.
En los dos años anteriores el presupuesto asignado a dicho programa
no se ejerció, y el de este año parece que correrá
igual suerte.
Antonio Medina
Para una adolescente que estudia secundaria o preparatoria,
un embarazo no planeado regularmente trae como resultado el abandono escolar
por presión social o familiar. Con ello, la adolescente cancela
su proceso educativo y en muchos casos también su futuro. Detrás
de todo este proceso está la decisión de los padres, hermanos,
maestros o el sacerdote. Una vez que nace el bebé, la adolescente
inicia su camino en el aprendizaje de la maternidad y descarta toda posibilidad
inmediata de regresar a la escuela. Al paso de los meses, ya instalada
en el papel de madre --por lo general sin la compañía del
padre de su vástago--, la familia presiona para que la niña-madre
se incorpore al mundo laboral y contribuya al sostenimiento del hogar.
Un porcentaje reducido continuará con sus estudios al cabo del tiempo,
el resto continuará teniendo hijos, al lado de una pareja, si bien
le va. Este panorama tiene similitudes tanto en adolescentes de zonas rurales
como urbanas y no dista mucho de lo que sucede entre clases bajas y medias.
Tal vez las últimas tengan mejores condiciones de vida, pero la
suspensión escolar en ambos casos es un destino común.
Según datos del Sistema Nacional para el Desarrollo
Integral de la Familia (DIF), en México se registran en promedio
2 millones 200 mil nacimientos al año, de los cuales 17 por ciento
son de mujeres menores de 18 años, esto es, alrededor de 375 mil
embarazos adolescentes. Sin embargo, se ha logrado reducir el número
de adolescentes preñadas al año. El Consejo Nacional de Población
(Conapo), en su último informe, señala que en 1975 una de
cada ocho jóvenes era madre antes de los 20 años, en 1992
una de cada 12, y en el 2000 una de cada 14.
Ante esta situación, desde mediados del sexenio
de Ernesto Zedillo se planteó la necesidad de diseñar un
programa de becas para apoyar a las alumnas embarzadas, con el propósito
de que no abandonaran sus estudios. Pero fue hasta el último año
de su sexenio que la Secretaría de Educación Pública
(SEP) presentó dicho programa, el cual fue aprobado un año
más tarde por la Cámara de Diputados, a finales de 2001,
con un presupuesto de 5 millones de pesos, mismos que se ejercerían
en 2002, lo que no sucedió. En 2003 el presupuesto se incrementó
350 por ciento, con 45 millones, y tampoco se ejerció. Para este
año el presupuesto es de 10 millones. No existe una lógica
entre las cantidades que año con año recibió este
proyecto de la SEP, sobre todo si se considera que son recursos no ejercidos.
Organizaciones de mujeres han denunciado que el gobierno
no ha puesto en marcha el programa aprobado para estudiantes embarazadas.
De haberse llevado a cabo, las becas hubieran tenido un monto de entre
650 y mil 630 pesos mensuales, que serían entregados a las adolescentes
durante diez meses. En respuesta a estos señalamientos, el director
de Planeación, Programación y Presupuesto de la SEP, Ramón
Cordero, explicó en agosto de 2003 a diputadas de la anterior legislatura
la "falta de una entidad administrativa que se hiciera cargo de ese programa",
aunque precisó que ya estaban estudiando el mecanismo para "echarlo
andar". Además, el funcionario federal no supo explicar si el dinero
se destinó a otros proyectos o se devolvió a la Secretaría
de Hacienda y Crédito Público (SHCP). Ante la exigua explicación,
las ex legisladoras priistas María Elena Chapa y Concepción
González Molina expresaron su disgusto por la falta de información
sobre el programa de becas, y criticaron el desdén del funcionario.
En tanto, organizaciones civiles han planteado la necesidad de que la actual
legislatura dé seguimiento al incumplimiento de la SEP y exija que
esa Secretaría precise el destino de los recursos asignados para
adolescentes embarazadas.
Problema de competencias
La maestra Janette Góngora Soberanes, presidenta
de la organización Compromiso, Solidaridad y Ayuda Solidaria, A.C.,
explicó a Letra S que los montos no ejercidos o destinados
a otros proyectos no hubieran sido suficientes para otorgarle becas a todas
las adolescentes que estuvieran estudiando en el momento de su embarazo.
Lo que sí se hubiera podido hacer en los dos años anteriores,
precisó, "es un programa de información para la prevención
de embarazos adolescentes, y en los años siguientes la SEP hubiera
podido fortalecer el programa hasta hacerlo verdaderamente operativo".
La especialista en temas de mujeres consideró que el proyecto que
heredó el gobierno de Vicente Fox de su antecesor se diluyó
ante la distribución masiva de la Guía para padres
propuesta por Marta Sahagún, en la que se destacan aspectos moralistas
de la maternidad.
Góngora Soberanes considera que la reticencia del
gobierno federal a poner en marcha este proyecto responde a que el embarazo
está asociado a la salud reproductiva, por lo que, en la lógica
de las instituciones federales, se piensa que la atención corresponde
a la Secretaría de Salud (Ssa) y la SEP se deslinda, "pero el problema
es que la primera institución solamente hace programas a población
abierta, no específicos, y la SEP no quiere asumir programas de
prevención y atención a jóvenes embarazadas".
Un caso emblemático
En 2002 Marypaz, estudiante de la preparatoria
24 de Monclova, Coahuila, fue expulsada en el cuarto mes de su embarazo
por el director del plantel Luis Alfredo Paredes Cortés, quien obligó
a la adolescente a firmar un oficio de "suspensión temporal" con
la amenaza de suspenderla definitivamente si no regresaba a clases una
vez que "diera a luz". Tal acción fue considerada por las diputadas
de la Comisión de Equidad de Género de la pasada legislatura
como un acto violatorio de los derechos humanos de la adolescente, por
lo que solicitaron al director de la preparatoria una explicación.
La respuesta de Paredes Cortés fue que la suspensión se había
dado para proteger a la alumna. Respuesta que fue rechazada por las legisladoras,
para quienes "en aras de la protección, lo que en realidad sucede
es que se está truncando la posibilidad de que la alumna continúe
adelante con sus estudios".
Comentaron también que "en la mayoría de
los embarazos de adolescentes no existe planificación ni deseo del
mismo, pero en algunas ocasiones se puede estar seguro de que los y las
jóvenes podrán asumir una situación de embarazo no
planeado con absoluta responsabilidad, pero para ello es necesaria la comprensión
y apoyo de las instituciones del Estado y de la sociedad".
"Mala onda", recurrir al aborto
Estela, de 37 años de edad y estudiante del cuarto
semestre de enfermería en el Conalep Culhuacán, es madre
de dos adolescentes y un niño de cuatro años. Ella contó
a Letra S que no conoce ningún programa de prevención
dirigido a estudiantes embarazadas. "Por mi propia experiencia --dijo--,
creo que un programa con esas características sí ayudaría
a las muchachas que deseen continuar sus estudios." El deseo de Estela
cuando tuvo a su primer hijo, quien ahora estudia al igual que ella el
nivel bachillerato, fue continuar con la carrera de enfermería,
aunque las circunstancias y dos embarazos posteriores no se lo permitieron.
Por su parte, Andrea, de 18 años, opinó que además
de un programa de apoyo a las chavas que se embarazan, debe existir un
programa específico de información hacia los hombres, "porque
en la desesperación de ellos, cuando saben que su chava está
embarazada, lo único que se les ocurre es el aborto clandestino,
sin tomar en cuenta la salud de nosotras". De 21 años de edad, el
estudiante José Luis afirmó conocer las formas de prevención
del embarazo, aunque reconoció que desde el inicio de su vida sexual,
a los 16 años, nunca las ha utilizado. "A mí sí me
gustaría que nos hablaran más sobre la píldora anticonceptiva
y se mocharan con los condones, pero más importante sería
que nos informaran directamente sobre todas las formas de evitar embarazos,
porque es muy mala onda recurrir al aborto o embarcarte tan joven."
Organizaciones civiles como Consorcio para el Diálogo
Parlamentario, Equidad de Género, Sipam y diputadas de la actual
legislatura, anunciaron que continuarán pugnando para que la SEP
y la SHCP expliquen el destino de los 50 millones de pesos aprobados entre
2002 y 2003 para el programa de becas a jóvenes estudiantes embarazadas,
así como para que este año se ejerzan los 10 millones asignados
a dicho programa. |