México D.F. Jueves 4 de marzo de 2004
Primera función de La valquiria,
el jueves 11, en el Palacio de Bellas Artes
Comienza repliegue de los dioses para ceder el paso
a los hombres
El montaje, dirigido por Sergio Vela, forma parte del
Festival de México en el Centro Histórico Segunda parte
de la saga sobre la tetralogía de Richard Wagner, que concluirá
en 2006
ANGEL VARGAS
La más ambiciosa empresa operística nunca
antes emprendida en México, el montaje integral de la tetralogía
El anillo del Nibelungo, de Richard Wagner, llega este año
a la mitad de su recorrido al montarse su segundo título, La
valquiria, cuya primera función tendrá lugar el jueves
11 en el Palacio de Bellas Artes.
Este
capítulo, en sentido estricto el primero de esa mítica historia,
forma parte del titánico proyecto iniciado en 2003 por el Festival
de México en el Centro Histórico, que tiene como finalidad
presentar la saga completa en 2006, a razón de un título
por año para, a la postre, escenificarla completa.
La propuesta, en términos de concepción
artística, es encabezada por el director escénico mexicano
Sergio Vela, y el músico italiano Guido Maria Guida se encarga de
la dirección concertadora.
El entramado musical y dramático de este episodio
es de una carga emocional y humana aún más intensa que su
antecesora, El oro del Rhin, título que hace las veces de
prólogo a esa tetralogía y con el cual se inauguró
dicho festival el año pasado.
Conceptos a contracorriente
La valquiria es una ópera que pone de manifiesto
las tormentosas relaciones familiares de los personajes y expone toda una
red de enredos amorosos marcados por el incesto y el adulterio.
Esos conceptos van a contracorriente de las ideas de moralidad
de la burguesía decimonónica, época en la que fue
escrita la monumental pieza por Richard Wagner (1813-1833), en búsqueda
de la obra de arte total.
En este título, como en el resto de El anillo
del Nibelungo, el compositor alemán recurrió a los mitos
germánicos para expresar sus preocupaciones y sus opiniones respecto
de temas universales como el poder, la justicia, la riqueza y el amor.
A diferencia de El oro del Rhin, donde las acciones
estaban plagadas exclusivamente de un mosaico de seres fantásticos,
en La valquiria hace su aparición la humanidad, y de manera
paulatina los dioses comienzan a replegarse cediendo sus lugares a los
hombres, aspecto que se verá con mayor énfasis en los dos
títulos pendientes.
De acuerdo con Sergio Vela, en el segundo título
se continúa con el manejo de metáforas que aluden a la oposición
poder-amor y naturaleza-civilización.
Los anteriores elementos ''son irreconciliables hasta
que es resarcido el orden primordial de las cosas, lo que en teoría
dramática se denomina apocatástasis", explica el director
escénico, para quien el mensaje de la obra es: ''El poder destruye
y el amor redime".
Agrega que en el acto inicial de la obra se hace énfasis
por primera vez en metáforas sobre la libertad y la independencia,
así como en el manejo del elemento masculino, como transformador
de la realidad y del femenino como conservador de la misma.
La propuesta escénica del creador mexicano, en
La valquiria, se mantiene dentro de los parámetros de atemporalidad
y abstracción de las acciones.
''Descreo del naturalismo escénico en términos
generales, pero en el caso de la ópera descreo aún más.
''Eso no significa que hago denuesto ni descalifico aproximaciones
de índole sociológica o política concreta.
''Pero sí creo que en El anillo del Nibelungo
hay un sentido ritual similar al de la tragedia griega que es importantísimo
mantener y subrayar para lograr una coherencia" que hile todos los capítulos
de la obra.
Por una lectura más universal
Sergio Vela sostiene que varios de los elementos apuntados
o sugeridos por Wagner mantienen gran validez desde el punto de vista dramático
y, por tanto, se respetan algunos en el planteamiento del montaje, aunque
cuidando de no incurrir en el modelo teatral del siglo XIX.
Pretendemos, abunda, una lectura más universal
de la obra, apegados a esa estructura heredada de las trilogías
de la tragedia griega empleada por el compositor alemán y que, entre
otros elementos, busca subrayar el aspecto de la gestualidad, que en la
puesta en escena se hace mediante el uso de máscaras por los personajes.
Con este planteamiento de alguna manera se confronta la
mayoría de puestas de la tetralogía que se han hecho en los
recientes 30 años en diversos escenarios del mundo, que son de corte
más concreto y menor universalidad, rubrica Vela.
La duración de La valquiria es de cinco
horas, con intermedio, y su costo de producción alcanza 5.5 millones
de pesos, de acuerdo con datos proporcionados por el director del festival,
José Areán.
Las funciones serán en el Palacio de Bellas Artes
el 11 de marzo a las 18 horas, mismo horario de las que se realizarán
el 16 y el 18 del mismo mes. Y el día 14 se presentará a
las 17 horas.
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