México D.F. Domingo 22 de febrero de 2004
LA VIDA (BREVE) EN SAN LAZARO
José Agustín Ortiz Pinchetti
Por una relección acotada
LA INICIATIVA DEL PAN para la relección de diputados ha provocado alguna vibración en el ambiente estancado. En un principio pareció como una "cruzada" de los tres partidos mayoritarios. Pero después aparecieron grandes resistencias por parte de políticos importantes del Revolucionario Institucional. Además, hay un preocupante repudio popular, y la controversia empieza a extenderse a la academia.
EL EX CONSEJERO electoral Alonso Lujambio y el jurista Diego Valadés están en favor de la relección. Otra ex consejera del Instituto Federal Electoral, Jacqueline Peschard, propuso que la relección de los diputados federales y senadores debía extenderse a los legisladores locales para profesionalizar la carrera legislativa. Jorge Carpizo considera la relección de los legisladores como una de las tres reformas imprescindibles (junto con el diseño de un nuevo sistema electoral y la definición de los poderes constitucionales del Presidente de la República). Incluso el famoso politólogo Giovanni Sartori se inclinó por esta reforma, "para tener una democracia eficiente y garantizar la independencia y autonomía del Poder Legislativo".
EL PRESIDENTE FOX aprovechó un foro universitario para apoyar la relección y para vaticinar que sería aprobada. Francisco Valdés, que ha trabajado intensamente el tema, señala que la eliminación de la relección de senadores y diputados en 1932, significó la destrucción de la semilla democrática en México.
A PESAR DE todas estas ilustres opiniones, la verdad es que el pueblo no ve con buenos ojos la relección de los legisladores. Según la encuesta de Mitofsky de enero de 2004, ocho de cada 10 mexicanos está en desacuerdo con la relección. Lo interesante es saber por qué: del sondeo puede deducirse que se consideran a los legisladores como corruptos y fácilmente sustituibles. Además, el concepto de no relección forma parte sólida de la cultura nacional y no admite muchos matices.
TODO ESTO NOS obliga a repasar el tema y a matizar la propuesta para que pueda prosperar. Me atrevo a proponer que la iniciativa sea acotada por lo menos a estos puntos:
1. DEBE REGLAMENTARSE EL cabildeo, prohibir a los legisladores litigar en contra del Estado y traficar con influencias.
2. NO SERIA CONVENIENTE permitir la relección indefinida. Habría que restringirlas a dos o cuando más a tres periodos para los diputados y a sólo dos para los senadores, a fin de impedir la creación de feudos parlamentarios.
3. DE NINGUNA MANERA seríamos los actuales legisladores quienes aprobaríamos la relección para nosotros mismos. Nuestro mandato está restringido por el actual principio de no relección.
4. UNA MEDIDA INTELIGENTE sería reducir el número de senadores y diputados. Las cámaras tienen exceso de legisladores y permiten, paradójicamente, que un pequeño grupo controle la totalidad e imponga sus criterios.
5. LA PROHIBICION DE la relección del Poder Ejecutivo, tanto por lo que toca al Presidente como a los gobernadores, se mantendría intacta y se refozaría. Una "liberalización" sería inoportuna y contraria al arraigado sentimiento popular en contra de la perpetuación en el mando supremo de la República. [email protected]
|