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México D.F. Miércoles 18 de febrero de 2004
Vilma Fuentes
Pregúntame con quién andas
Georges Sebbag -probablemente el último de los surrealistas de los círculos AndréBretónicos, donde el más alejado, a diferencia de nuestra galaxia, termina por ser el más cercano- nos revela en su último libro la historia incógnita del ''amor loco''; el ''amor locura'' y, para colmo ''el místico'', que se sucedieron en la vida de Breton frente a las mujeres.
André Breton L'Amour-Folie es el título de este impecable volumen del editor Jean Michel Place, especialista en la publicación de obras surrealistas -y sólo Dios sabe la dificultad que presentan algunas de ellas, verdaderos rompecabezas-objetos.
Al abrir este libro de Sebbag nos espera una sorpresa. Porque inclusive si nos la acaban de anunciar, descubrimos numerosas fotografías inéditas provenientes de diversas colecciones privadas a las que Georges Sebbag tuvo acceso y, sobre todo, obtuvo la autorización de reproducirlas. Estas fotos dan a la obra el precioso carácter de un testimonio irremplazable. Pero lo más fascinante es quizás, al final del libro, la publicación de una larga entrevista con Suzanne Musard, hasta ahora inédita, obtenida por Georges y Monique Sebbag, en julio de 1988.
Si Sebbag concluye el libro con la relación de Breton y Musard, sin ir más lejos -a su matrimonio con Elisa, la última de las mujeres de su vida-, nos evoca los otros ''encuentros'' mágicoamorosos del fundador del surrealismo: Simone, Lise, Nadja, Suzanne. Cabe recordar -y de ahí la importancia de estos amores- que Breton consideraba la escritura como algo vivido y no como una invención novelesca.
Son estos encuentros, reales, vívidos y vividos los que Sebbag nos revela. André Breton, antes de encontrar a Jacqueline Lamba y al amor loco, conoció el amor-locura: su matrimonio en 1921 con Simone Khan, con quien se cruzó en el jardín del Luxemburgo.
Su obsesión por Lise Deharme, aparición milagrosa en la oficina de investigaciones surrealistas; su encuentro con Nadja Delcourt, ''el alma errante'', en la calle La Fayette en octubre de 1926; y el amor a primera vista por Suzanne Muzard en noviembre de 1927, una joven nacida en Aubervilliers que el filósofo Emmanuel Berl -amigo de Proust- descubrió en un burdel.
Así, de encantamiento en encantamiento, a la manera miliunochesca, Sebbag despliega las secuencias más inesperadas del Eros surrealista, en las cuales se cruzan Brel, Drieu de la Rochelle, Aragon, Malraux y el testimonio inédito de Suzanne Muzard.
Nacida en 1900, Suzanne tiene así 88 años cuando revela recuerdos secretos de manera espontánea, natural, con acentos sinceros, a las dos personas que la visitan, las cuales poseen sin duda una cualidad de oyentes particular para obtener tales confidencias.
Por fortuna tuvieron la buena idea de grabar esa larga conversación, lo que nos da hoy un documento crudo, un testimonio sin arreglos ni literatura. En suma, a la inversa de tantos testimonios que rescriben la historia acomodando los hechos según las fantasías del memorialista, Suzanne Muzard da la impresión de no mentir demasiado, inclusive si no se retiene para nada en sus juicios y opiniones sobre los otros, a quienes conoció tan de cerca, tan íntimamente.
Hay una edad en que cualquier mentira parece por completo inútil, pero Suzanne no puede impedirse de arañar de paso a quienes ella llama ''los pequeños surrealistas'' o ''este c... de Berl'' ''ce p... de Malraux''. Así, nos enteramos cómo éste, por ejemplo, la incitó a fumar opio, cómo Aragon era pederasta, Berl de extrema derecha, y toda la confidencia con una franqueza sin pudores falsos, fórmulas que recuerdan el lenguaje corrosivo de las grandes actrices del cine anterior a la Segunda Guerra Mundial, capaces, como la inimitable Arlety, de lanzar a la cara de sus interlocutores las réplicas asesinas -y sublimes- tal como las inventaba, de manera genial, Jacques Prevert.
Es posible que Georges Sebbag sienta una aguda añoranza por esta época a la cual ha consagrado ya varias obras. Al contrario, la época contemporánea, la que vivimos, le inspira meditaciones más pesimistas. En un excelente libro que acaba de aparecer en la editorial Sens-Tonka, con el título Le Génie du troupeau, Sebbag desarrolla análisis profundos y novedosos sobre los peligros que amenazan nuestra época. Y no son las mujeres. Al revés, quizá lo quiera Dios.
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