México D.F. Miércoles 18 de febrero de 2004
Néstor Bravo Pérez
De paso
En el arte contemporáneo se pretende establecer una relación más estrecha con la sociedad, es decir, se ha acentuado la preocupación de los artistas por encontrar estrategias adecuadas para acercarse a la población que observa y se vincula con sus obras.
Las formas de producir este tipo de arte han sido múltiples y al respecto se han planteado propuestas alrededor de problemáticas generadas en las grandes ciudades, con trabajos que tienen un espíritu público y abierto.
En algún momento, la preocupación de los artistas involucrados por el ámbito urbano los ha llevado a revisar el carácter habitacional de la urbe mostrando la diversidad de realidades a las que nos enfrentamos a diario en la calle, mostrando sus carencias y, desde sus reflexiones, proponer una estrategia de recuperación.
El paisaje de la ciudad está cargado de signos que le dan, en su diversidad, una significación. Su crecimiento ha sido caótico y en ese proceso se ha convertido en una mancha enorme que se desborda en su periferia, conformando uno de los elementos que en nuestros días caracteriza con mucha claridad el paisaje urbano.
La dimensión de nuestra ciudad ha promovido la construcción de espacios que son un lugar común y que curiosamente promueven el anonimato. La inmensidad y la paradoja del hacinamiento. La ciudad se mira también como la aglomeración de tiempos en una infinidad de acontecimientos que se suscitan de continuo; la permanencia del pasado a diferentes niveles, en su arquitectura y en sus costumbres. La ciudad de México es, huelga decirlo, una multiplicidad de historias, sobreposición de tiempos en un mismo espacio.
Sin embargo, a pesar de que la mancha urbana se ha expandido tendemos a concentrarnos en un punto; tenemos la propensión de orientarnos hacia el centro. Desde siempre hemos manifestado nuestras inconformidades y apoyos en la Plaza Mayor. Los chilangos buscamos un punto de encuentro que, en la sobremodernidad actual, diría Marc Augé, se localiza, la dispersión.
Estamos en un momento en el que nuestra ubicación en el mundo y la manera en la que nos allegamos recursos para habitar territorios, ha perdido posibilidades.
Actualmente se ha generado una propuesta para hacer del Centro Histórico un espacio diferente, que permita, desde varias perspectivas, incluyendo la artística, una convivencia más armónica. ƑQué supone esto? ƑLa reubicación de la población de esa zona?
En principio se han adoptado una serie de proyectos que involucran a las artes plásticas y que en cierta medida tendrían como uno de sus fines hacer más habitable el primer cuadro de la ciudad. Las propuestas son de diverso calibre y con perspectivas estéticas que en algún momento plantean, mediante la creación de espacios para la producción artística, la recuperación de algunos sitios que habían estado deshabitados y así poder darles vida.
En la calle de Esperanza número 8, en el Centro Histórico, había un hotel de paso, el Señorial. A partir de la segunda semana de marzo éste se convertirá en un espacio para la producción artística; los cuartos serán utilizados como estudios o talleres, y se rentarán.
El proyecto se inauguró el sábado 14 con la intervención que hicieron varios artistas, la mayoría de ellos jóvenes, a las habitaciones del hotel, tratando de establecer una relación entre el espacio físico y su perspectiva estética personal.
Resulta curioso que se haya elegido la intervención de un hotel, particularmente uno de paso. Lo digo porque me parece que en nuestra ciudad estos lugares tienen un rasgo muy cercano a un campo de exiliados, donde la corporeidad es un territorio habitado de manera breve, efímera. La historia de los hoteles es la historia de la clandestinidad, del anonimato, de alguna manera es la posibilidad de ubicarse, con cierta seguridad, en lo prohibido. Hacer de este territorio un espacio público me parece, por lo menos, curioso.
En la mayoría de los casos, el trabajo realizado por los artistas trataba de mostrar o ilustrar las actividades sexuales que se desarrollan en las habitaciones, la manera como se ejercita la sexualidad y los artilugios a los que se apela para estos fines.
En muchas de las obras que se mostraban en el Señorial había un acercamiento que pretendía ser antropológico, pero sólo acentuaba el carácter físico del lugar.
|