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México D.F. Miércoles 18 de febrero de 2004

Alejandro Nadal

Los bancos no son plantaciones

En el estado de Georgia, en Estados Unidos, hay una región conocida como el cinturón de las plantaciones. En esa faja de territorio se ubicaban las plantaciones de algodón más importantes antes de la Guerra Civil de 1860-65, y también se localizaba una fuerte concentración de esclavos. Hoy todavía se encuentran los vestigios de la economía de plantaciones en los altos y persistentes niveles de pobreza debido a la marca que dejaron las fincas y su modo de producción esclavista en la zona.

Los análisis de la expansión de la pobreza en ese territorio y del funcionamiento de la economía de las plantaciones invitan a pensar en el sector bancario mexicano. Desde luego, la plácida espera de una rentabilidad sin demasiados riesgos es el elemento común. Los números hablan con mucha claridad.

Entre 2002 y 2003, las utilidades netas de los bancos aumentaron más de 37 por ciento, pasando de 15 mil 786 millones de pesos a 21 mil 778 millones. Pero los datos de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) revelan que la cartera de crédito total en el periodo 2001-2003 apenas pasó de 962 a 964 mil millones de pesos corrientes. En términos reales el crédito cayó.

En realidad, las cosas están peor. La CNBV incluye en la cartera vigente los llamados créditos al Fobaproa o el IPAB. Si se excluye ese monto, que en rigor no es un crédito, la cartera vigente habría pasado de 750 a 758 mil millones de pesos entre 2001 y 2003. Un volumen raquítico para una economía del tamaño de la de México.

La mayor parte del magro aumento nominal en el crédito vigente proviene de crédito al consumo, que creció de 84 a 98 mil millones de pesos en el periodo. En cambio, el "crédito comercial" o el de "vivienda" mantienen el nivel de hace dos años. O sea que los bancos no prestan a la industria, a menos de que se trate de grupos corporativos triple A. Los demás se las tienen que arreglar como puedan: que pidan crédito a sus proveedores y les rueguen que tengan paciencia cuando regresen a cobrar.

ƑPor qué aumentan las utilidades si el crédito se reduce? Todo indica que los pagarés del Fobaproa y la adquisición de instrumentos de la deuda pública interna son la fuente clave de las utilidades de los bancos. El otro venero de rentabilidad está en los altos márgenes de intermediación (diferencia entre tasas activas y pasivas) que alcanzan hasta 15 puntos porcentuales en algunos casos. Finalmente, el cobro de todo tipo de servicios también genera jugosas utilidades para los bancos. Casi hasta por pedir su saldo, los ahorradores tienen que pagar. En las plantaciones se pagaba hasta por respirar.

Se suponía que la liberalización financiera permitiría una mejor conexión entre las variables macroeconómicas (ahorro e inversión) y las finanzas. Esto se debería a la mayor eficiencia de los bancos para ajustar la relación entre intenciones de ahorro y necesidades de inversión. La ideología de la liberalización financiera hace hincapié en el supuesto de que los bancos poseen mejor información que los ahorradores para evaluar la rentabilidad y los riesgos de los proyectos de inversión. Eso debería permitir que la intermediación financiera fuera un motor de crecimiento. Pero en México el sector bancario no está cumpliendo esas funciones. Con su rentabilidad asegurada, los bancos asumen la lógica rentista del dueño de plantaciones.

La presencia de los bancos extranjeros no altera las cosas. Inicialmente el Tratado de Libre Comercio protegió a los banqueros de la competencia extranjera, pero la crisis de 1994 y la necesidad de recapitalizar los bancos barrieron con las restricciones. Hoy más de 90 por ciento de los activos de la banca está en manos de instituciones extranjeras.

Se dice que con los bancos extranjeros la competencia aumenta, la calidad del servicio mejora y caen las tasas de interés. Pero en México la estructura oligopólica del sector no permitió más competencia y la calidad del servicio empeoró por el despido masivo de empleados bancarios (más de 21 mil fueron despedidos entre 1994 y 1998). La reducción en tasas de interés depende, entre otras cosas, de la política macroeconómica. Por ejemplo, si hay esterilización, como en el caso mexicano, la tasa de interés se mantiene alta y repercute en el costo del crédito.

Hoy el gobierno se apresta a autorizar la compraventa de 40 por ciento del capital social del Grupo Financiero BBVA Bancomer y prepara otra gran evasión de impuestos. Pero lo que procede es redefinir el marco regulatorio del sector bancario y quitarle ese aire de plantación que marca su desempeño. Los habitantes de este país no son los esclavos de esas plantaciones en las que se han convertido los bancos.

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