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México D.F. Miércoles 18 de febrero de 2004
Crece el sentimiento antiestadunidense, señalan
especialistas en el foro de Casa Lamm
Frenar el avance de las trasnacionales, principal reto
de organizaciones sociales
PATRICIA MUÑOZ RIOS
Para detener el avance de las trasnacionales en el mundo
es preciso que las organizaciones sociales pasen de las declaratorias a
las acciones concretas, que vayan desde la movilización hasta la
resistencia civil, se planteó en el Foro Social Mundial de Mumbay,
India, según señalaron ayer Luis Hernández Navarro,
editorialista de La Jornada; Antonio Villalba, del Frente Auténtico
del Trabajo (FAT); Guillermo Rodríguez, dirigente del Movimiento
Urbano Popular, y el jesuita Alfredo Cepeda.
Los
analistas, durante su participación en el foro organizado por Casa
Lamm y La Jornada, coincidieron en que cada vez crece más
el descontento social en el mundo, así como la organización
social de los sectores excluidos. También se ha incrementado en
todo el mundo el sentimiento antiestadunidense, por las acciones que ha
llevado a cabo ese gobierno.
Al analizar lo que aconteció en el Foro de Mumbay,
Luis Hernández Navarro apuntó que aun cuando en este acto
no se llegó a conclusiones o llamamientos, se abrió un amplio
debate cuando la autora del libro El Dios de las pequeñas cosas,
Arundhati Roy, señaló que es necesario que los foros sociales
mundiales pasen del análisis de la situación a tomar acciones,
es decir, movilizarse para evitar que estos escenarios se conviertan sólo
en un "teatro", ya sea mediante actos de desobediencia civil o bien de
resistencia.
Para ello, dijo, sería preciso sistematizar más
los debates, organizar acuerdos en ese mar de discusiones y, sobre todo,
incentivar la participación de los grupos más oprimidos del
planeta, porque sin la opinión de ellos cualquier discusión
contra la globalización, contra las acciones de las superpotencias
mundiales o la depredación económica que provocan las trasnacionales
no tendrían ningún sentido.
Hernández Navarro apuntó que en estos foros
ya se puede palpar que ha crecido en forma impresionante el sentimiento
antiestadunidense en el mundo.
Por su parte, Antonio Villalba, secretario del exterior
del FAT, señaló que un fenómeno social que está
teniendo lugar en el mundo es que cada vez más los países
con mayor pobreza se están movilizando contra las determinaciones
de potencias como Estados Unidos. Por ejemplo, las organizaciones sociales
de América Latina no han dejado que avance el Area de Libre Comercio
de las Américas (ALCA); en Cancún, se le ataron las manos
a la Organización Mundial de Comercio, y tampoco ha prosperado,
como lo quisiera la administración de George W. Bush, el Plan Puebla-Panamá.
Sin embargo, apuntó, es preciso que participen
fuertemente en esta lucha las organizaciones sindicales democráticas
de la región. Añadió que falta sensibilización
sobre el papel relevante que deben tener los trabajadores para frenar a
las trasnacionales, cuyas acciones nos llevan la delantera "años
luz" para mantener la hegemonía económica del mundo.
Alfredo Cepeda, jesuita que trabaja con los pueblos indígenas
de la sierra Norte de Veracruz, indicó que el foro de Mumbay, que
congregó a más de 100 mil personas y donde los contingentes
formaban filas de kilómetros y sesionaban en cerca de 120 salones
hechos con bambú, se distinguió por un lenguaje abrumador
de denuncia. Desde su punto de vista, el gran reto de los próximos
foros será que la resistencia antiviolencia no se atrofie, que se
pueda pasar de las intenciones a las acciones consensuadas y que se llegue
a las agendas operativas para ganar lo que se proclama a escala global.
En su oportunidad, Guillermo Rodríguez, dirigente
del Movimiento Urbano Popular, señaló que la Alianza Internacional
de los Habitantes se comprometió a impulsar tres campañas
mundiales: "Desalojos cero", "Producción social del hábitat"
y "Presupuesto participativo".
El de "Desalojos cero" tiene por objetivo frenar al capital
inmobiliario internacional que desaloja y expulsa a los pueblos de sus
territorios para edificar complejos corporativos, hoteles, campos de golf,
presas, autopistas, así como enfrentar la problemática de
que la guerra produce millones de refugiados en el mundo.
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