LETRA S
Febrero 5 de 2004
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Crónica Sero

Joaquín Hurtado

Alguien está labrando mi faz de modo inexorable, impaciente, despiadado. Dice mi médico que esta máscara de Bela Lugosi es obra de la lipodistrofia asociada al uso de los antirretrovirales. O a la acción viral de un monstruo dormido en los recovecos más inescrutables de mis agotadas células. El caso es que me veo y me acuerdo del rostro postrero de quienes ya se fueron. Me reencuentro con la horrenda uniformidad de una cara obsequiada a los antiguos navegantes de la misma góndola.

A la delgadez inhumana, de venas saltonas cual serpientes verdeazules de mi cuerpo, se suma esta cara surcada de filos, cañadas y despeñaderos. Como si un diseñador malvado urdiera un plan para marcarnos sólo por pertenecer al séquito sobreviviente del desastre. Como si el virus, al verse saboteado por las nuevas terapias, ahora siguiera una estrategia alterna y macabra: secarnos el rostro hasta doblarnos el amor propio.

Me veo en el espejo y desde allí me gritan ¡ya no eres del reino de los vivos! Ya no hay escapatoria. En la oficina, en la calle, en el banco, en el súper, en el ligue, y no se diga cuando me encuentro viejos conocidos escucho invariablemente la misma exclamación entre alarmada y humillante: ¡oye, qué te pasa, estás reteflaco! Loca Solidaria me dio un consejo desde su negro y saludable humor: diles que no les crees, que por el contrario tú te sientes superobeso, pasadísimo de kilos; que vas a redoblar vomitona y dietas.

Así lo hice ayer. En la merienda de mi sobrina se me acercó una insoportable amiga de la familia. Después de su dardo envenenado le solté como respuesta la frasecita de Loca Solidaria. La arpía se me quedó viendo pasmada, desarmada, y no tuvo más salida que soltar una carcajada inocua. Siguió el show y la merienda con hamburguesa macdonald que ni siquiera probé. Créanlo: estoy a dieta.

Con mis cincuenta kilos de masa corporal el nutriólogo me ha restringido grasas y calorías. Yo rezongué al ver el menú de lechugas, queso light y carnes magras que me dio junto con mis resultados de química sanguínea. El laboratorio no miente. Carga viral indetectable, cuenta CD4 más de 500. Pero los lípidos desbocados, al alza. Los malditos. Colesterol a trescientos, triglicéridos casi quinientos. Quienes de esto saben entenderán lo mal que pinta mi mantecosa sangre.

¿Olvidarme de mis moles, machacas, chicharrones, tacos, cochinitas, tamales, pucheros de gallina o res o pancita? Qué ironía: soy un famélico flaco que tiene prohibido comer lo que quiera y cuanto le quepa. El refri lleno y yo muriendo sin derecho a la cocina grasosita de mi ingobernable gula. Qué tragedia.