México D.F. Domingo 1 de febrero de 2004
Afirma Beauregard que se diseña estrategia
para que el canje se realice este año
Planea el IPAB cambiar pagarés del Fobaproa
sin aval del Congreso
Se encapsularían las operaciones dudosas
para su posterior revisión, afirma el funcionario
ROBERTO GONZALEZ AMADOR
El Instituto para la Protección al Ahorro Bancario
(IPAB) comenzó a trabajar en el diseño de una "estrategia"
para realizar "este mismo año" el intercambio de los cuestionados
pagarés emitidos por el Fondo Bancario de Protección al Ahorro
(Fobaproa) sin la realización de las auditorías exigidas
por el Congreso, informó el secretario ejecutivo de ese organismo,
Mario Alberto Beauregard Alvarez, en una posición que se inclina
en favor de los banqueros que rechazan la revisión.
"Se están viendo diferentes estrategias para poder
llegar a hacer el intercambio, a pesar de que aún haya operaciones
observadas" por la Auditoría Superior de la Federación (ASF),
el órgano de fiscalización del Congreso, declaró Beauregard
Alvarez durante una reunión con reporteros de la que expresamente
solicitó al área de prensa del IPAB que fuera excluida La
Jornada.
Según la versión mecanográfica del
encuentro, difundida por el área de comunicación social del
IPAB, el secretario ejecutivo del organismo anunció: "Los abogados
están trabajando en un mecanismo para encapsular esas observaciones
(se refiere a las operaciones del Fobaproa que la ASF considera que deben
ser revisadas) para poder hacer el intercambio".
El objetivo de esta estrategia, dijo, "es hacer el intercambio"
de los pagarés que emitió el Fobaproa sin el aval del Congreso,
por otros títulos con la garantía del IPAB.
"Lo
que no queremos es que llegue el vencimiento de estos instrumentos (los
títulos Fobaproa, que vencen en 2005) sin haber hecho el intercambio
porque ahí nos enfrentamos a un riesgo muy importante: que el gobierno
tenga que presupuestar, en el paquete económico para 2005, los vencimientos
de esos títulos" que tienen un valor bruto de 219 mil millones de
pesos.
Durante el rescate bancario emprendido por el gobierno
del entonces presidente Ernesto Zedillo después de la devaluación
de diciembre de 1994 las instituciones de crédito recibieron pagarés
del Estado emitidos por el Fobaproa que se integraron a los activos de
los bancos, con lo que éstos evitaron la quiebra. Esos títulos,
que implican deuda pública, no fueron avalados por el Congreso,
entidad que debe autorizar toda operación de contratación
de deuda pública.
Los pagarés comenzarán a vencer en 2005
y en caso de no ser intercambiados por otros papeles avalados por el IPAB
el gobierno se vería forzado a solicitar al Poder Legislativo presupuesto
para pagarlos, lo que desde ahora parece imposible en un Congreso donde
el gobierno no tiene mayoría, con el consiguiente riesgo para la
calificación financiera de los bancos.
Los cuatro bancos que recibieron pagarés Fobaproa
(Banamex, Bancomer, Banorte y Bital, ahora HSBC) se niegan a someterse
a una auditoría, condición que estipula el artículo
quinto de la Ley de Protección al Ahorro Bancario, para que pueda
ser realizado el intercambio. La ASF considera que varias de esas operaciones
de apoyo a los banqueros fueron irregulares al apartarse de la normatividad,
por lo que ha pedido que se haga la revisión, a la que se oponen
los banqueros.
La forma en que el actual gobierno, que ha mostrado abiertamente
su inclinación por la posición de los banqueros (el actual
secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz, quien propuso a Beauregard
Alvarez como principal directivo del IPAB, trabajó para Banamex),
es que se realice el intercambio aun cuando haya operaciones posiblemente
irregulares.
Como dijo Beauregard Alvarez durante la reunión
con la prensa, de la que pidió se excluyera a La Jornada:
"el objetivo es hacer el intercambio este año". Las operaciones
en donde pudo haber irregularidades serían encapsuladas para
que se pueda realizar el intercambio total y luego revisar los casos en
que haya dudas. Este tipo de movimiento no está previsto en la Ley
de Protección al Ahorro Bancario.
Pláticas para sensibilizar a bancos
Beauregard Alvarez, quien llegó a la secretaría
ejecutiva del IPAB hace dos meses después de ocupar la representación
de México ante el Fondo Monetario Internacional, también
dio a conocer que ha iniciado "pláticas informales" con los cuatro
bancos que se oponen a la revisión para "sensibilizarlos de la necesidad
de que se lleven a cabo las auditorías".
Según
el funcionario, para realizar la auditoría "requerimos del consentimiento
de los bancos, no lo podemos hacer a la fuerza". Esta posición es
diferente de la que mantuvo hasta noviembre pasado Julio César Méndez,
anterior secretario ejecutivo del IPAB, quien sostuvo en todo momento que
si los bancos querían hacer el intercambio de los pagarés
Fobaproa -que no tienen aval del Congreso- por los títulos del IPAB,
debían someterse a las revisiones, como lo señala la legislación
al respecto.
Beauregard Alvarez informó que no es posible en
este momento establecer una fecha para sentarse a platicar formalmente
con los representantes de los cuatro bancos señalados de haber recibido
apoyos irregulares durante el rescate financiero de 1995.
"No puedo hablar de fechas. Lo que sí puedo decir
es que estamos trabajando para que sea lo más rápido posible
pero que sea un buen producto. Al final de cuentas nuestro objetivo es
llevar a cabo el intercambio, que sea uno bueno, que finalmente este capítulo
se cierre y que nos quede a todos muy claro lo que se está haciendo".
Mario Beauregard Alvarez admitió que el tema del
rescate de los bancos -que ha costado a los contribuyentes más de
280 mil millones de pesos en los últimos nueve años- está
demasiado politizado. "Yo creo que un punto importante para despolitizar
el tema es dar información, explicar lo que hacemos y cómo
lo hacemos, de la manera más sencilla".
Una oferta que cae por su propio peso. Al mismo tiempo
que ofrecía dar información, ordenaba cerrar la puerta a
la prensa. Roberto Barrera, vocero del IPAB, informó telefónicamente
que fue el propio Mario Beauregard Alvarez quien le ordenó expresamente
no invitar a La Jornada a la charla que tuvo con algunos reporteros.
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