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México D.F. Domingo 1 de febrero de 2004
Residentes de Zinacantán acusan al alcalde
perredista de amenazarlos de muerte
Autoridades del PRD quitaron acceso al servicio de
agua a bases del EZLN
Un centenar de familias están sin el líquido
desde noviembre; culpan a Fox de lo que pase
HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO
Elambo Alto, Chis., 31 de enero. Las bases de apoyo
zapatistas de cuatro comunidades de Zinacantán siguen sin agua después
de varias semanas de haberlo denunciado. Miembros del Partido de la Revolución
Democrática, que gobierna el municipio, los despojaron del líquido,
luego de amenazarlos de muerte. "Al gobierno no le importa darnos ninguna
solución", dicen, y responzabilizan al presidente Vicente Fox "de
lo que pueda pasar".
Hay un Zinacantán panorámico, visto desde
la carretera Panamericana entre la capital del estado y el valle de Jovel.
Y un Zinacantán sediento que se niega a ver el gobierno municipal
constitucional y el del estado. Más de un centenar de familias tzotziles,
que tienen en común ser bases de apoyo del Ejército Zapatista
de Liberación Nacional (EZLN), fueron privadas del suministro de
agua desde los primeros días de noviembre por campesinos perredistas
con el respaldo, al menos tácito, del alcalde Martín Sánchez
Hernández, también del partido del sol azteca. Tres meses
después, los indígenas siguen sin agua ni solución.
"Tenemos paciencia, pero no nos vamos a quedar callados",
dice el representante de Elambó Alto, una de las cuatro comunidades
afectadas, en las afueras de la clínica autónoma. Se encuentran
reunidos alrededor de 30 hombres; algunos visten el vistoso chuj zinacanteco,
con grandes flores sobre fondo malva. "Sabemos que en el gobierno no les
gusta que estamos en resistencia, pero ni modo. Somos zapatistas desde
1994 y nunca nos pusimos contra nuestros hermanos. Quién sabe por
qué ahora nos agreden y echan mentira de nosotros para perjudicarnos".
Señala un dato curioso: "los del PRI no se meten,
están en paz, porque no están en el poder. Los que nos atacan
son del PRD, que son del gobierno".
Desde que en diciembre la junta de buen gobierno (JBG)
"Corazón céntrico de los zapatistas delante del mundo" de
Oventic se dirigió al edil zinacanteco para resolver esa injusticia,
éste ha sostenido que es un problema menor, "que se arregla fácil",
y así no lo resuelve. El mismo Sánchez Hernández estuvo
presente en Jechvó a principios de enero, cuando los perredistas
arrebataron su manantial a las 40 familias zapatistas de dicha comunidad.
Resulta difícil deslindarlo de los hechos. "No tiene capacidad",
dice hoy, benignamente, el representante zapatista.
El
6 de enero, la JBG denunció públicamente que los perredistas
arrebataron los suministros de agua a las bases de apoyo del EZLN en Elambó
Alto, San Isidro, Jechvó y Elambó Bajo, y el presidente municipal
se niega a cumplir con sus funciones. Ya pasó otro mes. "La denuncia
detuvo las agresiones, pero no resolvió el problema", dicen los
afectados. "Ahora tenemos que cargar ánforas de 20 litros por tres
o cuatro kilómetros, a mecapal, diario. No alcanza pa'l nixtamal,
ni pa' bañarnos. Sin ésa, no tenemos agua qué tomar".
En una casa de San Isidro pueden verse amontonados los
siete tinacos Rotoplast de 250 litros que fueron arrebatados a las familias
zapatistas (y el líquido que contenía fue derramado). Allí
están, a la vista, en el predio de un particular. "Se siente como
que no pasa nada, pero no hay paz. El gobierno constitucional nada más
esconde el problema".
En Elambó Bajo, las mangueras que llevan agua a
las casas se encuentran, una a una, metódicamente cortadas y anudadas
con mecate. "Tenemos prohibido conectarlas; si lo hacemos dijeron que van
a chingarnos", comenta un indígena que me conduce a la parte posterior
de su casa en la ladera. Cerca del centro de la comunidad se encuentra
una cisterna, de la que salen dos tomas. Una debía dar suministro
a un barrio que es zapatista, pero la taparon, cerraron con candado la
compuerta y llenaron con piedras su interior, de manera que no puedan meterse
las manos para reparar el bloqueo.
Algo tan simple como "cerrar la llave" alteró profundamente
la vida de centenares de indígenas. La serranía de ocotes
y oyameles "es tierra seca, casi estéril, aquí no hay riego,
sólo lluvia", dice el representante en Elambó Alto, que se
localiza literalmente a espaldas del Zinacantán, poblado de invernaderos
para las flores que adornan las ciudades y panteones de la región;
el Zinacantán urbanizado, pavimentado, con sistemas de riego. Aquí
los campesinos con trabajos sacan milpa de las piedras; leña no
falta, pero no hay mucho qué calentar en los comales y las ollas.
Aquí, el dinero es una especie rara y en constante peligro de extinción.
Los zapatistas son acusados de negarse a participar en
actividades comunitarias. "Es falso", dicen. Y explican: "estamos dispuestos
a participar en el patronato de educación, el del agua, en los trabajos
de la comunidad. De lo que nos quieren obligar es a trabajar con el gobierno
del municipio, y eso no lo hacemos porque estamos en resistencia. No nos
dan derecho de participar en el patronato del agua, que fue el que mandó
cortar las mangueras".
Los zapatistas de Zinacantán piden "solución
definitiva y agua". (Los perredistas) "tienen que dar fin a su ataque y
que nos dejen en paz". De Sánchez Hernández dicen: "en su
calidad de autoridad constitucional está obligado a mandar a su
gente a que componga los tubos y devuelva su manatial a los compañeros
de Jechvó".
En estas tierras de Tzotz'le, como llamaban "más
antes" a Zinacantán, las comunidades y familias que optaron por
la resistencia zapatista dan por cierto lecciones de tolerancia religiosa
y política que, tratándose de Los Altos, adquieren un carácter
ejemplar. "Unos somos católicos, y otros 'religión' (en referencia
a las denominaciones protestantes que proliferan acá), pero con
nosotros no importa, somos todos iguales y nuestra lucha es otra".
Próximos al Cerro Grande de Zinacantán,
el Mujtawitz, estos pueblos también conocen y respetan los otros
dos cerros de importancia, el Tzitzalwitz ("donde están las cruces",
me informan) y el Muchulwitz. Autodenominados "hombres murciélago",
ahora sólo piden agua, "porque sin ella no tenemos vida, y nos deben
dejar vivir".
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